La Serie de Lenguaje Moderno del Librero Heath - Mariucha by Benito Pérez Galdós - HTML preview

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CIRILA. ( Deteniéndole. ) Alto ahí... ¡Quédesvergüenza!

POCHO. ¡Si ni tan siquiera tendrán lumbre!

CORRAL. Hay que ver...

POCHO. ( Por Cirila. ) ¡Cómo les tapa la miseria!50Ésta no les abandona en la desgracia.

CORRAL. Eso es nobleza.

CIRILA. Gratitud. Les quiero...

CORRAL. Particularmente a la señorita María.

CIRILA. ¡Mi niña del alma! Yo la crié; la he servido55desde que vino al mundo. Más que cariño, por ella tengoadoración.

POCHO. Y qué re-bonita, y qué re-maja, y qué re-salerosaes la niña, ¡Cristo con ella! No le faltará unricacho que la saque de pobre. Anímese, don Faustino...60Usted rico, usted el más elegante caballero de nuestravilla... ¡Qué mejor proporción...!

CORRAL. ( Pavoneándose. ) Verdaderamente, no es unosaco de paja... De menos nos hizo Dios.

POCHO. Pues si yo fuera don Faustino del Corral,65cualquiera me quitaba a mí esa niña, ¡Cristo con todos!Si tuviera yo esos diamantes en la pechera, esa cadenade reloj y esos anillos refulgentes, y lo que hay en casa,¡Cristo conmigo! los dinerales que diz que tenemos enel Banco, ¿eh?... aguardando colocación...70

CORRAL. No es tanto, Pocho. Algo se ha trabajadoy no falta para unas sopas. ( A Cirila. ) Ahora, la últimapregunta si usted no se incomoda.

CIRILA. Diga.

CORRAL. ¿Es cierto que el propietario de este palaciote75de Alto-Rey lo cede gratuitamente a los señoresMarqueses?

CIRILA. Así lo entiendo.

POCHO. ¡Y luego dicen...! ¡Vaya, que estos noblestronados siempre caen de pie! Vendió el Marqués este80caserón hace diez años por un pedazo de pan...

CORRAL. ¿Hase visto mayor locura? Si hubieraestado yo en Agramante, no se me escapa esa ganguita...Compró la casa el sastre Diego López, que ha sacado yatriple del coste con el producto de las estancias bajas y85altas que tiene alquiladas. Y

ahora, el hombre puedepermitirse un rasgo: cede al Marqués las habitacionesmejores...

CIRILA. ( Que ha mirado por el fondo. ) Los señoresvienen.90

CORRAL. ( Aparte al Pocho. ) Ten comedimiento,Pocho. Hazte cargo de la pobreza...

POCHO. ¿Pues y la mía? ¡Cristo con...! ( Corralle manda callar. Se apartan a la izquierda. )

ESCENA II

Los mismos; DON PEDRO, cabizbajo: detiénese en la puerta comoesperando a alguien. Conserva en su miseria la nobleza de lafigura. El traje, aunque revelando bastante uso, es de corte ytelas elegantes. Acude Cirila a recogerle el abrigo y sombrero.

CIRILA. ¿Y la señora Marquesa?95

DON PEDRO. Detrás viene con María y el señor Cura.( Entra despacio, abstraído. ) ¿Qué... hay visitas?

CORRAL. ( Oficioso. ) Señor Marqués, ¿cómo va esevalor?

DON PEDRO. Tirando, amigo, tirando... ( Sobresaltado, 100 al ver al Pocho. ) ¡Otra vez este maldito Pocho!

CIRILA. ¡Desdichado señor!... ¡A lo que ha llegado!( Vase por la derecha. )

POCHO. Vuecencia me dijo que hoy...

DON PEDRO. ( Con arrebato de cólera, bastón en

mano. )105Dije a usted que le avisaría...

POCHO. Perdone vuecencia... pero...

DON PEDRO. Es mucho molestar... ¡Es grandeimpertinencia...!

POCHO. Necesidad, señor. Soy un pobre.110

CORRAL. Paciencia, Pocho. Puedes volver...

DON PEDRO. Cuando se le avise... Espere... ( Sesienta en el sillón. )

POCHO. ( Con entereza. ) Podré alimentarme de tronchosde berza, de cortezas de chopo; pero no de las buenas115palabras de vuecencia. Págueme, o de aquí me voy alJuzgado municipal...

CORRAL. ¡Pocho...!

DON PEDRO. ( Variando de tono ante la amenaza. )¡Qué injusta desconfianza!... Pocho, venga usted aquí.120( Llamándole, cariñoso. ) Mi buen amigo... ( Le toma lamano. ) ¿Cómo puede dudar...?

POCHO. No es duda, es pobreza.

DON PEDRO. ( Dolorido, con afectada mansedumbre. )Vaya, vaya, sosiéguese el buen Pocho. ( Dándole palmaditas 125 en la mano. ) Y no dude que, con el pago, tendráuna buena gratificación... Es muy justo. ( Entran porel fondo Filomena y don Rafael. )

POCHO. Yo cedo a vuecencia la propina si hoymismo...130

DON RAFAEL. ¡Pocho...! ( Con un castañeteo delengua como el que se usa para echar a los perros, le despideseñalándole la puerta. )

POCHO. Ya, ya... ( Por D. Pedro. ) ¡Cristo con él,con su madre y con toda su casta! ( Vase rápidamente. )135

ESCENA III

DON PEDRO, CORRAL, FILOMENA, DON RAFAEL. La Marquesa deAlto-Rey revela menos que el Marqués, en su traza y vestimenta,la decadencia social. Viste traje negro elegante; mantilla.

DON PEDRO. ( Inquieto. ) ¿Y María?

DON RAFAEL. En la plaza quedó con las de González.

FILOMENA. Entretenidita, viendo esos tipos de lospueblos, los pintorescos trajes, la animación delmercado...140

CORRAL. ( Saludándola. ) Señora Marquesa, tengo elhonor...

FILOMENA. Señor de Corral, mucho gusto... ( Sequita la mantilla. )

DON

PEDRO.

( Afectuoso,

cogiéndole

la

mano. )

Querido145Corral, sea usted indulgente con mi desgracia, la cualno sólo me aflige a mí, sino a los amigos que vienen averme, pues poco grato ha de serles oír mis lamentos, yver espectáculos como estas embestidas del Pocho...

CORRAL. No se hable más de eso.150

DON RAFAEL. Y sobre todo, no se exaspere, Marqués...Tómelo con calma... Ya vendrán díasmejores...

DON PEDRO. Yo confío en que el Gobierno...

FILOMENA. Por la Virgen, no me hables de155Gobiernos...

DON PEDRO. En la Providencia, sí: a eso voy. Quierodecir que Dios inspirará al Gobierno para que...

DON RAFAEL. ( Aprobando. ) ¡Mucho!

DON PEDRO. También espero auxilio de las personas160de nuestra clase. Imposible que permanezcanindiferentes...

FILOMENA. Bien podrán ser nuestros iguales o elGobierno instrumentos de que Dios se valga para salvarnos.Pero en Dios está toda mi esperanza.165

DON RAFAEL. Sí, sí: Dios...

DON PEDRO. ( Muy nervioso se levanta y se pasea porla escena. ) ¿Pero a qué espera?

FILOMENA. Paciencia, Pedro. Para mirar por nosotros,allá quedó nuestro hijo Cesáreo...170

DON PEDRO. ( Exasperado. ) ¿Pero qué hace enMadrid Cesáreo, pregunto yo, si no revuelve el mundopor sacarnos de este pantano?

CORRAL. ( Recordando. ) Tengo el gusto de anunciar alos señores Marqueses que su hijo D. Cesáreo llegará hoy.175

DON PEDRO. ( Gozoso. ) ¡Mi hijo... aquí!

FILOMENA. ( Gozosa. ) ¡Cesáreo! ¿Cómo lo sabeusted?

CORRAL. Por un telegrama que recibió esta mañanael Alcalde.180

DON PEDRO. Me sorprende mucho.

FILOMENA. A mí no, sabiendo que está aquíTeodolinda.

DON

PEDRO.

La

ricachona

americana,

la

super-

mujer,poseedora, según dicen, de un capital de diez millones185de pesos... No creo en cuentos de hadas; no creo queexistan diez millones de duros, ni que una viuda losposea.

DON RAFAEL. ¿Ni creerá usted que le ha dado laventolera de adquirir las propiedades más valiosas de la190provincia?

DON PEDRO. ( Escéptico. ) Tampoco... Ni creo quecon esa señora, con ese mito, tenga relación el viaje deCesáreo.

CORRAL. Que en Madrid fueron novios o cosa tal,195se ha dicho en Agramante.

FILOMENA. Es cierto: en Madrid, el invierno último.

DON PEDRO. Pero aquello pasó... pura flirtation,galanteo fugaz...

FILOMENA. ¡Ah!... no sabemos...200

DON PEDRO. ( Malhumorado. ) Digo que terminó.

FILOMENA. Muy pronto lo afirmas.

DON RAFAEL. ( Con cierto misterio. ) Yo puedo asegurarque ayer, hablando con Teodolinda...

DON PEDRO. ( Con súbito interés. ) ¿Qué...?205

FILOMENA. ( Lo mismo. ) ¿Qué...?

DON RAFAEL. Pues hablando ayer con ese Potosí enfigura humana... fue a entregarme una cantidad, y nofloja, para los pobres...

DON PEDRO. ¿Y qué dijo?210

DON RAFAEL. No sé cómo ni por qué nombramos alos señores

Marqueses de Alto-Rey... Se habló de...

CORRAL. Estaba yo presente. Se habló del desastrede esta noble familia...

DON RAFAEL. Hizo grandes elogios de Cesáreo, de

su215inteligencia, de su gallardía...

CORRAL. Y al fin dijo que no pensaba volver a casarse.

DON RAFAEL. ( Con viveza y enojo. ) No: no dijo eso,Corral.

CORRAL. Don Rafael, mire que estoy bien seguro...220

DON RAFAEL. ( Con energía. ) No dijo eso, sino todolo contrario. Y yo me permití aconsejarle... vamos, leindiqué...

cuán conveniente le será un sostén... un compañerode la vida que le ayude a llevar la carga de tandesmedidas riquezas.225

DON PEDRO. ( Excitadísimo. ) Mi querido Corral, usted,que es la gaceta de Agramante, hágame el favor deenterarse del telegrama recibido por el Alcalde... si esverdad que viene Cesáreo...

FILOMENA. Y a qué hora...230

CORRAL. Voy al punto.

DON PEDRO. Infórmese también de si esa señora...

CORRAL. Ya saben que alquiló la finca de Lugones,con magnífico parque...

DON RAFAEL. Y esta noche da una fiesta... al aire235libre.

CORRAL. Lo que llamamos garden party, o garden nosé qué, con baile, buffet, farolitos...

FILOMENA. Querido Corral, no se entretenga...

CORRAL. Vuelvo. ( Vase presuroso. )240

ESCENA IV

DON PEDRO, FILOMENA, DON RAFAEL; después CIRILA.

FILOMENA. ¡Qué paso lleva el oficioso señor!

DON PEDRO. Muestrario de pedrería falsa...

DON RAFAEL. Falsa, no: todo lo que lleva al exteriores de ley.

El corazón sí que es falso, y la voluntad purovidrio.245

DON PEDRO. ¿Tiene dinero este hombre?

DON RAFAEL. Don Faustino del Corral, o de los Corrales,no se dejará ahorcar por un milloncejo de pesetas.

FILOMENA. ¡Jesús me valga!

DON PEDRO. Hará préstamos en condiciones250ventajosas.

DON RAFAEL. Suele dar dinero al tres por cientomensual, con garantía hipotecaria.

DON

PEDRO.

Y

a

retro

quizás.

El

hombre

no

quierearriesgarse.255

FILOMENA. ¿Y a los pobres no da?

DON RAFAEL. ¡Oh! sí: en la suscripción para la Casa de Misericordia figura con una suma mensual.

FILOMENA. Será considerable.

DON RAFAEL. Noventa céntimos.260

CIRILA. ( Entrando por el fondo con cartas y periódicos. )El correo. ( Dirígese a la mesa de la izquierda, ala que va también don Pedro. )

FILOMENA. ( A la derecha, con don Rafael. ) La sordidez,ave rastrera, hace casi siempre sus nidos en las265arcas más llenas de caudales.

DON RAFAEL. Así como la caridad, ave del Cielo,suele acomodarse en las arcas vacías. ¡Tristehumanidad!

FILOMENA. Por eso yo, en mis angustias actuales,270me acuerdo de los que aun son más pobres que yo...

DON RAFAEL. ( Elogiando. ) ¡Mucho, mucho!

DON PEDRO. ( A Cirila. ) Aguárdate, que algo hayque llevar al correo. ( En voz alta, mirando el sobre de unacarta. ) Filomena, carta de tu madre. ( La da a Cirila, 275 que la lleva a su señora. ) FILOMENA. ¿Han escrito los niños?

DON PEDRO. No; pero me escribe el Rector que estánbuenos y contentísimos... Perico muy aplicado, Ricardilloun poco travieso...280

FILOMENA. Pero buenos y sanos, que es lo que importa.( Abre la carta de su madre. )

DON PEDRO. ( A Cirila, quitándole una de las cartasque le ha dado. ) ¡Qué cabeza! Ésta, para Cesáreo, nova... Aguarda, voy a concluir ésta.285

FILOMENA. ( Aparte a don Rafael, gozosa, después deleer la carta. ) Para que se vea si tengo razón en ponertoda mi confianza en el auxilio celestial. Mi pobre madre,que hoy sufre también penuria, aunque no tanta comoyo, me manda por segunda vez una corta cantidad.290

DON RAFAEL. ¿También por conducto mío?

FILOMENA. Sí: usted recibirá el libramiento.

DON RAFAEL. Pues mañana mismo...

FILOMENA. No: no me lo traiga usted. Eso queDios me envía, en su culto y en obras de piedad quiero295emplearlo.

DON

RAFAEL.

Fíjese

usted,

amiga

mía,

en

sus

necesidades.( Siguen hablando en voz baja. )

DON PEDRO. ( Cerrada la carta que ha escrito, la daa Cirila. ) Oye: si viene esa señora a invitarnos...300

CIRILA. ¿Qué señora?

DON PEDRO. La super-mujer. ¿Podremos obsequiarlacon un té? Dime, ¿queda algo de aquel Portoriquísimo que trajimos de Madrid?

CIRILA.

Señor,

lo

poco

que

queda

resérvelo...

( Sigue 305 diciéndole que la despensa está poco menos quevacía. ) FILOMENA. ( Aparte a don Rafael. ) Dios cuida denosotros. ¿Por qué conducto? Por éste, por otros queno podemos presumir.

Entre tanto, reúna usted lo que310ahora manda Dios con lo que antes vino, y el totaldivídalo en tres partes: la una sea para sufragios por elalma de mi padre, por la de los hermanos míos y de miesposo. La otra, la distribuye usted entre los pobres.Con la última parte quiero ofrecer a la Santísima Virgen315del Rosario un manto nuevo. ( Concluye don Pedro dehablar con Cirila y ésta se va. )

DON RAFAEL. Ya podrá pasarse por este año con elviejo.

Nuestra Señora es modesta: no se paga deostentaciones...320

FILOMENA. Don Rafael, es mi gusto; es un anheloferviente.

DON RAFAEL. Bueno, bueno. No hablemos más.( Don Pedro, en pie junto a la mesa, reconoce papeles confebril inquietud, irascible. )325

DON PEDRO. Filomena, ¿dónde diablos me habéispuesto...?

FILOMENA. ( Acudiendo a su lado. ) ¿Qué, hijo?

DON PEDRO. Es María la que sabe... ( Llamando. )¡María, Mariucha!330

FILOMENA. ( Mirando por el balcón. ) ¡Esa hija...!En la plaza no la veo.

DON PEDRO. Pues que la busquen, que la traigan.

DON RAFAEL. ( Asomándose por el fondo. ) ¡Si estáaquí, en el patio! Habla con las vecinas que llenan sus335cántaros en la fuente... Hace fiestas a los chiquillos.( La llama por señas. ) Es la bondad misma.

FILOMENA. ( Con profunda tristeza. ) ¡Pobre ángelcaído en este pozo!

ESCENA V

Los mismos; MARÍA por el fondo. Viste con sencilla elegancia, sinque en su atavío se conozca la pobreza de la familia.

MARÍA. ( Serena, risueña. ) Aquí estoy.340

DON PEDRO. Pero, hija de mi alma, ¿qué hacías?

MARÍA. Me entretuve viendo y examinando nuestravecindad.

En el segundo patio he visto unas familiaspobres muy simpáticas, unos chiquillos saladísimos. Hehablado con cuantas mujeres vi, preguntándoles de qué345viven, cómo viven, qué comen... Y sus nombres, edad,familia, todito les pregunté...

Tengo ese defecto: soyuna fisgona insufrible...

FILOMENA. Eres una chiquilla.

MARÍA. Pues en este patio primero tenemos vecinos350de mucha importancia. A esta parte, al extremo de lagalería de cristales por donde salimos al patio, tenemos devecino a un carbonero.

DON RAFAEL. Almacén de carbones, sí. El dueñoes un hombre excelente, muy trabajador... Le355conozco...

MARÍA. ¡Por cierto que pasé un susto...! Comome da por verlo todo, me planté en la puerta mirandoaquella caverna tenebrosa.

De pronto, salió de lo máshondo un hombre horrible, la cara negra, tiznada; los360ojos, como ascuas, relucían sobre la tez manchada decarbón... Después me eché a reír. El hombre me dijo:«Señorita, ¿en qué puedo servirle?» Y yo...

FILOMENA. ( Interrumpiéndola. ) ¡Vaya que ponerte ahablar con un bruto semejante!365

MARÍA. ¡Si es un hombre finísimo; si me quedéasombrada de oírle!

DON RAFAEL. ¡Mucho, mucho! Ya les contaré algode ese y otros vecinos.

MARÍA. Todos me han parecido la mejor gente del370mundo, incluso el negro. ¿Y qué me dices, papá, delespectáculo de esa plaza, hoy día de mercado? Tú nolo has visto; tú, mamá, tampoco.

FILOMENA. Ya nos fijamos al pasar...

MARÍA. Os aseguro que nunca vi cosa que más

me375divirtiera. ¡Esos pobres campesinos que vienen de tanlejos con el fruto de su trabajo!... Venden lo que lessobra, compran lo que necesitan. Abrumados llegan,abrumados parten, con el peso de la vida que va y viene,sube y baja... Unos traen grano, otros panes, otros380hortalizas, cochinitos chicos tan monos...

Aquéllos unacarguita de leña: son los más pobres; éstos cargas delana: son los más ricos... En todos los puestos, entodos los grupos me metía yo con Teresa y Ramona,y a todos preguntaba:

¿De dónde sois? ¿Cuánto os385valen las hogazas?... Por esa carga de leña, ¿qué osdan?... Con esos cinco reales, ¿qué compráis ahora?¿A cómo dais la ristra de cebollas?... Y esas enjalmasrojas para los borricos, ¿cuánto valen?... ¿Habéishecho buen negocio?... ¿Este trigo es toda vuestra390cosecha?...

¿Compraréis cochinito?... ¿Lo engordaréishasta que le arrastre la barriga?... ¿Y vosotrosnunca coméis estos pollos, estos patos?...

¿Qué coméis?...¿Y vuestros nenes se han quedado allá solitos?...Cuando

volvéis

allá,

¿qué

os

dicen

las

pobres395criaturas?

FILOMENA.

¡Vaya,

que

eres

de

verdad

reparona

yentremetida!... un ángel a quien interesan las cosas dela tierra más que las del Cielo.

DON RAFAEL. ( Con calor. ) Más, no, señora; lo400mismo.

MARÍA. Es que gozo lo indecible, me lo pueden creer,viendo este hormigueo de la vida de los pequeños: cómoviven, cómo luchan, cómo se defienden... Y no sé sireírme o llorar cuando pienso que no son ellos más pobres405que yo.

DON PEDRO. ( Melancólico. ) Más ricos... No hayriqueza como la ignorancia.

FILOMENA. Riqueza y pobreza, por nuestros deseosse

miden.410

MARÍA. Ello es que los veo contentos, al menos tranquilos,y su contento y su tranquilidad se me comunican...Vedme alegre, confiada, con muchas ganas de infundirosa todos confianza y alegría.

DON PEDRO. ( Dirígese a la mesa. ) Ven aquí, ven415aquí...

Dime, ante todo, dónde metiste las esquelasde... ( Se sienta. ) MARÍA. ( Aparte, suspirando. ) Corazón mío, pocote duró el contento. ( Abriendo un cajón de la mesa. )¡Si están aquí!420

DON PEDRO. ¡Ah! dame...

DON RAFAEL. Señor Marqués, con su permiso...¿Tiene algo que mandarme?

DON PEDRO. ( Disponiéndose a escribir una carta. )Querido cura: que no nos olvide en sus oraciones.425

DON RAFAEL. ¡Ah! por mí no ha de quedar. ( Viendoescribir a su padre, y sabiendo lo que escribe, María manifiestagran aflicción. )

FILOMENA. ( Aparte a don Rafael al despedirle. ) ¿Seha fijado bien, don Rafael, en lo que le dije de la430distribución...?

DON RAFAEL. ¡Mucho, mucho! Descuide: lo haréa toda conciencia, con plena conciencia de mi deber.( Vase por el fondo. )

DON PEDRO. ( Sin dejar de escribir. ) Filomena, que435me preparen el baño.

FILOMENA. Iré yo misma. No hay que agobiar ala pobre Cirila.

( Vase por la derecha. )

ESCENA VI

MARÍA, DON PEDRO.

DON PEDRO. ( Mostrando a su hija las cartas queésta sacó. ) Cuidarás de que hoy mismo lleguen a su destino.440

MARÍA. ( Angustiada. ) ¡Ay, papá mío! déjame quete diga...

¿No te sientes humillado, degradado, conpedir limosna de esta manera?

DON PEDRO. ( Irascible. ) ¿Y qué he de hacer?¿Estoy en el caso de solicitar un jornal del Ayuntamiento,445y ponerme a picar piedra en un camino, o arecoger las basuras de las calles?

MARÍA. Pues mira tú: yo preferiría eso.

DON PEDRO. ¿Preferirías verme...?

MARÍA. Lo haría yo si pudiera... romper piedras,450barrer las calles de Agramante.

DON PEDRO. Toma las cartas y mándalas esta tarde.He agregado una... para ese Corral...

MARÍA. ( Resistiéndose a tomar las cartas. ) ¡Ay,Dios mío, Dios mío! ( Llorosa, permanece en resistencia 455 pasiva. ) DON PEDRO. ( Con severidad. ) Obedéceme... No meirrites...

MARÍA. Bueno, papá: haré todo lo que me mandes.( Toma las cartas y las guarda en el bolsillo. ) Es mi deber...460Pero di, ¿no hay otro medio? ( Recordando. ) ¡Ah! medijeron que viene Cesáreo. ¿Lo sabías?

DON PEDRO. Sí.

MARÍA. ¿Y no esperas que Cesáreo te traiga...?Aguardemos a que llegue...465

DON PEDRO. Lo que traiga tu hermano, que no serámucho, lo necesitará para sí. Está obligado a conservaraquí cierto brillo y...

No puedo explicártelo.

MARÍA. Sin tus explicaciones lo comprendo. ¿Creesque se me escapan las ideas tuyas, las ideas de toda la470familia? Mi hermano hizo la corte a esa viuda millonaria...Tal vez ahora...

DON PEDRO. No sé... Podría ser...

MARÍA. ( Con agudeza. ) ¿Y no se te ha ocurrido quede estos petitorios podría la dama ricachona enterarse?475¡Qué diría, qué pensaría de nosotros!

DON PEDRO. ( Confuso. ) Sí; pero... Se haría cargo...No obstante, la idea de que la viuda se entere, me inquietaun poco.

MARÍA. Esta mañana, cuando salía yo de la iglesia480con Vicenta Pulido, vi a la millonaria. ¡Ay, qué facha,qué cargazón de sedas, de plumas, de encajes, de joyas!Cuentan por ahí que lleva las ligas recamadas de perlas,y que en su casa de Madrid hay más plata que en unacatedral.485

DON PEDRO. Lo creo...

MARÍA. Y que las mesas de noche son de marfil, yotras cosas... de lápiz-lázuli... Su aspecto es de una rastaquouère tremenda y de una cursi estrepitosa.

DON PEDRO. Nunca la he visto. Dicen que es490hermosa.

MARÍA. Lo fue el año de la Revolución de Septiembre,cuando tú todavía no te habías casado.

ESCENA VII

Los mismos; FILOMENA, CIRILA.

FILOMENA. ( Por la derecha. ) Ya tienes el bañopronto.495

DON PEDRO. Voy... ( Al salir detiénese preocupado. )Si vuelve ese maldito Pocho... le decís... que mañana.( Entra Cirila por el fondo y habla con María. )

FILOMENA. No prometas nunca para mañana...Tómate más tiempo.500

DON PEDRO. Tienes razón... Mejor será el lunes...seguro, el lunes. ( Vase por la derecha. )

CIRILA. La he visto entrar en el patio.

FILOMENA. ¿Quién?

CIRILA. La señora Alcaldesa. Creo que viene acá.505( Entra Vicenta por el fondo. )

MARÍA. Ya está aquí. ( Vase Cirila. )

ESCENA VIII