La Serie de Lenguaje Moderno del Librero Heath - Mariucha by Benito Pérez Galdós - HTML preview

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MARÍA.

Usted,

la

amable

dueña

de la

casa, la

opulentaanfitrionisa...

ESCENA X

Los mismos; CORRAL, presuroso, por el fondo.

CORRAL. Señor Marqués, señoras...

FILOMENA. ( Alarmada, se levanta. ) ¿Qué noticias,620Corral?

MARÍA. ¿Viene mi hermano?

CORRAL. Ya está en Agramante... Le vi en la estación.Salieron a recibirle el Alcalde, el Coronel de lazona, el Juez municipal y el Contratista de la traída de625aguas... Al instante vendrá. ¿Y el señor Marqués?( Hace reverencia a Teodolinda. )

FILOMENA. ( A María. ) Ve, hija: dale prisa...( Vase María por la derecha. )

CORRAL. ( A Filomena. ) Debo anticipar a usted que630Cesáreo sólo estará en Agramante algunas horas. Estatarde tomará el tren mixto para llegar a Santamar, lacapital de la provincia, antes que salga de allí el Ministrode la Gobernación, que ha ido a inaugurar el nuevoPresidio.635

ESCENA XI

Los mismos; DON PEDRO; tras él, MARÍA.

DON PEDRO. Ya sé... ya me ha enterado María...( A Teodolinda muy cortés. ) Señora mía, crea usted queme confunde el honor que hace a esta humilde casa...

TEODOLINDA. La casa y familia, dignas son de todoslos honores. La casa es un soberbio palacio. Al venir640aquí, he admirado por tercera vez la hermosa fachadaplateresca. ¡Qué maravilla, señor Marqués!

FILOMENA. ( Con tristeza. ) Esa maravilla y otras¡ay! fueron nuestras.

DON PEDRO. Cuando Dios quería...645

TEODOLINDA. ¡Y quién sabe si volverán, cuandomenos se piense, a su primitivo, a su ilustre dueño!

DON PEDRO. ¡Quién sabe...! Cesáreo tal vez, siadquiere, como yo espero y él merece, una elevada posiciónen la política...650

TEODOLINDA. Ya sabe usted que está aquí.

DON PEDRO. Le esperamos por instantes.

CORRAL. Pronto vendrá. Han querido enterarle delasunto de las aguas...

FILOMENA. ( Impaciente. ) Mucho tardan.655

VICENTA. La culpa es de mi marido.

CORRAL. ( Que ha mirado por el fondo. ) Ya vienen,ya suben, ya están aquí. ( Corren Filomena y Maríaal encuentro de Cesáreo. Le abrazan y besan cariñosamente.Tras de Cesáreo entran el Alcalde, Roldán y Bravo. Don 660 Pedro ha permanecido junto a Teodolinda. )

ESCENA XII

Los mismos; CESÁREO, el ALCALDE, ROLDÁN, BRAVO. Roldánes

ordinario, de mediana edad; Bravo, persona fina, abogadojoven.

CESÁREO. ( Con emoción. ) Mamá, te encuentro bien.Tú, Mariucha, te has repuesto... Estos aires... ( Avanza.Ve a don Pedro y se abrazan tiernamente. )

ALCALDE.

Nos

hemos

permitido

secuestrarle

por

unos665minutos.

ROLDÁN ( Contratista). Perdonen los señoresMarqueses...

BRAVO ( Juez municipal). Los intereses del pueblo noshan hecho olvidar la felicidad de la familia.670

DON PEDRO. ¡Qué sorpresa, hijo; qué alegría!( Indicando la presencia de Teodolinda. ) Y no es unasorpresa sola.

CESÁREO. ( Dirigiéndose a Teodolinda. ) Ya me dijoel Alcalde... ( Corral habla con María; Roldán y Bravo 675 con Filomena. )

TEODOLINDA. ¿Que estaba yo aquí? ( Alargándolesu mano. ) Pues ha sido de lo más casual... Yo nosospechaba...

DON

PEDRO.

Con

piedra

blanca

marco

esta

coincidencia680felicísima. La alegría de verte y el honor de estavisita.

TEODOLINDA. Ya ve usted, Cesáreo, cómo no se puedenhacer

profecías.

CESÁREO. Ya, ya... ( Don Pedro habla con el 685 Contratista. ) TEODOLINDA. La última vez que estuvo usted en micasa salió diciendo que ya no nos veríamos más.

CESÁREO. Antes profetizó usted otra cosa, Teodolinda,que no fue confirmada.690

TEODOLINDA. Tal vez... Lo que prueba que todossomos muy malos profetas. Aleccionada por la pícararealidad, que así nos desmiente, ya no profetizo, Cesáreo.( Se levanta. ) DON PEDRO. ( Desconsolado. ) ¿Tan pronto?695

TEODOLINDA. ¡Oh! no desconozco lo que son estosmomentos

para una familia cariñosa...

FILOMENA. ( Acudiendo a despedirla. ) Señora, amigamía...

CORRAL. ( Aparte a María, con galanteo meloso. ) Si700usted va, ¿cómo he de faltar yo? Iré tras el lucero buscandoen su brillo un rayito de esperanza.

MARÍA. ¡Ay, qué empalagoso!

TEODOLINDA. ( Despidiéndose de María. ) Que no mefalte, por Dios. No tendría yo consuelo.705

MARÍA. Mil y mil gracias.

TEODOLINDA. ( A Cesáreo. ) Y usted ¿no querrá darun vistazo a mi fiesta?

CESÁREO. Imposible, Teodolinda.

DON PEDRO. Quédate, hijo...710

CESÁREO. Imposible.

TEODOLINDA. Ya no le ruego más. ¡Cuando se obstinaen hacerse el interesante...!

CESÁREO. Es absolutamente preciso que yo salga enel tren de las cinco.715

TEODOLINDA. Ya: tiene que conferenciar con elMinistro. De ello dependerá la salvación de la patria.

CESÁREO. No salvaré a la patria... Quizás salve auna parte de ella.

TEODOLINDA. En fin, adiós y buen viaje. Si quiere720comer conmigo... A la una en punto... ¡Pero quétonta! El corto tiempo de que dispone pertenece a lafamilia.

DON PEDRO. Antes que nosotros está la cortesía.Irá, Teodolinda; aceptará su amable invitación.725

CESÁREO. No, no...

TEODOLINDA. Verá usted, Marqués, cómo nos dejamal a todos. Adiós, adiós. ( Las señoras la acompañanhasta la puerta.

Corral, con oficiosa galantería, va trasella ofreciéndole el brazo para conducirla hasta la 730 calle. ) VICENTA. ( Al Alcalde. ) Nicolás, vámonos.

ALCALDE.

( Despidiéndose. )

Señor

Marqués,

muy

suyosiempre. Luego

le explicaremos

este

asunto

de

lasaguas...735

ROLDÁN. El giro que quieren dar al expediente esde lo más desatinado...

BRAVO. A todos nos preocupa hondamente...

DON PEDRO. A mí también... a mí también... Nose aparta de mi pensamiento la traída de los diez millones...740digo, de las aguas, la traída de aguas...

VICENTA. ( A Filomena. ) Volveré esta tarde... Veréese modelo...

MARÍA. ( Despidiendo a Vicenta. ) Adiós... hastaluego...745

ROLDÁN.

( Despidiéndose

del

Marqués. )

Siempre

a

susórdenes...

BRAVO. ( Ídem. ) Repito...

ALCALDE. ( Ídem. ) Felicidades. ( Salen Vicenta, elAlcalde, Roldán y Bravo. )750

FILOMENA. ( Cogiendo a Cesáreo del brazo. ) Ven yverás cómo nos hemos instalado.

DON PEDRO. ( Reteniéndole. ) Luego irá. Dejadle unrato conmigo. ( Les hace seña de que se alejen. )

MARÍA. Pero que sea cortito. También nosotros755tenemos que charlar...

FILOMENA. Déjale ahora. Tienen que hablar a solas.( Se va, llevándose a María. )

ESCENA XIII

DON PEDRO; CESÁREO, que se sienta, pensativo, apoyadala frente en la mano.

DON PEDRO. ( En pie. ) Acepta, hijo, acepta la invitaciónde esa señora.760

CESÁREO. Convéncete, papá, de que Teodolinda esuna

esperanza inmensamente remota, un sueño...

DON PEDRO. Pero... en Madrid, el invierno último,dijiste a tu madre...

CESÁREO. Sí, lo dije... yo soñaba... creí poder traer765a casa la lámpara de Aladino.

DON PEDRO. Tú le hacías la corte.

CESÁREO. Sí.

DON PEDRO. ¿Hubo rompimiento?

CESÁREO. Absoluto.770

DON PEDRO. ¿Iniciado por ti?

CESÁREO. Por ella.

DON PEDRO. Al invitarte ahora, quizás deseareanudar...

CESÁREO. No la conoces. Teodolinda no es toda

vanidad:775tiene inteligencia, sentido práctico, que aprendióde los yankees. Conoce bien nuestra desgracia, el abismode descrédito en que hemos caído... Teme el ridículo...Coquetea con sus millones, como otras coquetean consus gracias...780

DON PEDRO. ( Suspirando, con gran desaliento. )Bien... no digo nada.

CESÁREO. Pero con todo... ( Dudando. ) ¿Iré acomer? ( Con resolución súbita. ) Iré. ¿Qué pierdo enello? ( Se levanta. )785

DON PEDRO. Nada pierdes... ¡Y quién sabesi...!

CESÁREO. No, papá: hoy, pensar en eso es un delirio.Podría no serlo... ( Meditabundo. )

DON PEDRO. ¿Cuándo? ¿En qué caso?790

CESÁREO. En el caso de que yo adquiriese la posiciónpolítica que busco, que creo tener ya... casi casien la mano.

DON PEDRO. Entendido. ( Impaciente. ) Vete, hijo,vete. Toma el tren. Por Dios, habla con el Ministro795esta noche, mañana...

CESÁREO. Esta noche sin falta.

DON

PEDRO.

Yo

espero,

tragando

amargura,

sufriendohumillaciones,

devorando

sonrojos.

¿Pero

quéimporta?...800

CESÁREO. ( Echando mano al bolsillo para sacar sucartera. ) Y

a propósito, papá... Tengo muy poco dinero,poquísimo...

DON PEDRO. Pues déjalo para ti, que lo necesitarásmás que nosotros...805

CESÁREO. Tengo lo preciso para llegar a Santamary volverme a Madrid... Pero en Santamar está JacintoMondéjar, que me ha ofrecido prestarme unacantidad...

DON PEDRO. Pues a la vuelta me la darás.810

CESÁREO. ¿De veras podréis pasar...? ( Mostrandola cartera, en ademán de abrirla. )

DON PEDRO. Pasaremos... Más pasó Jesucristo.Adelante, hijo... Por delante siempre tú, el únicoredentor posible de la familia.815

ESCENA XIV

DON PEDRO, CESÁREO, MARÍA; después FILOMENA.

MARÍA. ( Por la derecha, entreabre la puerta y se asomacautelosa. ) Papá y hermano, ¿no me permitiréis curiosearun poquito?

DON PEDRO. Entra ya, hijita.

CESÁREO. ( Llamándola cariñoso. ) Ven, que aún no820he podido abrazarte a mi gusto. ( Se abrazan. ) ¡PobreMariucha!

¡Recluida en este medio social tan impropiode ti, entre tanta vulgaridad!

MARÍA. No creas... Me acomodo perfectamente aesta vida provinciana.825

CESÁREO. Papá, a todos recomiendo un exquisitocuidado de esta joya. ( Con entusiasmo. ) Joya, digo:cuerpo y alma de lo más selecto que da de sí la humanidad.Velad por ella sin descanso.

¡Mariucha! ( Acariciándola. )¡Mi Mariucha! Merece que nos desvivamos830por llevarla a su esfera natural, donde luzca, dondebrille...

MARÍA. Pero, tontín, ¿quieres llevarme a donde haytanta luz?

Si alguna tengo en mí, mejor brillaré en laobscuridad.835

DON PEDRO. ¡Ah! Veremos quién está en locierto.

FILOMENA. Ven, Cesáreo, para que veas cómo noshemos instalado en este medio palacio. No nos faltacomodidad.840

CESÁREO. Enseñadme vuestra habitación, la de María...( Vase con Filomena por la derecha. )

ESCENA XV

MARÍA; DON PEDRO, que muy excitado y hablando solo sepasea por la escena.

MARÍA. Papaíto, ¿estás contento?

DON PEDRO. ( Sin hacerle caso. ) El Ministro, si eshombre agradecido, le acogerá bien. Recordará que le845di la mano en sus primeros pasos.

MARÍA. Dime, papaíto... ( Tras él sin lograr que laescuche. ) DON PEDRO. El Gobierno, la situación en masa, laCorona, el país... no permitirán que la casa de Alto-Rey850acabe de hundirse...

MARÍA. Papá...

DON PEDRO. Hija mía, no puedo decirte que estoycontento ni que estoy triste. Me encuentro en unaexpectación solemne...855

MARÍA.

¿Ves

algún

horizonte?

¿Y

por

fin,

Cesáreo...?Cuéntaselo todo a tu hijita... ¿Te hatraído...?

DON PEDRO. No he querido tomar lo poco que trae,pues sería loca imprudencia dejar inerme al guerrero que860se apresta al combate.

MARÍA. ¡Jesús, pues no estás hoy pocoimaginativo!

DON PEDRO. Digo que nosotros...

MARÍA. ( Severa. ) Nosotros...865

DON PEDRO. Nos arreglaremos.

MARÍA. ¿Cómo?... Papá, por la Virgen Santísima,tú olvidas el ahogo continuo de esta existencia; el afánde ayer, de hoy, de mañana; la cadena de compromisos,de pequeñas deudas, que oprime, que envilece...870

DON PEDRO. A todo se atenderá. ¿Recogiste lascartas?

MARÍA. Las recogí... pensaba quemarlas.

DON PEDRO. ( Vivamente. ) No, por Dios.

ESCENA XVI

DON PEDRO, MARÍA, LEÓN. Hállanse el Marqués y su hija junto ala mesa. Entra LEÓN y dice las primeras palabras en la puerta.Trae la cara tiznada; viste traje de pana.

LEÓN. El señor Marqués...875

DON PEDRO. ( Aterrado, sin atreverse a mirar a lapuerta, creyendo que el que entra es el Pocho. ) ¡Otra vezese hombre!

MARÍA. ( Mirando a la puerta. ) ¿Quién es?

DON PEDRO. ( Sin mirar. ) ¡Que vuelva... que se880vaya!...

Mañana... el lunes...

MARÍA. ( Reconociendo a León. ) Papá, si no es elPocho!... Es nuestro vecino, el carbonero... digo, eldueño del almacén de carbones.

LEÓN. ( Avanzando respetuoso, pero sin timidez. )885Molestaré muy poco al señor Marqués...

DON PEDRO. Adelante... Dígame lo que guste. Esusted tímido.

LEÓN. Tímido no soy... Tengo otros defectos, peroése no. Sé hablar con personas distinguidas.890

MARÍA. ¿Oyes, papá?

DON PEDRO. ( Observándole. ) En efecto: su lenguaje,sus modales no se avienen con su modesta ocupación...¿Y en qué puedo servirle?

LEÓN. Soy inquilino del almacén y vivienda de este895primer patio a la izquierda. Mi negocio me pide yaensanche de local.

Quisiera que el señor Marqués mearrendase toda la crujía, hasta la medianería del Juzgadomunicipal, desalojando el cafetín, que no paga alquiler.

DON PEDRO. Amigo mío, yo no soy el propietario:900lo fui.

MARÍA. Somos simples inquilinos, como usted...Ese señor sastre nos ha cedido esta parte no más...

LEÓN. ¡Ah! Perdone usted: yo entendí que habíaentregado el edificio a los señores Marqueses para que905dispusiesen de todo... arriba y abajo...

DON PEDRO. No, hijo mío.

LEÓN. Así lo entendí. Yo, la verdad, en el caso delSr. López, así lo habría hecho.

DON PEDRO. Gracias, amigo.910

MARÍA. ( Aparte a su padre. ) ¿Ves qué generoso,qué atento?

LEÓN. Dispénseme el señor Marqués. Mi peticiónresulta una impertinencia. ( Hace reverencia pararetirarse. )915

DON PEDRO. Un momento, vecino... ( Con interés. )¿Y qué tal, qué tal ese negocio?...

LEÓN. Pues no voy mal, señor. El desarrollo que hantomado en Agramante las pequeñas industrias, me hafavorecido mucho.920

MARÍA. ¡Vaya, vaya!

DON PEDRO. ( Risueño. ) ¿Con que vamos bien, vamosbien? ¿El tráfico marcha?

LEÓN. Sí, señor: marcha a fuerza de atención, dediligencia, de trabajo rudo...925

DON PEDRO. ( Sumamente amable. ) Tendrá usted sucapitalito...

LEÓN. Empiezo a formarlo.

DON PEDRO. Bien, joven, muy bien. Y sus ahorroslos irá usted colocando para obtener nuevas ganancias...930Bien, amigo mío.

La vecindad de usted es para mí muygrata.

MARÍA. ( Con interés. ) ¿Y todo ese carbón lo traeusted de las minas, de los montes?

LEÓN.

El

mundo

está

lleno

de

tesoros,

unos

escondidos,935otros bien a la vista... Para cogerlos, hace faltamucha paciencia, mucha, porque...

ESCENA XVII

DON PEDRO, MARÍA, LEÓN, FILOMENA, CESÁREO.

FILOMENA. ( Que viene disputando con su hijo. ) No,no: en la Providencia, sólo en la Providencia debemosponer nuestra esperanza.940

CESÁREO. Conforme, mamá. Pero de algún mediadorse ha de valer la Providencia. ( Van acercándose alcentro. Repara en León. )

MARÍA. ( Presentándole. ) Nuestro vecino, el comercianteen carbones...945

LEÓN. ( Despidiéndose. ) Con la venia de losseñores...

CESÁREO. ( Que al verle se ha fijado en él creyendodescubrir, bajo el tizne, un rostro conocido. ) Aguarde unmomento, buen amigo. ( León se detiene, rígido, parado 950 en firme. Cesáreo le contempla fijamente. León, impávido,afronta su mirada. ) MARÍA. ¿Qué... le conoces?

DON PEDRO. Es un trabajador bien acomodado; unexcelente vecino.955

CESÁREO. Paréceme... ( Sospechando. ) Juraría...( Abandonando su sospecha. ) No, no... Perdone usted...Creí... No es, no.

LEÓN. ( Aparte al retirarse. ) Dice que no soy. Tienerazón: no soy. ( Hace reverencia y sale. )960

ESCENA XVIII

MARÍA, DON PEDRO, CESÁREO, FILOMENA; después CIRILA.

FILOMENA. ¿Pero qué...? ¿Has visto en él...?

MARÍA. ( Vivamente. ) ¿Alguna persona conocida?

CESÁREO. Creí ver, al través de lo negro... ¿Osacordáis de aquel Antonio Sanfelices, sobrino del Marquésde Tarfe?...965

FILOMENA. ¡Jesús! El mayor calavera de Madrid.

DON PEDRO. ¿No fue procesado?

MARÍA. Sí, sí: Sanfelices. Pero éste no es aquél,Cesáreo: es otro.

CIRILA.

( Por

el

fondo. )

Recado

de

esa

señora

doña970Teodolinda... Que esperan al señor don Cesáreo paracomer.

MARÍA. ( Desconsolada. ) ¿Y no come con nosotros?¿Nuestra compañía no vale más que el menú de esaferóstica?975

CESÁREO. Ha llegado el momento de sacrificar hastalos más dulces afectos...

DON PEDRO. ( Separándole de su hermana. ) Vetepronto, hijo; no te hagas esperar.

CESÁREO. Voy, sí. ( A Filomena y María. ) Y no980partiré sin volver acá. Seguro, seguro. ( Dirígese alfondo. Filomena y María van con él, prodigándole cariños.Permanecen en la puerta despidiéndole. )

DON PEDRO. ( Junto a la mesa, a la izquierda. )Cirila.985

CIRILA. Señor.

DON PEDRO. No te descuides en traer un buen trozode carne para rosbif...

CIRILA. ( Con expresión lastimera, indicando la escasezde recursos. ) Señor, considere...990

DON PEDRO. Considero, considero... que no puedopasarme sin una alimentación muy sólida.

CIRILA. Yo cuidaré, señor; pero tenga en cuenta...

DON PEDRO. ( Propendiendo a la irascibilidad. ) Noha de faltar crédito... Y suceda lo que quiera, ¿he995de consentir que la anemia me devore?

CIRILA. ( Aparte. ) Dios nos tenga de su mano.( Dirígese a Filomena: ésta y María vuelven de despedir aCesáreo. ) MARÍA. ( Llorosa. ) Es una ingratitud...1000

FILOMENA. Hija, si así conviene... ( A Cirila. )Comeremos.

( Van hacia la derecha. )

CIRILA. Señora, ¿no sabe...? ( Le cuenta que donPedro pide rosbif, etc. Vanse por la derecha. )

ESCENA XIX

MARÍA, DON PEDRO; después FILOMENA.

DON PEDRO. María, irás esta noche a la fiesta

de1005Teodolinda.

MARÍA. ( Resignada. ) ¡Si vieras, papá, qué sacrificioes para mí...!

DON PEDRO. No me repliques. ( Vivamente. ) ¡Ah!lo principal se me olvidaba. No mandes por ahora esas1010cartas.

MARÍA. ¡Oh, cuánto me alegro! ( Las saca delbolsillo. ) DON PEDRO. Es que... he pensado... Se mandarásólo una.

( Toma las cartas y escoge una entre ellas. )1015Ésta: la reproduces, variando el nombre...

MARÍA. ( Suspensa. ) ¿Y qué nombre se pone?

DON PEDRO. El de nuestro amable y simpáticovecino...

MARÍA. ( Con gran asombro. ) ¡El de la cara negra!1020

DON PEDRO. Verás cómo ése no me desaira.

MARÍA. ( Con ansiedad. ) ¿Pero qué piensas?...¿Cuál es tu plan? ¿Cómo te atreves a solicitar...?¡Y si luego...! ¡Explícame, papá, por Dios...!

DON PEDRO. ( Con gran confusión en su mente. )1025¡No puedo explicártelo!... Siento en mi cabeza undesvanecimiento, una debilidad... Principio de anemia,por causa de la alimentación insuficiente.

MARÍA. ¡Oh!

DON PEDRO. ¿Mandarás la carta? ( María permanece 1030 muda, en profunda meditación. Pausa. )Contéstame.

MARÍA. ( Con resolución animosa, alzando la cabeza. )Sí.

FILOMENA. ( En la puerta de la derecha. ) ¿Pero no1035venís a comer?

DON PEDRO. Sí... ¡tengo un apetito...! ( Dirígesea la puerta.

María permanece inmóvil, meditabunda. )

FILOMENA. ( A María. ) ¿Y tú, Mariucha?... ¿quéhaces, qué piensas?1040

MARÍA. Nada. ( Impetuosa, después que les ve alejarse. )¡La muerte, Señor, dame la muerte, o enséñamecómo hemos de vivir!

ACTO SEGUNDO

Crujía baja del patio claustrado en el palacio de Alto-Rey.

Todoslos huecos de la galería están cubiertos de cristalería antigua emplomada,a excepción del más próximo a la derecha, que esentrada de una glorieta cerrada, en su parte interior, por enrejadocubierto de enredaderas. Dicha glorieta se supone hecha paraocultar aquel lado del claustro que está en ruinas. Al extremoderecho de la galería está el arranque de la escalera que conduce alas habitaciones altas de los Marqueses; al izquierdo puerta practicablepor la cual se sale al centro del patio y a la calle.

En la casa de la izquierda, puerta y reja del almacén de carbón.

Bancos de piedra arrimados a los cristales. Es primera hora de lanoche. Claridad viva de luna llena ilumina la glorieta y arranquede la escalera, y la parte derecha del escenario.

ESCENA PRIMERA

LEÓN, CIRILA, que salen por la izquierda. LEÓN con la cara lavada.

LEÓN. ¿Está usted segura de lo que dice?Repítamelo.

CIRILA. ¿Otra vez?

LEÓN. Es tan extraordinario, tan fuera de lo común,el mensaje traído por usted, que... Oído ya tres veces,5no me determino a creerlo.

CIRILA. Pues a la cuarta va la vencida. Mi señorita,la señorita María, hija de los señores Marqueses de Alto-Rey...¿Duda usted de que exista mi señorita?

LEÓN. No puedo dudar de lo que he visto. Lo que10dudo es que...

CIRILA. ¿No se llama