Las Mariposas Vuelan Libres: Un Acercamiento Innovador y Radical a la Evolución Espiritual by Stephen Davis - HTML preview

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CAPÍTULO 31

EL EGO

 

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Pregunta: Stephen, has sido muy duro con el ego en todo el libro, ¿no es eso un juicio en sí mismo?

Respuesta: Excelente pregunta, me alegra tener la oportunidad de aclararla.

Primeramente asegurémonos de que estamos de acuerdo en lo que queremos decir por “ego”, ya que esa palabra se ha utilizado mucho y significa cosas distintas para gente diferente.

He utilizado “ego” en este libro para significar el concepto de personalidad que creamos mientras jugamos al Juego Humano. Está compuesto por varias capas de identidades falsas que vamos adoptando según vamos encontrando las limitaciones y restricciones de las experiencias holográficas en la primera parte. De hecho, el ego es lo que nos permite jugar la primera parte del Juego, en caso contrario no podríamos formarnos nuestros juicios, prejuicios, creencias y opiniones y consumar nuestro propósito para el Yo Infinito.

Todos nuestros miedos, por ejemplo (con el miedo a la no-existencia como el más básico), son el resultado de alguna amenaza a una o varias capas del ego, que lucha por su existencia misma.

En ese sentido podemos expresar gran agradecimiento al ego por la buena interpretación de su papel en la sala de cine. El ego ha sido perfecto también, como todo lo demás, en nuestra experiencia holográfica.

El proceso dentro de la crisálida, como he descrito, es hacerse consciente de esas capas del ego (las falsas identidades que hemos adoptado) e ir abandonándolas. Es un proceso de descubrir quién no somos, y en definitiva encontrar la verdadera respuesta a quién somos.

Pero le hemos atribuido al ego mucho poder durante la primera parte del Juego Humano y le hemos recompensado una vez y otra por el buen trabajo que ha hecho, hasta tal punto que parece haber tomado vida propia.

De hecho, en su Trilogía de la Iluminación1, Jed McKenna le da encarnación al ego, haciéndolo femenino y llamándole “Maya”:

 

«La diosa Maya, arquitecto del magnífico palacio de la ilusión…»

 

«Maya, la diosa de la confusión y del engaño…»

 

«Maya, la Señora de la Prisión de la Dualidad…»

 

Jed habla mucho con expresiones de luchar una batalla contra Maya en el camino a convertirse en mariposa:

 

«Maya, la diosa del engaño, ha hecho su trabajo con suprema maestría desde la primera chispa de autoconsciencia que titiló en el cráneo de un mono…»

 

«Esto es la casa de Maya. Ella lo controla todo, tiene todas las ventajas. Nosotros somos los pacientes en el manicomio de Maya…»

 

«Ojea cualquier revista, ve cambiando los canales de TV, ve donde haya gente y no verás otra cosa que una raza mórbidamente pueril, infectada de miedo, atrofiada y empequeñecida sobre la que Maya ejerce un dominio supremo y sin oposición…»

 

…y pareciera que Jed cree que Maya vencerá muchas veces…

 

«Tú crees que estás por encima de todo, pero lo único que está por encima es Maya, y ella está por encima de ti como una casa sobre un ratón…»

 

«Esta es la verdadera guerra, de la que las otras guerras no son sino sombras, de la que los otros conflictos no son sino metáforas. A corto plazo, Maya casi siempre aplasta la rebelión. Por mis cálculos, su proporción victoria/derrota es mayor de 100.000.000 a 1».

 

No debería sorprender a nadie que el ego contraataque cuando uno empieza a desmantelarlo en la crisálida. El ego sabe que literalmente lucha por su vida, porque, si sigues completamente El Proceso y la autolisis espiritual, el resultado final es su práctica aniquilación. (No eliminaremos nunca completamente al ego mientras tengamos un cuerpo y juguemos al Juego Humano.)

Pero no debemos cometer el error de juzgar o culpar al ego, o de ver la transformación en mariposa como una guerra total con el ego. A fin de cuentas, el ego es simplemente otra pieza del holograma que no es real, sólo parece real y se percibe como tal. Ha interpretado perfectamente su papel en nuestras experiencias holográficas, justo como cualquier persona o cosa que nos hayamos encontrado mientras jugamos el Juego Humano. Cualquier otro enfoque continuará otorgándole un poder al ego que no posee por sí mismo.

 

«El miedo a la verdad es el cimiento sobre el que se erige el Palacio del Engaño de Maya. Ella no tiene otro poder que el que le otorgamos.»

 

«Visto de esta manera, la idea de que Maya sea malvada, de que la ilusión sea negativa, de que el estado de sueño sea una prisión, o que el universo dualista sea otra cosa que la mayor y más maravillosa de todas las bendiciones es risiblemente absurda. ¿Por qué odiar a Maya?, ¿dónde estaríamos sin ella?»

 

* * *

 

Si planeas un viaje a pie desde Maine hasta Florida, empezando en enero, en lo primero que piensas es en ponerte ropa de abrigo. A medida que andas y la temperatura va bajando aún más, añades capas de ropa para mantenerte caliente. Para cuando llegas a Carolina del Sur en abril, empiezas quitarte esas capas, ya que no las necesitas para protegerte de las inclemencias del tiempo. Una vez que llegas a Florida descartas casi todas las piezas de ropa que tenías.

Dudo mucho que maldigas a esas ropas o que consideres que son “erróneas”. Más bien agradeces el calor que te dan, agradeces que las tenías, y le das gracias a cada pieza que tiras por el papel que tiene en el buen término de tu viaje.

 

* * *

 

En el capítulo dieciséis mencioné a un buen amigo que llevaba en su crisálida más o menos un año y medio. Hacía buenos progresos cuando su ego (Maya) empezó a contraatacar con ganas. Él estaba experimentando hologramas, como todos hacemos, que le traían de nuevo los más difíciles juicios, prejuicios, creencias, opiniones y miedos que se formó dentro de la sala de cine durante los años de su primera parte. Cuando la marcha se puso exigente pareció que a él no le gustaba cómo se sentía. Aparentemente, creyó que ya había hecho bastante buen trabajo por entonces y que sólo debería estar experimentando hologramas de la variedad segunda parte, así que empezó a echarle la culpa a su Yo Infinito por “darme por cu…, como siempre”. Dejó de poner en marcha el Proceso y de hacer la autolisis espiritual, empezó a justificar sus prejuicios, mantuvo sus creencias y fortaleció sus opiniones.

Todo Jugador tiene el libre albedrío para decidir cómo quiere reaccionar y responder a las experiencias holográficas que encuentra, y fue su elección dejar que Maya ganase esta vez, al menos por un tiempo, aunque él no admitía que fuera eso lo que estaba haciendo. No estaba “equivocado” al tomar esa decisión, porque también eso tiene que ser perfecto. Pero mi amigo (que en tantas formas había sido un gran apoyo para mí al escribir este libro) me ayudó a ver lo lista que puede ser Maya y me dio la oportunidad de hacer hincapié en otro punto importante:

En el Prefacio de la segunda parte hablé de ofrecerte modelos, no sistemas de creencias, y de que “un modelo ha sido diseñado para ser examinado y puesto a prueba para ver si funciona bien”. En este caso, Maya convenció a mi amigo de que él estaba haciendo legítimamente un examen o prueba al modelo, más que estar escapándose del malestar y dejar en paz a Maya para que sobreviviera. Maya lo provocó a hacer preguntas sobre la teoría del modelo, preguntas que empezaban con “¿por qué?”, “¿y si…?” y “no estoy de acuerdo con…”

Sin embargo, el único examen o reto válido y legítimo a un modelo es ver si funciona bien en su utilidad, no en su teoría. En la situación concreta de mi amigo estaba claro que el modelo funcionaba perfectamente y que producía justamente la clase de resultados que tenía que producir. A él, simplemente, no le gustaba cómo se sentía en ese momento. Pero nadie le había dicho que fuera a sentirse bien todo el rato en la crisálida, especialmente cuando se llega a la “noche oscura del alma”. De modo que, si aún hay malestar, sigue poniendo en marcha el Proceso. Cuando tengas el pensamiento de salirte de lo que sientes y quieras volverte a los pensamientos de la cabeza, es sólo el ego, que habla. Maya habla en formas muy complejas, seductoras e ingeniosas.

Así que sabe esto sobre el ego: no debes subestimarlo, no vas a ser más listo que él, no puedes resistirte a él.

 

* * *

 

Hay un viejo cuento sobre cómo cocer una rana. No se tiene una olla de agua hirviendo en el fogón y se echa una rana en ella, porque saltará fuera y se alejará del calor. En lugar de eso, se pone a la rana en la olla cuando el agua todavía esta fría y se sube el calor poco a poco mientras la rana se queda ahí, y al final hierve.

Tampoco le pega uno un mordisco grande a una cebolla, o la cebolla le mareará a uno. Uno se come un trozo cada vez hasta que se acaba.

La aniquilación del ego es un proceso semejante: una capa cada vez según tu Yo Infinito va proveyendo las experiencias holográficas apropiadas. Como dije sobre la muerte, debes encontrarte con el ego cara a cara, comprenderlo, aceptarlo, acogerlo, agradecerlo por lo que es y por el servicio que te ha prestado; y luego, silenciosa y sistemáticamente, desmantelarlo capa a capa hasta que no quede nada. Suponte que cada capa será más difícil que la precedente y no lo dejes hasta que hayas terminado.