Heath's Modern Language Series: Mariucha by Benito Pérez Galdós - HTML preview

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día;

diligencia,prontitud, buena fe; cumplimiento exacto,265infalible, de todo compromiso comercial... concienciatranquila, robustez, salud...

MARÍA. ( Suspira hondamente. ) ¡Cuántos bienes despuésde tanta adversidad!

LEÓN. Y ahora, señorita, desenmascarado absolutamente270el vecino negro, dígame usted en qué puedoservirla.

MARÍA. ( Aparte. ) Después de oírle, siento más vergüenzaque antes. ( Alto. ) No soy digna de acercarmea usted con la pretensión de... No, no puedo decirlo...275Usted ha turbado mis ideas... Yo le creía un hombreinferior... y ahora es usted tan grande que casi no meatrevo a mirarle. ( Inquieta, recorre la escena. ) ¡Oh!no, imposible. Debo retirarme. ( Llamando en voz baja. )Cirila. ( Acude ésta a su lado. ) ¡No me atrevo; siento280una vergüenza...!

CIRILA. En casa no duermen. Tu papá se pasea desala en sala.

Debemos irnos.

MARÍA. ( Dudando. ) No, no: aguarda... ¡Dios mío,qué ansiedad!285

LEÓN. Estamos solos, señorita. Puede explicarme...

MARÍA. No, no, León: me falta valor. Soy una pobreseñorita mal educada, incapaz de resolver cosa alguna...Lo que yo pretendía, lo que me impulsó a llamarle, esalgo que a sus ojos me rebajaría, y yo no quiero rebajarme290a los ojos de usted, de quien ha sabido ser creadorde sí mismo. Hágase usted cuenta de que no le llamé,de que no nos hemos visto, y retírese... Le suplico quese retire.

LEÓN.

( Con

calma,

que

encubre

una

calculada

expectación 295 y deseos de penetrar en las ideas de María. ) Bien,señorita, en ese caso... ( Con gran lentitud. ) Si es deseode usted que me retire... poniéndome siempre a susórdenes... ( Se va retirando muy despacio, parándose yvolviendo la cabeza. ) me retiraré.300

MARÍA. ( Con súbito arranque. ) León. ( Aparte aCirila. ) Sí, sí: lo diré... es preciso. Me volvería locasi no lo dijese. Ello es ridículo,

humillante;

¿pero

quéimporta?

( Alto. )

Usted

comprenderá que no es pormí... que obligada me veo por... Hay duras necesidades...305que abruman...

CIRILA. ( Aparte a María. ) Ángel, dilo pronto, endos palabras, para que acabe tu agonía.

MARÍA. ( Con gran esfuerzo. ) Mi padre, mi familia...

LEÓN.

Yo

haré

menos

violenta

esa

manifestación,310anticipándome...

MARÍA. Sí... hable usted por mí...

LEÓN. El Marqués se halla en situación precaria...Lo sé: he visto alguna carta dirigida por el señor Marquésa personas de la villa...315

MARÍA. ¡Oh, qué vergüenza! ( Premiosa, trémula. )Mi padre me ordenó que escribiese a usted una de esascartas... la escribí...

Luego me pareció, viéndole austed tan humilde, que de palabra... sería mejor...Perdone usted mi atrevimiento. Mi padre es bueno;320sólo que el pobrecito sueña con engrandecimientos yregeneraciones que no vienen, que no vendrán... Esbueno, y mi madre una excelente señora, y mis hermanitos...( Sollozando) son muy buenos también... están...en el colegio... Tenga compasión de nosotros... En mi325casa se ha llegado a una situación tan... no sé cómodecirlo... tal vez usted no lo crea.

( Más ahogado elsollozo. ) Yo procuro ocultar a mi padre la terrible verdadde nuestra miseria. Yo sola la sé, yo y Cirila, quemás que mi criada, es mi amiga. Los demás viven en330un mundo de ilusiones, de mentiras... Mi hermano losmantiene en el engaño... Nos hundimos; rodamos alprecipicio, a la abyección... Esto lo veo yo... lo veo...pero no puedo remediarlo, no sé remediarlo... no sé,no sé... ( Rompe en llanto. Cirila llora también en 335 silencio. )

LEÓN. Es en usted mérito grande ver la situaciónen su realidad terrible, mirarla cara a cara...

MARÍA. ( Más serena. ) Sí, señor... la miro... caraa cara.340

LEÓN. Heroína es usted, y está llamada a entrar enbatalla con las mayores desdichas... Pero usted tieneun corazón grande, un corazón valiente, ¿verdad?

MARÍA. Quiero tenerlo.

LEÓN. Usted no se acobarda ante ningún obstáculo.345

MARÍA. No. ( Secándose las lágrimas, animosa. )

LEÓN. Y posee entereza bastante para permanecerserena ante un contratiempo, ante un golpe de adversidad...como el que yo voy a darle en este momento.

MARÍA. ( Aterrada. ) ¡Usted... un golpe!350

LEÓN. Diciéndole, como le digo, que no puedo socorrera su familia. ( María permanece en muda expectación. )No podré esta noche, ni mañana... ni enalgunos días podré.

MARÍA.

( Aparte

consternada. )

¡Humillación,

espantosa355ridiculez! ( Llévase las manos al rostro. ) LEÓN. ¡Cuánto me aflige mi negativa, sólo Dios losabe!

( Decidiéndose a presentar el asunto en su realidaddescarnada. ) Pero a una persona tan inteligente debo yocompleta sinceridad...

Suprimo las explicaciones sentimentales360de mi conducta, y daré a usted tan sólo lasque deben hablar a su razón. ( María continúa expresandoel trastorno de su desengaño. ) Hace un mes, viendoclaro un desarrollo grande de mi tráfico, hice a la mina unpedido de consideración. El nuevo ferrocarril me trajo365seis vagones, luego ocho, luego más. He colocado ya lamayor parte... Mañana, 10, es el día fatal, el vencimientode las obligaciones que contraje. Gracias a mipuntualidad, tengo crédito en la Compañía Minera. Lafalta de pago me hundiría, me haría perder en un instante370la reputación mercantil adquirida con ímprobo trabajoy privaciones de que usted no puede tener idea.

MARÍA. ( Atónita, pero identificándose con las ideas deLeón. ) Sí, sí: ya entiendo.

LEÓN. Allí ( Señalando a su casa. ) tengo apilada, billete375sobre billete, duro sobre duro, la cantidad que hede pagar mañana. No me ha sobrado nada. ¿Quiereusted que le traiga la suma que allí espera... para elpago de una deuda sagrada y para la sanción de micrédito? ( Pausa. )380

MARÍA. ( Después de una vacilación momentánea, dicecon voz firme:) No.

LEÓN. Es usted fuerte, animosa. ( Gozoso. ) Veo quesi yo soy de hierro, usted también.

MARÍA. ¿Yo? ( Con grave acento y convicción. ) Si385Dios me concede lo que le pido, el bronce será menosfuerte que yo, y el acero menos templado.

LEÓN. ¡Mujer grande!

MARÍA. Mujer... del tamaño de los acontecimientos,considero muy bien las razones que usted me da para...390En fin, que no desmerezca yo a sus ojos; que no me crea...no sé qué iba a decir... y procure usted olvidar estaentrevista...

LEÓN. Eso nunca. Espero que, en un día próximo,podré ser menos cruel que he sido esta noche.395

MARÍA. ( Turbada. ) Gracias, infinitas gracias. Retíreseusted...

Tiene ocupaciones... Yo también.

LEÓN. Sí... debo retirarme. ( Le hace reverencia.Aléjase lentamente; la contempla a distancia. Aparte. )¡Dura lección es ésta!...

¡Terrible

lección!

Aprovéchala.400( Continúa

observándola. Acércase Cirila de nuevoa María, con ánimo de consolarla. ) Desdichada víctimasocial, lucha, padece y vencerás. ( Entra en su casa. )

ESCENA III

MARÍA, CIRILA; después VICENTA.

CIRILA. Niña del alma, no te acobardes. Poco amabley nada generoso ha estado el vecino. Probaremos405con otros. ( Saca la carta. ) Con variar el nombre...

MARÍA. ( Vivamente, mirando a la parte obscura de laescena por donde ha desaparecido León, arrebata a Cirilala carta y la estruja. ) Acábese esta ignominia. ( Rompela carta y arroja los pedazos. Aparece Vicenta por la 410 puerta del patio. Viste traje para la fiesta. ) Su procederduro, casi bárbaro, es para mí un aviso del Cielo. Admiroen ese hombre la severidad de un maestro inflexible.

VICENTA. ( Aparte. ) ¡Aquí María!... ¡y quéelegante!...415

CIRILA. La señora Alcaldesa.

MARÍA. ( Aparte a Cirila. ) Apártate... Vigila en laescalera.

( Cirila se aleja por la derecha, cautelosa, yaguarda sentada en el primer peldaño. )

ESCENA IV

MARÍA, VICENTA.

VICENTA. ¡María... querida! Usted, impaciente por420mi tardanza, ha bajado a esperarme.

MARÍA. Sí: esperaba a usted...

VICENTA. Vengo retrasada. Cosiendo hasta muy tardehemos estado mi hermana y yo con el dichoso arreglo.( Mostrando su vestido. ) Yo quería que lo viese su mamá.425

MARÍA. Mamá se acuesta muy temprano.

VICENTA. ( Girando sobre sí. ) ¿Qué tal estoy?...

MARÍA. ( Riendo. ) ¡Horrible! No podía usted discurrirun arreglo más desatinado.

VICENTA. ¡Oh, qué pena me da usted!... Pero ya430no tiene remedio... Vámonos.

MARÍA. No: yo no voy. Después de vestida, decidono ir.

VICENTA. Entonces, ¿qué hacía usted aquí?

MARÍA. Salíamos... ( Sin saber qué decir. ) Íbamos a435casa de usted para que me viese...

VICENTA. ( Deslumbrada por la elegancia y riqueza delatavío de María. ) ¡Oh, suprema elegancia! Está usteddivina, ideal.

MARÍA. Vea usted, Vicenta: con un traje como éste440debiera usted presentarse esta noche en los jardines deTeodolinda, iluminados a giorno. Una toilette así es loque a usted le corresponde, por su posición, por su naturalelegancia y belleza...

y no ese adefesio barato, que vapregonando las hechuras de casa y el aprovechamiento445de trapitos. ( Burlándose. ) ¡Pobre amiga mía! Nopuede usted imaginar qué lástima le tengo.

VICENTA. ( Consternada. ) No me lo diga usted más,porque hago lo que usted: no ir.

MARÍA. ( Vivamente. ) No, no, Vicenta. Usted no450puede faltar. ¡Qué se diría! No, no... De ningunamanera...

VICENTA. ¡Vaya que es desdicha! No tan buenocomo ése, pero elegantísimo también y de gran novedad,es el vestido que yo encargué. ( Furiosa. ) ¡Ay,455qué bribona de modista; era cosa de arrastrarla!...

MARÍA. ( Imitando su furia. ) De sacarle los ojos.Sí, porque con su informalidad la pone a usted en unridículo espantoso. Yo lo siento tanto como usted, yestoy pensando que... ( Pausa. )460

VICENTA. ( Con gran ansiedad, reparando en todas laspartes del hermoso vestido. ) ¿Qué, hija mía?

MARÍA. ( Gozando con la ansiedad de Vicenta. ) Pienso...que con este traje estaría usted encantadora,Vicenta.465

VICENTA. ¡Oh, sí...!

MARÍA. ¡Y qué golpe daría usted si con él se presentaraen el baile! Usted imagínese la grandiosa decoracióndel parque y jardines... los focos eléctricos, quedarán a las mujeres bien vestidas un aspecto ideal, fantástico...470y por fondo el follaje verde, salpicado delucecitas...

VICENTA. ( Entusiasmada. ) ¡Oh, incomparable! Creeríanque es el vestido que encargué a Madrid...María, amiga del alma, ¿es cierto lo que sospecho?475Me dice el corazón que usted, con su generosidad sinejemplo, se digna prestarme... ( María hace signosafirmativos, lentamente. ) ¡Oh, qué alegría! ¿Conque...?

MARÍA.

( Empezando

a

ponerse

grave. )

Hay

algún480inconveniente.

VICENTA. ¿Cuál?

MARÍA. Yo le prestaría a usted con mucho gusto mitraje...

pero... si luego me lo ven a mí, ¡qué dirán!

VICENTA. ( Desconsolada. ) ¡Ah, sí...! no había485caído...

MARÍA. No debo prestar a usted mi vestido, no...Pero... por otro medio podría lucirlo. ( Pausa, expectaciónde Vicenta. ) VICENTA. ¿Cómo?490

MARÍA. Comprándolo.

VICENTA. ( Asustada, cruzando las manos. ) ¡María!

MARÍA. Vendo esta ropa, que es absurda, irrisoria,en la humilde situación a que ha llegado mi familia. Mipadre es pobre, tan pobre que no lo son más los que495mendigan en las calles. Ya no hay forma de disimularni encubrir nuestra descarnada miseria...

VICENTA. ( Compadecida. ) ¡Pobre amiga de mi alma!¡Qué pena!... Sí: compro el vestido... compro todo:traje, sombrero, abrigo... Pero ello ha de ser para500ponérmelo y lucirlo esta noche.

MARÍA. Tiene usted tiempo.

VICENTA.

( Con

gran

impaciencia. )

Pero

no

podemosdescuidarnos.

MARÍA. Espérese un poco. Aún tenemos que505estipular...

VICENTA. Naturalmente, el precio.

MARÍA. Que no puede ser corto. Usted, señora ricay de buen gusto, puede apreciar... Fíjese bien: estetraje es de Redfern, el primer modisto de París...510

VICENTA. Ya se conoce.

MARÍA. Rue de Rivoli, 242. Viste a la Emperatrizde Rusia y a la Reina de Inglaterra.

VICENTA. Y será carísimo.

MARÍA. Usted figúrese... Mis padres encargaron y515pagaron estos lujosos trapos dos meses ha, cuando yaeran pobres, casi miserables. Lo que ellos dieron entoncesa la vanidad, justo es que la vanidad se lo devuelva.

VICENTA. Amiga mía, me hago cargo de las circunstancias,y sé que me obligan a ser generosa. Fije usted520un valor razonable, teniendo en cuenta que es prendausada, y no regatearemos. ( Impaciente porque Maríase quite el vestido. ) Y

ahora... Porque los instantesvuelan, María. El precio y pago lo arreglaremos mañana.

MARÍA.

Perdone

usted,

Vicenta.

Los

malditos

mañanas,525causa de tantos desórdenes, están abolidos...

VICENTA. ¿Por quién?

MARÍA. Por mí. Me propongo cambiar radicalmentemi modo de ser. Ya no soy aquélla, soy otra. La gravedad,la urgencia del caso exigen que esta noche quede530todo resuelto y concluido: la entrega de la ropa, el pago,etc... No he de ser exigente. De lo que costaron a mipadre este rico traje y sus accesorios... ya usted ve:todo nuevecito... sólo una vez me lo puse en Madrid,...rebajo la mitad.535

VICENTA. Bien.

MARÍA. Si usted quiere lucirlo esta noche haciéndolopasar por el que encargó a Madrid, tiene quedarme...

VICENTA. ¿Cuánto?540

MARÍA. ( Con energía. ) No mañana, mañana no, estanoche misma, ahora, corra usted a su casa, que estábien cerca, dos pasos, y tráigame... cuatrocientos duros.

VICENTA. ( Confusa, sin saber qué hacer. ) Pero...verá usted...

el caso es que esta noche... Naturalmente,545no voy a decirle a Nicolás... Quizás se opondría.

MARÍA. Pues entonces, no hay trato.

VICENTA. Mañana, amiga mía... ma...

MARÍA. ( Cortándole el concepto. ) No hay amiguitas,ni carantoñas, ni mañanas, ni nada de eso. ¿No sabe550usted que soy de bronce?

VICENTA. Ya lo veo, ya... Pero... No sé cómo arreglarlo...( Con una idea salvadora. ) ¡Ah! Si usted seaviene a recibir esta noche la mitad, un poquito menos...Sin enterar a Nicolás ni a nadie, puedo disponer ahora555mismo de unas novecientas pesetas.

MARÍA. Acepto, siempre que usted me dé formalpromesa de entregarme el resto antes de las veinticuatrohoras... mil cien pesetas.

VICENTA.

Justas

y

cabales.

Pero

no

perdamos

tiempo...560Corro a casa... Nicolás, a quien dije que iríamosjuntas, ya está allá. Luego le diré: «¿no sabes? llegóel vestido...» Y mañana le cuento... En fin, yo loarreglaré... tardaré tres minutos... Que cuando yovenga, esté usted despojada...

¿Subiré a su casa?565

MARÍA. No: espéreme aquí. ( Se quita el abrigo ysombrero. ) VICENTA. A prisita, a prisita, para que yo tengatiempo... ( Vase corriendo por el patio. )

ESCENA V

MARÍA, CIRILA; después DON PEDRO, dentro.

CIRILA. ( Deteniendo a María que se dirige a la escalera, 570 llevando en la mano sombrero y abrigo. ) No subas: tupapá, inquieto y desvelado, con el torbellino de susilusiones, no hace más que pasear por toda la casa, y aratos sale a la galería alta.

MARÍA. ( Indicando la glorieta, junto a la escalera. )575Pues aquí mismo. ( Entrega a Cirila el abrigo, el sombrero. )Sube corriendo y traeme un peignoir. Si te preguntan...di... cualquier cosa, que lo piden la Alcaldesa y suhermana para modelo.

CIRILA. Voy. ( Presurosa sube a la casa. )580

MARÍA. ( Sola desabrochándose. ) ¡Qué agradecida estoya ese hombre! Su negativa me ha puesto en el verdaderocamino.

( Óyese la voz de Don Pedro, que en lagalería alta llama. ) DON PEDRO. ¡Cirila, Cirila!585

MARÍA. ( Con voz muy queda, gozosa. ) Señor Marqués,señor papaíto, ya tenemos dinero.

DON PEDRO. ¿Pero dónde se mete esa...?

MARÍA. Y sin pedir nada a nadie.

CIRILA. ( Baja rápidamente con la prenda pedida. )590Aquí está. ( Señalando la galería alta hacia el fondo. )Ya se ha cansado de llamar; ya se va.

MARÍA. ( Cogiendo el peignoir. ) Dáme. (A Cirilaque fija la vista en la reja y puerta de la casa de León. )¿Qué miras?595

CIRILA. Parecióme ver los ojos del hombre negroacechando tras de la reja.

MARÍA. Ilusión tuya. ( Entra en la glorieta. Cirilale desabrocha el vestido. ) Nadie más que tú verá el nacimientode la mujer nueva. ( Gozosa. ) Cirila, abrázame.600

CIRILA. ¿Estás contenta?

MARÍA. ¿No lo ves?... ¿No notas tú que el mundotodo se ha transformado? No, tú no lo notarás.

CIRILA. Es tu alegría.

MARÍA. No: es el mundo que me sonríe y me dice:605«Soy muy grande. Estoy lleno de tesoros... Ven,toma para ti lo que encuentres, que no sea de los demás.Recoge todo, recoge los átomos...»

CIRILA. Vaya, no delires tú ahora. ( Ayudándola acambiar de ropa. )610

MARÍA. ( En la glorieta habrá un trozo de follaje, trasel cual se oculta María al desprenderse de la falda y cuerpo. )Es la sociedad que me dice: «Mírame: no soy todaegoísmo, no soy toda vanidad y mentiras. Estoy llenade virtudes: búscalas, y en ellas encontrarás la vida.»615

CIRILA. Es tu ilusión de sustentar a la familia.

MARÍA. Es Dios que me dice: «Soy la voluntad quehizo el mundo. A ti te di la existencia, y por redimirtesufrí martirio.

Adórame Redentor y mártir... Adórametambién Creador.»

( Vuelve Vicenta presurosa por el 620 fondo. Busca a María en el sitio donde la dejó. De laglorieta sale María completamente transformada. )

ESCENA VI

MARÍA, VICENTA, CIRILA.

CIRILA. Aquí, señora.

VICENTA. ( Llega junto a María y le entrega los billetes. )Aquí está. Cuéntelo...625

MARÍA. ( Toma los billetes sin mirarlos. ) Gracias,amiga mía.

VICENTA. ¿Y cómo no ha subido usted?...

MARÍA. No conviene que se enteren. No pierda ustedtiempo, Vicenta.630

VICENTA. ( Muy impaciente. ) Sí: me vestiré al instante.( Recoge la ropa. )

MARÍA. ( Coge la mano de Vicenta y la retiene entre lassuyas. ) Ahora, júreme por la salud de sus hijos que medará lo restante...635

VICENTA. Antes de las veinticuatro horas.

MARÍA. Júreme también que me guardará el secreto.

VICENTA. Mi marido y mi hermana tienen que saberlo.

MARÍA. Pero nadie más... Júremelo.

VICENTA. Nadie más. Por la salud de mis hijos.640

MARÍA. Bueno: adiós. ¿Lleva usted todo?

CIRILA. Cuerpo, falda... ( Le va entregando todo. ) MARÍA. Sombrero, abrigo...

VICENTA. ( Recogiendo todo cuidadosamente. ) Estábien.645

MARÍA. Estará usted...

VICENTA. ( Con entusiasmo. ) ¡Oh, elegantísima!Adiós. Hasta mañana. ( Vase corriendo. )

CIRILA. ( Después de mirar por la escalera. ) Podemossubir. Tu papá se ha retirado. Nos meteremos en mi650cuarto.

MARÍA. Sí. ( Contemplando los billetes. ) Dinero demi pobreza, ya estamos aquí frente a frente tú y yo...¿Qué quieres decirme al venir a mí? Que desde que teinventaron los hombres eres muy malo, y que por malo655te han puesto innumerables motes injuriosos... que revuelvestodo el mundo y originas infinitos desastres...¡Ah! ya veremos eso... Conmigo no juegas. ¡No sabestú en qué manos has venido a parar!... ¿Serás bueno,eh?...

Seremos amigos. ( Los besa y los guarda en el 660 seno. ) CIRILA. Vámonos ya.

MARÍA. Un momento. ( En el centro de la escena,vuelta hacia la casa de León. ) ¡Maestro...!

CIRILA. No responde... No hay nadie.665

MARÍA. Hablo con su espíritu, mujer. ( Alzando másla voz y mirando siempre a la izquierda. ) Ya no soyaquélla... soy otra.

CIRILA. ( Asustada. ) Cállate, niña mía...

MARÍA.

No

puedo.

Déjame

expresar

mi

alegría,

mi670gratitud... Maestro, buenas noches. ( Dirígese a laescalera con paso ligero. )

ACTO TERCERO

Sala baja en el palacio de Alto-Rey. En el fondo dos grandes rejaspor las cuales se ve un patio con árboles separado de la calle porun muro bajo o empalizada. A la izquierda, puerta por dondeentran los que vienen de la calle. A la derecha, puerta grandeque comunica con el interior.—Mesa grande a la derecha, concajón practicable; a la izquierda otra mesa sobre la cual haypiezas de puntilla y cajas de flores artificiales, pasamanería.Parte de estos objetos están a la vista, fuera de las cajas. Debajode la mesa, más cajas. En el fondo grandes armarios antiguos,con puertas de nogal. En el ángulo de la derecha un percherocon ropa de María. Ésta, junto a la mesa de la derecha, de perfilal público, toma nota de existencias. Viste con elegante sencillez;se cubre con un largo delantal. Cirila está mirando a lacalle por la reja. Óyese lejano rumor de panderetas y cantospopulares.

ESCENA PRIMERA

MARÍA, CIRILA.

MARÍA. ¿Pero qué bulla es esa?

CIRILA.

Primer

día

de

ferias.

El

pueblo

quiere

divertirse.( Dirígese a la mesa de la izquierda. ) MARÍA. Sigamos. De puntillas quedan... dos cajas...

CIRILA. ( Contando piezas de puntilla. ) Dos, y estas5cuatro piezas.

MARÍA. Lástima no haber traído más.

CIRILA. Inspirada fue tu invención de esta granjería.Los tenderos de aquí traían un género anticuado, carísimo,y más falso que Judas... y tú, pidiéndolo directamente a10la fábrica y contentándote con una ganancia corta...

MARÍA. ( Atenta a sus notas. ) Doscientas doce. ( Hacesu apuntación en pie. )

CIRILA. ( Suspendiendo el trabajo. ) ¿Sabes, mi ángel,que es una maravilla lo que has hecho? En poco más15de dos meses...

MARÍA. Dos meses y algunos días desde aquellanoche...

Parece que fue ayer...