

U.G. KRISHNAMURTI
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Pregunta: Muchas de las cosas que has dicho me suenan mucho a lo que he leído de U.G. Krishnamurti…
Respuesta: También yo he leído muchas cosas de U.G. Krishamurti (no tiene que ver con J. Krishnamurti) que me gustan. Hay otras cosas que he leído en las que parece contradecirse mucho a sí mismo, cosas con las que no estoy de acuerdo, o quizá cosas que no comprendo enteramente. Hay un ejemplo de ese “anti gurú”, que me gusta:
«La gente me llama un “hombre iluminado” (detesto el término), no pueden encontrar otra forma de describir cómo funciono. Al mismo tiempo, destaco que no hay tal iluminación para nada. Lo digo porque he buscado y deseado ser un hombre iluminado toda mi vida y he descubierto que no hay tal iluminación en absoluto, por lo tanto la cuestión de si una persona en concreto está iluminada o no, no se plantea. Me importa un bledo un Buda del siglo sexto antes de Cristo, y no digamos todos los demás pretendientes que tenemos entre nosotros. Son un montón de explotadores que prosperan con la ingenuidad de la gente.»
«Los hombres santos son todos unos farsantes. Me dicen sólo lo que hay en los libros, que puedo leer yo. Dicen que haga “lo mismo una y otra vez”, cosa que no quiero hacer. Esto son experiencias que no quiero. Ellos tratan de compartir una experiencia conmigo. No me interesa la experiencia. En lo que respecta a la experiencia, para mí no hay diferencia entre la experiencia religiosa y la experiencia sexual, o cualquier otra experiencia. La experiencia religiosa es como cualquier otra experiencia. No me interesa experimentar el Brahmán, no me interesa experimentar la realidad, no me interesa experimentar la verdad. Pueden ayudar a otros, pero no pueden ayudarme a mí. No me interesa hacer más de lo mismo, con lo que ya he hecho, basta.»
«Llegué al punto en el que me dije a mí mismo “Buda se engañó a sí mismo y engañó a otros. Todos esos maestros y salvadores de la humanidad fueron unos malditos tontos (se engañaron a sí mismos), así que ya no me interesa nada de esto”. De modo que me salí completamente de mis métodos».
«Uno espera que pensando será capaz de resolver el problema del deseo, motivado por ese modelo de santo que uno cree que ha controlado o eliminado el deseo. Si ese hombre, como imaginas, no tiene deseos, es un cadáver. ¡No creas a tal hombre para nada! Un hombre así edifica organizaciones y vive en el lujo, que tú pagas. Tú le estás manteniendo. Él lo hace por su sustento. En el mundo siempre hay un tonto que le cree.»
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«Todos ellos son mentirosos, petimetres, falsos y engañabobos, ¡y aseguran que buscan y dicen la verdad! Conforme, tú quieres encontrar por ti mismo lo que es la verdad. ¿Puedes descubrirla?, ¿puedes capturar la verdad, sujetarla y decir “esto es la verdad”? Tanto si lo aceptas como si lo rechazas, da igual: todo depende de tus prejuicios y predilecciones personales. De modo que si quieres descubrir la verdad por ti mismo, sea ésta lo que sea, no estás en disposición de aceptarla ni de rechazarla. Tú supones que existe la verdad, supones que existe la realidad (la definitiva, o la que sea). Es esa suposición lo que crea el problema para ti, el sufrimiento. Mira, yo quiero experimentar a Dios, la verdad, la realidad o lo que quieras, así que debo comprender la naturaleza de la estructura experiencial dentro de mí antes de meterme en eso. Tengo que considerar el instrumento que uso. Estás intentando capturar algo que no puede ser capturado en términos de tu estructura experiencial, de manera que esa estructura experiencial no debe estar ahí para que la otra cosa pueda presentarse. Nunca sabrás lo que es eso. Nunca conocerás la verdad porque es un movimiento. ¡Es un movimiento! No puedes capturarlo, no puedes contenerlo, no puedes expresarlo. No es una hipótesis lógica y confirmada que nos interese. De manera que tiene que ser tu propio descubrimiento. ¿Para qué sirve mi experiencia? Hemos registrado miles y miles de experiencias, que no te han ayudado. Lo que te mantiene es la esperanza: “seguiré con esto otros diez años, quince, quizá uno de estos días yo pueda…”, porque la esperanza es la estructura.»
«Descubrí por mí mismo y para mí mismo que no hay un yo que realizar, esa es la concienciación de la que hablo. Viene como un golpe demoledor. Te golpea como un rayo. Lo has apostado todo a esa autorrealización y, al final, descubres súbitamente que no hay un yo que descubrir, ningún yo que realizar. Así que te dices “¿qué demonios he estado haciendo toda mi vida?”. Eso te destroza.»
«Nada, ése es el descubrimiento. La así llamada autorrealización es el descubrimiento por y para ti mismo de que no hay un yo que descubrir. Eso será algo muy traumático: “¿Por qué demonios he desperdiciado toda mi vida?” Es algo muy traumático porque va a destruir cada nervio y cada célula, hasta las células de la médula de tus huesos. Te digo que no va a ser fácil, que no te lo van a poner en una bandeja de plata. Tienes que desilusionarte completamente, y entonces la verdad empieza a expresarse a sí misma a su modo. He descubierto que es inútil intentar descubrir la verdad. He descubierto que la búsqueda de la verdad es absurda, porque la verdad es algo que no puedes capturar, contener ni darle expresión.»
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«¿Ves?, el problema que tengo con la gente que viene a verme es este: no parece que sean capaces de comprender la forma en que yo funciono, y no parece que yo sea capaz de comprender la forma en que ellos funcionan. ¿Cómo se puede mantener un diálogo así? Los dos tenemos que dejarlo. ¿Cómo puede haber un diálogo entre nosotros dos?»
«Yo no intento vender nada. Es imposible que uno pueda fingir esto. Esto es algo que ha ocurrido fuera del campo, el área, en la que yo esperaba, soñaba y quería cambiar, de modo que no le llamo “cambio” a esto. De veras no sé qué me ha ocurrido. Lo que te digo es la forma en que funciono. Parece que haya alguna diferencia entre la forma que tú funcionas y la forma en que funciono yo, pero esencialmente no puede haber diferencia alguna. ¿Cómo puede haber diferencias entre tú y yo? No puede haberlas, pero por la manera que intentamos expresarnos parece que las haya. Siento que hay alguna diferencia, y todo lo que trato de comprender es esa diferencia. Ésa es la manera en que funciono.»
«Dicho sencillamente, no puedo entender una estructura muy compleja (tengo ese problema, ya ves). Probablemente soy un tonto profundo o algo así. No sé, no puedo entender el pensamiento conceptual. Puedes decirlo en palabras muy sencillas. ¿Cuál es exactamente la pregunta? Porque la respuesta está allí: no tengo que dar la respuesta. Lo que normalmente hago es reestructurar la pregunta, reformularla de tal modo que la pregunta aparezca ante ti como un sinsentido.»
«Si de repente alguien me pregunta algo, intento responder, haciendo hincapié y señalando que no hay respuesta a esa pregunta. De modo que meramente reformulo y reestructuro la pregunta y te la devuelvo. No es jugar a juego alguno, porque no me interesa vencerte con mi punto de vista. No es cuestión de ofrecer opiniones. Claro que tengo opiniones sobre todo, desde la enfermedad hasta la divinidad, pero son tan inútiles como las de cualquiera.»
«Es el interrogador el que crea la respuesta, es el interrogador quien se realiza por la respuesta, en caso contrario no existe el interrogador. No trato de jugar con las palabras. Tú conoces la respuesta y quieres que yo te la confirme, o quieres arrojar algo de luz sobre tu problema, o eres curioso. Si quieres mantener un diálogo conmigo por cualquiera de esas razones, estás perdiendo el tiempo. Tendrías que acudir a un erudito, a un experto, a un hombre culto, ellos pueden arrojar mucha luz sobre tales cuestiones. Esto es todo lo que me interesa en esta clase de diálogo: ayudarte a formular tu propia pregunta. Intenta formular una pregunta que puedas llamar propia.»
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«Tu estado natural no tiene relación alguna con los estados religiosos de la dicha, la beatitud y el éxtasis, éstos residen en el campo de la experiencia. Es posible que aquellos que han conducido al hombre en su búsqueda de la religiosidad a través de los siglos hayan experimentado esos estados religiosos. Lo mismo puedes tú. Esos estados del ser son inducidos por el pensamiento, y según vienen, se van. Consciencia de Krishna, conciencia de Buda, consciencia de Cristo, o lo que quieras: todos ellos son viajes en la dirección equivocada, todos están dentro del campo del tiempo. El sintiempo no puede ser experimentado nunca, no puede ser asido, contenido, y mucho menos expresado por hombre alguno. El camino trillado no te conducirá a ninguna parte. No hay un oasis situado más allá, estás varado en el espejismo.»
«¿Ves?, la gente se imagina habitualmente que la así llamada autorrealización, iluminación, realización divina, o lo que quieras (no me gusta usar esas palabras) es algo estático, que serás feliz permanentemente, en un estado de dicha constante. Esas son las imágenes que tienen de esa gente [de los iluminados]… No hay relación en absoluto entre la imagen que tienes de eso y lo que realmente es la situación… Por eso le digo a la gente muy a menudo que “si pudiera darte un vislumbre de en qué consiste todo esto, no lo tocarías ni con guantes”. Saldrías corriendo porque no es lo que quieres. Lo que tú quieres no existe, ya ves.»
«No queremos ser libres del miedo. Todo lo que queremos es jugar con ello y hablar de liberarnos del miedo.»
«¿Ves?, la búsqueda te aleja de ti mismo (va en la dirección opuesta), no tiene absolutamente ninguna relación.»
«La búsqueda va siempre en la dirección equivocada, de manera que todo lo que consideras muy profundo, todo lo que tienes como sagrado es una contaminación en esa consciencia. Es posible que no te guste la palabra “contaminación”, pero todo lo que consideras sagrado, santo y profundo es una contaminación.»
«El conocimiento es un estado del ser en el que la pregunta ya no está. No hay nada que diga “¡ahora comprendo!”, esa es la diferencia fundamental entre nosotros. Al entender lo que yo digo no vas a llegar a parte alguna.»
«La consciencia que funciona en mí, en ti, en la babosa del jardín y en la lombriz, es la misma. En mí no tiene fronteras, en ti hay fronteras, tú estás encerrado en ella. Probablemente te empuja esa consciencia ilimitada, no lo sé. Yo no, yo no tengo nada que ver con eso. Es como el agua que encuentra su propio nivel, nada más, simplemente está en su naturaleza. Esto es lo que te pasa: la vida está intentando destruir lo que la encierra, esa estructura muerta de pensamiento y experiencia que no es su naturaleza. Intenta salir, liberarse. Tú no lo quieres. En cuanto ves ahí unas cuantas grietas traes un poco de revoque, las rellenas y bloqueas a la vida otra vez. El que te empuje no tiene por qué ser un así llamado hombre auto realizado, u hombre espiritual, u hombre realizado en la divinidad. Cualquier cosa, esa hoja de ahí, te enseña lo mismo con que le dejes hacer lo que puede hacer.»
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«Tenemos unas ideas muy extrañas sobre lo religioso: torturar el cuerpo, dormir sobre clavos, negar cosas, toda clase de cosas raras. ¿Para qué?, ¿por qué negar ciertas cosas? No lo sé. ¿Qué diferencia hay entre un hombre que va a un bar a beber un vaso de cerveza y un hombre que va a un templo a repetir el nombre de Rama? Yo no veo diferencia fundamental alguna… No tengo nada contra el escapismo, pero tanto si te escapas por esta calle como por aquella, un escape es un escape. Te estás escapando de ti mismo… Lo que hagas o lo que no hagas no importa en absoluto. Tu práctica de la santidad, tu práctica de la virtud, todo eso será valioso socialmente, pero no tiene nada que ver con eso.»
«Conservando tu energía sexual no vas a mejorarte en modo alguno. Es demasiado bobo y demasiado absurdo. ¿Por qué le dan tanta importancia a eso? La abstinencia, la continencia y el celibato no van a ayudarte a ponerte en este estado, en esta situación.»
«Tú no sabes lo que es bueno, tú sólo sabes lo que es bueno para ti. Eso es todo lo que te interesa, es un hecho. Todo se centra en eso. Todo tu arte y tu razón se centran en eso. No soy un cínico. Es un hecho. No hay nada malo en ello. No digo nada contra ello. Las situaciones cambian, pero eso es lo que te guía por todas las situaciones. No digo que esté mal, ya ves. Si no es así, hay algo mal en ti. Mientras que estés funcionando en el campo de lo que llaman el “par de opuestos”, bueno y malo, siempre serás quisquilloso; en cada situación, eso es todo. No puedes evitar hacerlo.»
«Un “hombre moral” es un “cobarde”. Un “hombre moral” es un hombre asustado, un hombre con corazón de gallina, por eso practica la moralidad y asienta juicios sobre los demás. ¡Y su indignación, tan justificada! Un hombre auténticamente moral (donde los haya), nunca, nunca hablará de moralidad ni asentará juicios sobre la moral de los demás, ¡nunca!»
«Cuestionar mis acciones, antes y después de ellas, se ha acabado para mí. La cuestión moral (yo debería de haber actuado así, no debería haber actuado así, no debería haber dicho eso), ya no hay nada de eso que me sirva. No tengo remordimientos, ni disculpas. Lo que quiera que haga es automático. En una situación dada, no soy capaz de actuar de ninguna otra forma. No tengo que racionalizar, ni que pensar lógicamente (nada de eso) que ésa es la única acción en esa situación concreta.»
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«Me preguntas “¿hay algo que tenga algún propósito?”. Mira, se te han dado muchos significados y propósitos. ¿Por qué sigues buscando el sentido de la vida, el propósito de la vida? Todo el mundo ha hablado del sentido y del propósito de la vida, todo el mundo. Los salvadores, los santos y los sabios de la humanidad (hay miles de ellos en India) han dado respuestas, y aún así, hoy sigues haciendo la misma pregunta “¿tiene algún sentido o propósito la vida?” O bien no estás satisfecho, o bien no te interesa encontrarlo por ti mismo. Sostengo que no te interesa de veras, porque eso es algo que asusta mucho. Es algo que asusta muchísimo. ¿Existe tal cosa como la verdad? ¿Te has hecho esa pregunta alguna vez? ¿Ha dicho alguien la verdad?»
«En cierto sentido, la vida entera es como un gran sueño. Yo te miro, pero no sé realmente nada de ti (esto es un sueño, un mundo de sueños), no hay realidad en absoluto. Cuando la estructura experiencial no manipula la consciencia (o como quieras llamarlo), entonces la vida entera es un gran sueño. Desde el punto de vista experiencial: no desde este punto de vista de aquí, sino desde tu punto de vista. ¿Ves?, tú le das realidad a las cosa (no sólo a los objetos, sino también a los sentimientos y las experiencias) y crees que son reales. Cuando no los traduces desde el punto de vista de tu conocimiento acumulado, no son cosas; verdaderamente no sabes lo que son.»
«Tener valor es barrer a un lado todo lo que el hombre ha experimentado y sentido antes que tú. Tú eres el único, y mayor que todas esas cosas. Todo se ha acabado, toda la tradición se ha acabado, por sagrada y santa que sea. Sólo entonces tú podrás ser tú mismo, eso es la individualidad. Te conviertes en individuo por primera vez. Mientras dependas de alguien, de alguna autoridad, no eres un individuo. La unicidad individual no puede expresarse a sí misma mientras haya dependencia.»
«La historia de mi vida llega a un punto y entonces se detiene, ya no hay más biografía después de eso. La carencia de deseos, la no avaricia, la no ira, ninguna de esas cosas tiene sentido para mí, son falsas; no sólo son falsas, me falsifican. He terminado con todo este asunto.»
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Dije al principio de este capítulo que “hay otras cosas que he leído en las que parece que él se contradice mucho a sí mismo, cosas con las que no estoy de acuerdo, o quizá cosas que no comprendo totalmente”. Aparentemente, U.G. está de acuerdo:
«Siempre niego lo que digo. Hago una declaración, pero esa declaración no expresa todo lo que ha sido dicho, así que la niego. Dices que me contradigo, no soy contradictorio en absoluto. Niego la primera declaración, la segunda, y todas las demás declaraciones, por eso a veces lo que digo parece muy contradictorio. Lo niego todo el rato no con la idea de llegar a punto alguno, simplemente lo niego. Mi hablar no tiene propósito.»1