Novelas Cortas by Pedro Antonio de Alarcón - HTML preview

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amor....

Hoy

me

han

endurecido

mi

pensamiento

y

su

crueldad.

¡Guerra

a

muerte!

¡Me

20 basto contra todos!

¡Tengo frío en el alma como en el cuerpo!

XIII

Después

de

otra

eternidad

de

inacción,

que

así

puede

haber

sido

un

día

como

un

año

(pues

no

tengo

conciencia

de

mi

propia

vida), abandono de nuevo esta caverna.

25 El frío material es insoportable....

¡Oh!... ¡qué duda tan espantosa llevo en el cerebro!...

¡Acabo

de

pensar

que

acaso

habrá

transcurrido

ya

el

verano;

que

bien

puedo

encontrarme

con

nuevas

nieves;

que

quizás

ha empezado otra noche de dos mil doscientas horas!...

30

¡Ah!...

Este

pensamiento

me

hiela

el

corazón

y

el

alma.

(p123)

He salido de la gruta.

¡Aún es de noche!

¡Tremendo

problema!...

¿Qué

noche

es

ésta

que

estoy

mirando?

05 ¿Es que no ha concluido el invierno de mi condena?

¿Es que ha empezado otro?

¿En qué año me encuentro?

XIV

¡Oh

ventura!

¡El

horizonte

se

tiñe

de

color

de

rosa

hacia

el Mediodía!

10

Dijérase

que

la

aurora

boreal

brilla

en

el

punto

opuesto

de

la bóveda celeste....

Pero

no

es

la

fatua

aurora

boreal....

¡Es

la

verdadera

aurora, la aurora del día!...

El aliento del Ecuador enrojece las brumas del Océano....

15

Los

hielos

sonríen

por

todas

partes

al

recibir

las

caricias

de

la primera alborada....

Las estrellas se borran en el cárdeno firmamento....

La luna se oculta por el Septentrión....

¡Está amaneciendo!

20 ¡Salve, primera luz del alba!

¡Salve,

rayo

perdido

del

astro

deseado,

que

vienes

a

alegrar

estos desiertos!

¡Salve,

cabello

luminoso,

desprendido

de

la

dorada

frente

del sol!

25 ¡Ya es de día!

Así despertaría el mundo el día de la creación.

Así saldría la creación de las tinieblas del caos.

Así

renacería

la

especie

humana

cuando

volvió

la

paloma

al

arca de Noé[123-1] con el ramo de oliva.

30

En

cuanto

a

mí,

hoy

despierto

de

la

nada

del

no

ser,

de

esa

negación

sin

nombre

en

que

he

vivido

tantos

meses.

(p124)

Hoy

sacuden

mis

sentidos

su

letargo,

y

la

luz

turba

la

monotonía

de la noche y de la nieve.

Hoy

renazco

a

la

vida,

y

ese

rayo

matinal

que

colora

el

Oriente viene a ser el iris que me presagia mejores días.

05

Hoy,

en

fin,

se

reanuda

mi

dulce

consorcio

con

la

esperanza

de vivir.

Una hora ha durado la alborada.

Hubo

un

momento

en

que

me

pareció

que

el

sol

iba

a

salir....

10

La

cerrazón

de

niebla

que

entolda

el

horizonte

amenazaba

romperse....

Todo ha desaparecido.

He

contemplado,

pues,

sin

intervalo

alguno

el

crepúsculo

de

la

mañana

y

el

de

la

tarde.

¡Espectáculo

grandioso!

Mi

15 corazón rebosa de entusiasmo y de alegría.

Hoy debe ser el 4 de Febrero.

XV

Día 5.[124-1]

Los resplandores del sol han durado hora y media.

La

cúspide

de

una

montaña

elevadísima

ha

reflejado

por

un

20 momento los rayos del sol.

¡Yo lo veré mañana!

XVI

¡El sol! ¡El sol!

¡Al

fin

has

brillado

ante

mis

ojos,

astro

divino,

manantial

de

luz, foco de la vida!

25

¡Cómo

me

alegra

el

alma

esta

corta

visita

que

hoy

haces

al

Spitzberg!

¡Bendito

seas

mil

veces,

rey

de

la

Naturaleza,

coronado

de(p125)

rayos

y

vestido

de

oro,

que

te

anuncias

al

mundo

con

la

risueña

aurora y te despides con el melancólico suspiro de la tarde!

¿Qué

son

las

estrellas

sino

tu

brillante

séquito,

tu

numerosa

corte, que tarda una noche entera en desfilar por los cielos?

XVII

05

Han

transcurrido

tres

meses

más,

abreviados

por

la

esperanza.

¡La

primavera!

La

diosa

de

los

perfumes

y

de

la

armonía

sonríe ya en el cielo, en la tierra, en el mar y en el ambiente.

Todo vive; todo se agita; todo se alegra.

10

El

sol

acaba

de

ocultarse

por

el

Norte:

¡dentro

de

una

hora

volverá a salir!

Pasado

mañana,

que

deberá

ser

el

5

de

Mayo,

empezará

el

día

de

tres

meses,

durante

el

cual

vendrá

algún

buque

groenlandero

a

este

archipiélago,

y

me

volverá

al

mundo

habitado

15 por los hombres.

En

este

instante

iluminan

la

tierra

cinco

distintos

resplandores:

el

crepúsculo

de

la

tarde,

la

claridad

del

amanecer,

un

perdido

destello

de

la

agonizante

aurora

boreal,

el

moribundo

resplandor

que

desde

el

Sur

envía

la

menguada

luna,

y

la

vacilante

20 luz de las remotísimas estrellas.

El

blinc,

o

sea

la

refracción

de

la

nieve,

mezcla

su

fulgor

a

tantos

fulgores,

dando

a

la

Naturaleza

cierto

vislumbre

fantástico.

XVIII

He

aquí

a

la

Creación[125-1]

revestida

de

todos

los

encantos

que

25 se atreve a desplegar en esta latitud.

El

mar

ha

roto

sus

cadenas

de

hielo

y

mece

en

lontananza

sus verdes olas.

El

viento

ha

recobrado

elasticidad....

¡Siquiera

el

ruido

es

ya

una

distracción

en

esta

ociosidad

perdurable!(p126)

Óyense hacia el Norte estruendos misteriosos....

Es

que

se

hunden

los

alcázares

de

cristal

que

edificó

la

mano

del invierno.

Incesantemente

se

deslizan

por

el

Océano,

viniendo

del

Polo,

05

mil

flotantes

islas,

que

pasan

ante

mis

ojos

como

fantasmas,

hijos

del espanto de estas regiones, o como ambulante cordillera....

Son

témpanos

de

hielo

que

desharán

mañana

las

brisas

del

Círculo polar.[126-1]

Esto

sucede

en

el

Océano.

En

la

tierra

todo

sonríe,

murmura,

10 canta y se desenvuelve.

Las

campiñas

se

cubren

de

cierta

verdura,

algunos

vegetales

cuelgan

por

los

laderos

de

las

montañas,

y

hasta

en

la

nieve

brotan amarillos fresales.

Mil

cascadas

y

torrentes,

formados

por

el

deshielo,

corren,

15

saltan

y

se

derrumban

con

alegre

estrépito,

comunicando

al

aire

estremecido placidísimos rumores.

Las

adormideras

blancas

y

las

doradas

siemprevivas

inclinan

sus

lánguidas

cabezas

sobre

la

espuma

de

las

aguas

como

náyades

voluptuosas.

20

Los

cedros

seculares

y

los

desgajados

abetos

se

cubren

de

obscuras hojas.

El liquen festonea los zócalos de las montañas.

Donde quiera hay variedad, colores, vida, movimiento.

La

isla

canta,

el

mar

se

lamenta,

la

atmósfera

murmura....

25 ¡Magnífico concierto!

El burgomaestre, el buitre polar, arroja su prolongado grito.

Los mallemaks[126-2] trinan con blanda melodía.

Los

rotger

modulan

su

patético

gorjeo,

semejante

al

arrullo

de la tórtola.

30

El

apura-nieves,

el

pájaro

de

oro,

revolotea

de

acá

para

allá,

como una estrella sin destino.

¡Qué transformación, qué resurrección tan admirable!

Y,

sin

embargo,

esta

primavera

sería

aterradora

comparada

con el más rudo invierno de Escocia.[126-3]

XIX(p127)

¡Ah!

¿Qué

es

aquel

punto

negro

que

se

destaca

sobre

los

confines del Océano, bajo la cúpula azul del firmamento?

Mi corazón late con una violencia irresistible.

¿Me habré engañado?

05 ¡Gracias, Dios mío! ¡Es un buque ballenero!

Viene hacia aquí....

Irá

al

estrecho

de

Henlopen,

y

pasará

a

un

cuarto

de

milla

de esta isla.

Mi escopeta le avisará....

10 ¡Me he salvado!

¡Desesperación!

El frío ha destruido el organismo de mi escopeta.

¡No podré hacer señal a ese buque!

Lo

estoy

viendo....

Dista

de

aquí

una

milla....

Es

un

15 groenlandero....

—¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro!

¡Ah!

No

puedo

más:

mi

voz

enronquece....

¡Estoy

tan extenuado!...

—¡Socorro!...

20 ¡No me oyen!

¡Oh, estar tan cerca de los hombres y no salvarme!

¡Ver

el

puerto

después

del

naufragio,

y

morir

sin

tocar

la

orilla!

¡Morir, como Prometeo,[127-1] encadenado en una roca!

25

¡Morir

después

de

un

año

de

martirio;

después

de

haber

comprado la vida con diez meses de sepultura!

¡Y no hay remedio!

¡Ya doblan el cabo de Henlopen!...

¡Desaparecieron!... ¡Ay!... ¡Desaparecieron!

30 ¡Tremenda ironía de mi destino!

¡Necio

de

mi,[127-2]

que

me

reconcilié

con

la

esperanza!(p128)

¡Necio

de

mí...que!...

¡Ah!

No

huyas

de

esa

manera

ante

mis ojos, Dios mió!

¿Y qué?

¿He

de

confiarme

de

nuevo

a

una

suerte

cruel

que

se

burla

05 de mis lágrimas?

¡No!

Estoy decidido.

Yo mismo me daré la muerte.

Esto

es

mejor

que

pasar

otro

invierno

enterrado

vivo

en

un

10 sepulcro.

¡Los sepulcros se han hecho para los muertos!

XX

A bordo del Grande Esberrer.

Día 8 de Agosto.

Camino hacia los lares patrios.

15 Acabo de perder de vista la última montaña del Spitzberg.

El

buque

que

me

ha

recogido

es

el

mismo

que

alejarse

hacia el estrecho de Henlopen.

Cuando

me

desangraba

por

cuatro

cisuras

que

me

hice

en

pies

y

manos,

la

tripulación

del

Grande

Esberrer,

que

había

20

desembarcado

en

otra

rada

de

la

isla

del

Nordeste,

me

encontró

tendido en tierra y me salvó la vida....

Llegué al Spitzberg a la edad de diez y nueve años, y he permanecido allí