Las Mariposas Vuelan Libres: Un Acercamiento Innovador y Radical a la Evolución Espiritual by Stephen Davis - HTML preview

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CAPÍTULO 34

JED McKENNA

 

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Pregunta: Parece que usas muchas citas de Jed McKenna, que no es una persona real, o al menos no es su nombre auténtico. ¿Crees que él es verdaderamente real?

Respuesta: He dicho que Robert Scheinfeld se detuvo en su camino como explorador. Creo que también Jed McKenna se detuvo en un cierto momento, para escribir su Trilogía de la Iluminación. Jed asegura que emergió de su crisálida como una mariposa…

 

«Todo ese deambular por la tierra quemada no era el final, era sólo el principio. Aún tenía que hacer mi propia de-construcción personal, que es como pasé los dos años siguientes hasta que llegué a un lugar llamado Acabado… Ahora mi realidad es el estado despierto, incierto, incumplido… Pasé los diez años siguientes intentando que este nuevo mundo, un no-mundo en el que un no-yo parecía residir a pesar de todo, tuviese sentido.»1

 

… pero no sé si es cierto, por un par de razones. Una, que no creo que a Jed le sea posible escribir sus tres libros sin detenerse en la crisálida y retrasar su transformación final en mariposa. Quizá en los diez años desde que acabó su último libro siguió hasta transformarse en mariposa. Eso es enteramente posible, ya que no se ha sabido más de él.

Segunda razón… bien, ya llegaré a eso, primero responderé la pregunta.

Cuando leí por primera vez entera la Trilogía de la Iluminación de Jed McKenna, supe en ese momento que este hombre (quienquiera que realmente fuese) era completamente auténtico. Tenía que haber experimentado verdaderamente lo que escribía, o no podría usar esas palabras ni describir tan perfectamente su situación. Supe que había otro hombre (otro explorador) que se alzaba a la vista plena del Océano Pacífico. Este hombre expresaba los mismísimos pensamientos y sentimientos que yo sé que sólo se pueden pensar y sentir cuando uno ha alcanzado ese punto en el trayecto.

Por ejemplo:

 

«Estoy aquí, en directo, sobre el escenario, y he escogido describirlo como lo veo. Yo no pospongo. Yo no dependo. Si lo que describo entra en conflicto con los otros diez mil informes (sean lo reverenciados que sean esos informes y quienes los escribieron), para mí entonces esos informes no son nada más que fábulas y folklore y deberían ser relegados al basurero de la historia. El simple hecho es que estoy aquí, y “aquí” no se parece a nada de lo que nadie diga o haga; no voy a perder mi tiempo ni el de nadie pretendiendo lo contrario. Debe destacarse que “aquí” no está envuelto en neblina ni pobremente iluminado. No es ni misterioso, ni místico. Mi conocimiento es impoluto y mi vista no tiene trabas. Esta es una idea difícil de expresar, pero es fundamental. No estoy interpretando. No estoy traduciendo. No estoy transmitiendo nada que me haya sido transmitido. Estoy aquí, ahora, diciéndote lo que veo en los términos más directos.»

 

«Es muy sencillo… La Iluminación es la realización de la verdad. No es sólo que la verdad sea sencilla, es que no puede ser más sencilla, no se puede reducir más.»

 

«La Iluminación no es que uno vaya allí, es que el allí viene al aquí. No es un lugar que visites, luego recuerdes melancólicamente y quieras volver a él. No es una visita a la verdad, es el despertar de la verdad dentro de ti. No es un estado fugaz de la consciencia, es la realización permanente de la verdad. No es un lugar que visites desde aquí, esto es un lugar que visitas desde allí.»

 

«Los iluminados ven la vida como un sueño, entonces ¿cómo pueden diferenciar entre correcto y erróneo o entre bien o mal? ¿Cómo puede ser un giro de los acontecimientos mejor o peor que otro? ¿Qué importancia real tiene nada en un sueño? Te despiertas y el sueño se ha ido, como si nunca hubiera existido. Todos los personajes y los sucesos que parecían tan reales, simplemente se han desvanecido. Los iluminados pueden andar y hablar en el mundo del sueño, pero no confunden el sueño con la realidad.»

 

«Sin embargo, la verdad es que no hay nada realmente erróneo. No hay nunca nada erróneo y nada puede ser erróneo. Ni siquiera es erróneo pensar que algo sea erróneo. Lo erróneo simplemente no es posible… Si nada es erróneo, entonces no se necesita hacer que nada sea correcto, lo que podría querer decir que no se necesita hacer nada.»

 

«Los iluminados se han despertado del sueño y ya no lo confunden con la realidad. De una manera natural, ya no son capaces de darle importancia a nada. Para la mente iluminada el fin del mundo no es más ni menos transcendental que el chasquido de una ramita. “El sabio ve lo mismo en todo”, dice el Gita. “Los sabios son imparciales”, dice el Tao. Los iluminados no pueden concebir que nada sea erróneo, de modo que no luchan para hacer correctas las cosas. Nada es mejor ni peor, entonces ¿por qué intentar ajustar las cosas?»

 

«Una vez que has sobrepasado la noción de que la dualidad (o como se llame) es “mala” y la unidad (o como se llame) es “buena”, también sobrepasas la necesidad de “ayudar” o “salvar” a nadie. Yo, por ejemplo, no hago lo que hago porque crea que se necesite hacerlo. No me mueven motivos éticos o altruísticos. Yo no creo que nada sea incorrecto y que yo tenga que hacerlo correcto. No lo hago para aliviar el sufrimiento o para liberar a los seres. Simplemente lo hago porque ésa es mi predisposición.»

 

«He oído que Maharishi Mahesh Yogi estaba muy contento con su aislada vida a los pies del Himalaya y que nunca se hubiera reunido de nuevo con la sociedad, pero que empezó a oír el nombre de una ciudad de la India en su cabeza. Simplemente, aparecía de forma espontánea en sus pensamientos. Cuando al fin se lo dijo a alguien, le aconsejaron que la única manera de sacarse el nombre de esa ciudad de la cabeza era ir allá. Lo hizo, se vio envuelto en compromisos de dar charlas, y todo el movimiento de la Meditación Transcendental salió de ello. Eso tiene sentido para mí. Uno observa los sucesos, deja que el flujo de las cosas tome el timón y uno va donde va.»

 

«El miedo, independientemente de la cara que tenga, es el motor que mueve a los seres humanos como individuos y a la humanidad como especie. Dicho simplemente, los seres humanos son criaturas basadas en el miedo. Es muy tentador decir que somos racionales y emocionales por igual, que estamos equilibrados entre el lado derecho y el izquierdo del cerebro, pero no es cierto. Nosotros somos fundamentalmente emocionales y nuestra emoción predominante es el miedo… Miedo al núcleo hueco. Miedo al agujero negro interior. Miedo al no-ser. Miedo al no-yo. El miedo al no-yo es la madre de todos los miedos, aquél en que se basan todos los demás. Ningún miedo es tan pequeño ni tan insignificante que no tenga al miedo al no-yo en su centro. Todo miedo es finalmente miedo al no-yo.»

 

«Esta trayectoria en la que estoy me llevará tan cerca de la no-existencia como puede estar alguien que aún tenga un cuerpo. En otras palabras, continuaré canalizando progresivamente cada vez menos energía en mi ser de estado de ensueño; mi enseñanza se reducirá a su forma más refinada y menos tolerante; mi interés se retirará del mundo y me convertiré en lo más mínimo que pueda ser una persona.»

 

«Me he pasado años como una mariposa de armario, desanimándome con las orugas y soñando sueños altamente ficticios de convertirme en mariposa. Sabía que yo era especialmente diferente de las orugas. Sabía que había un abismo insalvable que nos separaba, que ya no era uno de ellos, que ellos no eran como yo, ni yo como ellos. Sabía que sólo era capaz de comunicarme con ellos en el sentido más superficial, basado en los recuerdos, que se me iban desvaneciendo rápidamente, de su lenguaje y de sus hábitos. Pero lo que me llevó cierto tiempo comprender era que el motivo de que no fuese uno de ellos era porque yo era algo distinto, y esa diferencia era absoluta. Me gané la entrada a una realidad completamente nueva, pero no había entrado aún porque nadie me había explicado que este nuevo orden del ser en el que me había convertido era lo que las orugas querían decir cuando decían “mariposa”.»

 

«Y entonces, un día, allí está: nada. No más enemigos, no más batallas. La espada que parecía soldada a tus manos puede dejarse caer, una vez que tus dedos ya pueden separarse de ella. No queda nada con lo que luchar y no queda nada que deba hacerse. Nunca jamás habrá nada que deba ser hecho.»

 

«La iluminación no es como graduarse del Instituto sólo para empezar después la Facultad, ni siquiera acabar la Facultad para entrar en el mundo “real”. Es la graduación final. No más caza, no más persecución, no más batallas. Ahora puedes ir al mundo y hacer lo que quieras, aprender a tocar la guitarra, saltar de aviones, escribir libros, cultivar uvas: lo que sea.»

 

* * *

 

Esas citas son sólo de las primeras páginas del libro uno, Iluminación espiritual: la cosa más sorprendente, y hay tres libros en total. Definitivamente, merece la pena la lectura.

Dicho esto, tengo también muy claro que Jed y yo hemos ido por caminos diferentes para llegar al mismo sitio, lo que da como resultado que haya desacuerdos sobre varios puntos clave. Quiero hablar sobre ello con cierto detalle, principalmente para decirte que exploradores diferentes tienen formas distintas de expresar el camino y que Jed y yo no estamos de acuerdo al 100%, excepto en el resultado final.

Por ejemplo, el tono subyacente cuando habla de los Humanos-Niños es de juicio y crítica por estar dormidos en el estado de sueño.

 

«La Niñez Humana es mezquina, temerosa e irritante… es una desgracia horrorosa.»

 

Evidentemente, Jed no comparte el concepto de que la sala de cine haya sido cocenbida a propósito para crear limitación y restricción. Si lo hiciera no podría juzgar el estado del ser un Humano-Niño, en lugar de eso lo vería como una parte perfecta del Juego

O, por ejemplo, las referencias constantes a Maya como la “diosa del engaño” y la personificación del ego, pueden llevarle a uno fácilmente a creer que hay alguna fuerza “ahí fuera”, alguna entidad, algún poder que intencionadamente intente mantener a la gente lejos de la alegría, la abundancia y la verdad.

 

«Sería mejor comprender a Maya como la inteligencia del miedo. Ella es la guardiana de los guardados, el alcaide del estado de sueño. Es Maya quien nos concede el milagroso y vivificante poder de ver lo que no es y de no ver lo que es. Es Maya quien hace posible el estado de sueño y es la garante de que escapar de él sea casi imposible. Ella posibilita que exista el estado de sueño y, si quieres despertar de él, entonces es a ella a quien tienes que aniquilar, capa a capa.»

 

Lo que me lleva a mi tercera pregunta sobre Jed, su vocabulario guerrero y su actitud de que hay un “enemigo” con el que luchar y al que destruir:

 

«La espiritualidad real es una insurrección salvaje, los oprimidos se alzan y hacen una tentativa desesperada por la libertad. No es algo que las gentes hagan para mejorarse a sí mismos, o para ganar méritos, o para impresionar a los amigos, o para hallar una alegría mayor y un sentido a la vida. Es un asalto suicida a un enemigo de superioridad inimaginable.»

 

«La gente que se toma esto en serio no me necesita a mí, ni a nadie. Sólo necesita encontrar la pregunta siguiente, dar el paso siguiente, hallar al enemigo siguiente, luchar la batalla siguiente. La gente que no se toma esto en serio busca invariablemente formas de ocuparse y distraerse a sí mismos para no tener que dar ningún paso real ni luchar ninguna batalla real.»

 

Hasta su tercer libro se titula Contienda espiritual…

De manera que tengo que suponer que la ruta que tomó Jed a través de las Montañas Rocosas necesitó de muchas luchas para atravesarla, muchas batallas con los elementos, con los indios, con los animales salvajes; mucho trabajo de machete para hacerse un camino a golpes entre los arbustos; mientras que la ruta que yo tomé tiene muy poco de eso. De hecho, uno de los pasos clave dentro de la crisálida es la concienciación de que no hay “enemigo”, no hay “ahí fuera”, no hay dualidad de “ello” o “ellos” contra “mí”.

Jed tampoco menciona la física cuántica, o ningún conocimiento científico real de que “no es real, es sólo un juego”. En lugar de eso, el tono general de sus libros es de tomarse todo esto muy en serio:

 

«La revolución personal se alimenta de energía emocional de la intensidad más pura. Esa intensidad proviene de la concentración. Esa clase de energía emocional concentrada no se parece al amor, ni a la tranquilidad, ni a la compasión. Se parece a la rabia hirviente o a los asuntos desagradables, pero es así. Descontento suicida, así se ganan las revoluciones y por eso son tan escasas. Los cohetes no se lanzan al espacio a base de cánticos y oraciones, escapar de la gravedad del ego requiere una cantidad equivalente de fuerza explosiva. Tenemos que recoger toda la energía emocional que normalmente disparamos en todas direcciones para mantener nuestros personajes del estado de sueño, y concentrarnos en un solo punto. Es o todo, o nada».

 

Pero, de hecho, es sólo un juego, una maravillosamente compleja, excitante y retadora busca del tesoro de la verdad.

Finalmente, Jed usa el primero de sus libros, Iluminación espiritual, la cosa más sorprendente, para describir su proceso y transformación dentro de la crisálida. Habla del estado de la liberación de la sala de cine en palabras radiantes, es seguro que el lector termina el libro deseando estar donde está Jed.

Luego Jed emplea la mitad del libro dos, Iluminación espiritualmente incorrecta, en describir lo difícil que es llegar donde él está. Da ejemplos excelentes de una de sus “alumnas”, Julie, en su propio proceso de autolisis espiritual, una perspectiva realista del tiempo que cualquiera pasaría dentro de la crisálida. (La otra mitad del libro es Jed poniéndose medallitas por ser el primero de todos en descifrar el libro Moby Dick, de Herman Melville.)

En el tercer libro, Contienda espiritual, Jed hace lo imposible para intentar convencer al lector de que no quiera ir donde él está, sino que en lugar de eso se quede dentro de la sala de cine como Humano-Adulto:

 

«La diferencia más importante que hay que hacer entre esos dos estados es que la Humano-Adultez tiene sentido, y la Iluminación, no. El beneficio principal que la mayoría de las personas con inclinaciones espirituales puede obtener al tener un conocimiento claro de lo que significa realmente ser consciente de la verdad, no es que puedan lograrlo, sino que puedan dejarlo de lado y reajustar sus miras espirituales en algo de más mérito que la iluminación, que es, literalmente, la mayor nada de todos los tiempos.»

 

* * *

 

Podría nombrar otras áreas menores en las que estoy en desacuerdo con Jed, pero no intento ser quisquilloso. Quiero puntualizar sencillamente que el punto de vista de Jed está predispuesto por la ruta que tomó a través de las Montañas Rocosas y, aunque su descripción del Océano Pacífico es extremadamente precisa, su camino para llegar allí no es el único y no todo el mundo tiene que pasar por lo que él pasó. Tampoco nadie que llegue se sentirá del mismo modo que se siente Jed. Yo, por ejemplo, no.

Quiero hacer hincapié también que encontrarás algunas frases aisladas en los libros de Jed que contradicen el tono general de su escritura, como:

 

«Todo no es sino consciencia, tú no eres sino consciencia. No hay nada más.»

 

«Debe recordarse que Maya no es realmente una archi-deidad que nos boicotee desde lo alto. Maya está dentro de nosotros, es parte de nosotros… ella no es una “ella” y no es ajena a ti. Ella está dentro de ti, y esas capas son el material del que tu ego está hecho.»

 

«En lugar de adoptar una postura guerrera debemos, contra el sentido común, bajar nuestros escudos y defensas. Esto parece confuso hasta que comprendemos que somos a la vez el protagonista y el antagonista de este conflicto, el atacante a la vez que el defensor. Esta es la paradójica naturaleza de la lucha: no podemos vencer luchando. Lo que lucha, lo que resiste, es lo que buscamos derrocar.»

 

Y Jed, de cuando en cuando, expresa su gratitud por todo lo que parece que juzga y critica tan frecuentemente, incluso Maya:

 

«No puedo pensar en nada más fascinante, hermoso y merecedor de gratitud que Maya, arquitecto del engaño.»

 

«La idea de que… el universo dualista sea otra cosa que la mayor y más maravillosa de las bendiciones es risiblemente absurda.»

 

De modo que si lees los libros de Jed con una mirada refinada, si pasas por alto el tono general y estás atento a las frases clave, estás ante un auténtico regalo. En mi opinión, la Trilogía de la Iluminación es una lectura imprescindible para quien quiera convertirse en mariposa.