Las Mariposas Vuelan Libres: Un Acercamiento Innovador y Radical a la Evolución Espiritual by Stephen Davis - HTML preview

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CAPÍTULO 28

KARMA, CAUSA y EFECTO

 

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Pregunta: Entonces, ¿qué hay del karma?

Respuesta: Como vengo diciendo todo el tiempo, hay un grano de verdad en cada filosofía, en cada religión, en cada camino espiritual; pero en la primera parte del Juego Humano la verdad tenía que ser pervertida en mayor o menor grado para que el Jugador experimentase limitaciones y restricciones, o el Juego no funcionaría.

En este caso, la verdad sobre el karma ha sido distorsionada de muchas formas, hasta que ha llegado a significar muchas cosas diferentes para mucha gente: “ojo por ojo, diente por diente”1; “recoges lo que siembras”2; serás recompensado por ser bueno y castigado por tus pecados; tienes que sufrir el castigo por el mal que hayas hecho en vidas anteriores; si eres malo, la próxima vez volverás como una forma de vida inferior; si haces actos de valía espiritual te mereces buena suerte y puedes esperarla, en cambio, si haces cosas dañinas puedes esperarte mala suerte.

Ya puedes ver “pensamientos”, “juicios”, “prejuicios” y “creencias” de la primera parte en cada uno de esos conceptos, evidencia clara de que el karma, signifique lo que signifique, pertenece a la sala de cine.

Entonces, ¿cuál es la verdad sobre el karma?

 

«Karma no es castigo ni sanción, sino simplemente una expresión prolongada o una consecuencia de los actos naturales. Karma significa “hecho,” o “acto,” y, más ampliamente, denomina el principio universal de causa y efecto, de acción y reacción que gobierna toda vida».3

 

Por lo tanto, karma, en su nivel más básico es “causa y efecto”.

Karma significa que si haces esto, pasará aquello. El “mal” karma se ve como haber hecho algo “erróneo” en el pasado (o en una vida pasada) que te volverá en el presente o en el futuro para que lo “superes”. El “buen” karma se ve como haber hecho algo “correcto” en el pasado (o en una vida pasada) que te volverá en el presente o en el futuro como recompensa.

Pero si un Jugador no puede hacer nunca nada “erróneo” (lo que es verdad), ¿cómo puede haber jamás un karma que superar? El karma es simplemente otra creencia que se quedará en la cuneta en nuestra transición en la crisálida.

 

* * *

 

En realidad, la mayoría de los Jugadores en el Juego Humano mantienen la creencia de que si hago esto, pasará aquello, incluso si no lo llaman karma. La mayor parte de la gente simplemente llama a esto la “ley de causa y efecto”…

…sólo que no hay “ley de causa y efecto”.

En verdad, la “ley de causa y efecto” no es nada más que un sistema de creencia. Como el tiempo y el espacio, es una función del holograma y, por lo tanto, no es real.

Recuerda que “creer es ver,” así que si crees en la “ley de causa y efecto” la verás en acción por todas partes.

Pero, ¿qué pasa si no crees en la “ley de causa y efecto”?

A lo largo de los años, varias personas han mostrado lo que podría llamarse una “indiferencia total” por la “ley de causa y efecto”. Jesús, por ejemplo, ignoraba la ley de causa y efecto cuando caminaba sobre el agua4, o alimentaba a la multitud con unos pocos peces y algo de pan5, o curaba a los enfermos6, o resucitaba a los muertos7.

Sai Baba aparentemente ignora la ley de causa y efecto cuando genera vibuti, o joyería, de la nada.8

En su libro El universo holográfico, Michael Talbot menciona otros casos documentados de individuos menos conocidos que exhiben proezas al margen de la ley de causa y efecto. Por ejemplo…

 

«[El biólogo Lyall Watson estaba investigando] a uno de los llamados sanadores psíquicos filipinos que, en lugar de tocar al paciente, todo lo que hacía era mantener su mano a unos veinticinco centímetros del cuerpo de la persona, apuntaba a su piel e instantáneamente aparecía una incisión. Watson no sólo presenció varias demostraciones de las habilidades quirúrgicas psicoquinéticas de este hombre, sino que una vez, al hacer el hombre un barrido más amplio de lo habitual con el dedo, [el mismo] Watson recibió una incisión en el dorso de su propia mano. Aún hoy lleva la cicatriz.»9

 

«Un investigador, miembro del Parlamento de París, llamado Louis-Basile Carré de Montgeron, presenció milagros suficientes como para llenar cuatro libros gruesos sobre el tema… En un caso, una contorsionista se echó curvada hacia atrás en arco de manera que la parte inferior de su espalda estuviese apoyada sobre “la punta afilada de una clavija”. Luego ella solicitó que una piedra de veinticinco kilos atada a una cuerda fuese elevada a una “altura extrema” y se dejara caer con todo su peso sobre su estómago. Elevaron la piedra y la dejaron caer una vez y otra, pero la mujer parecía totalmente inmutable por ello. Mantuvo la extraña postura sin esfuerzo, no sufrió dolor ni daño, y se marchó de la prueba sin siquiera un arañazo en la piel de su espalda.»10

 

Abundan historias de yogis que pueden dormir en una cama de clavos sin dolor o muestras de daños en la piel11, y hay quizá unos 5.000 miembros de las iglesias Pentecostal Holiness (Santidad Pentecostal)12, que no muestran efectos por la mordedura de serpientes venenosas o por beber veneno.

Por supuesto, el fenómeno de caminar sobre el fuego13 (que Tony Robbins hizo popular en el Oeste) (N. del T.: Caminar sobre brasas es una tradición popular muy antigua en varios puntos de España y muchos otros países) no es otra cosa que convencer a la gente para que suspenda temporalmente la creencia en la “ley de causa y efecto” y que camine sobre brasas, lo que normalmente “causaría” quemaduras en los pies, sin sufrir los “efectos”.

En el capítulo veinte hablé del síndrome de personalidad múltiple y del gran número de casos en los que el cuerpo humano parece que desafíe la “causa y efecto”. Hay otros muchos ejemplos de enfermedades que ocurren sin “causa” alguna, o que no ocurren cuando la así llamada causa está presente, pero no así el efecto. Si fumar es “causa” del cáncer, por ejemplo, ¿cómo es posible que algunos fumen toda su vida y no tengan nunca el cáncer? Si el VIH “causa” el SIDA, ¿cómo puede ser que miles de personas diagnosticadas VIH positivos hayan vivido treinta años sin tomar medicamentos, y estén felices y sanos?14

La película Matrix va toda ella de que Neo aprenda a liberarse de su creencia en la “ley de causa y efecto”. Hacia el final hay dos escenas famosas que muestran el éxito que ha tenido en ello: la primera es cuando le disparan a Neo seis balas de cerca, parece que temporalmente muere y luego se levanta de nuevo y sigue la lucha; la segunda es cuando desenmaraña la matrix y detiene las balas que se le vienen encima, agarra una de ellas en el aire, la mira y la deja caer al suelo frente a él.

Nuestra tendencia es a librarnos de esos ejemplos explicándolos como “sobrenaturales”, cuando en realidad simplemente ocurren fuera del sistema de creencia de la “causa y efecto”.

El Curso en Milagros dice: «esto es un curso en causas y no efectos».15

El gran físico cuántico David Bohm argumentaba que «la manera en que la ciencia ve la causalidad es también muy limitada. Se creía que la mayoría de los efectos tenían sólo una causa, o unas pocas. Sin embargo, Bohm presentía que un efecto podría tener un número infinito de causas… Bohm admitía que la mayoría de las veces uno puede ignorar la enorme cascada de causas que llevan a un efecto dado, pero seguía presintiendo que para los científicos era importante recordar que no hay una simple relación causa-efecto que esté realmente separada del universo en su conjunto».16

Pero, a despecho de las muchas evidencias contrarias, la “causa y efecto” permanece como uno de nuestros sistemas de creencia más básicos, más arraigados y más indiscutidos. La historia llega muy atrás, hasta el mismo principio, cuando a nuestros antepasados bíblicos, Adán y Eva, se les dijo que comer la manzana les causaría meterse en líos con el Señor.

 

«Y Él dijo, ¿quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que te ordené que no comieras?»17

 

* * *

 

Hay un fenómeno interesante que quiero mencionar, el cual podría parecer “karma”, o “causa y efecto” a primera vista, pero no lo es.

Como Jugadores en el Juego Humano, parece que experimentemos hologramas parecidos de cuando en cuando. De hecho hay como patrones de experiencia que parecen perseguirnos (en algunos casos, acosarnos), repitiéndose una y otra vez. Una mujer puede atraer constantemente un cierto tipo de hombre, un alcohólico que la maltrate, por ejemplo. Un hombre se ve a sí mismo despedido de un trabajo tras otro, siempre por la misma razón. Estoy seguro de que conoces al menos unos pocos de tus propios patrones.

Entonces, ¿qué ocurre aquí?

Una manera de considerar el “karma” y la “causa y efecto” es que nosotros, como Jugadores, podemos continuar experimentando hologramas semejantes mientras sintamos que somos víctimas de alguien o algo “ahí fuera”; el “efecto” de alguien o algo que es la “causa”. Hasta que hayamos aceptado el hecho de que no podemos ser el “efecto” de nadie ni de nada en momento alguno; hasta que hayamos abandonado la idea de víctima y perpetrador; hasta que ya no creamos que la “causa” esté en ningún otro sitio más que en nuestro propio Yo Infinito.

Esto también es cierto al principio de la segunda parte del Juego Humano, ya que nuestro Yo Infinito irá creando para nosotros situaciones semejantes a las que nos encontramos en la primera parte, cuando asignábamos poder “ahí fuera”, y con esto nos dé la oportunidad de “recobrar” ese poder y ya no nos veamos como el “efecto” de nuestras experiencias holográficas.

Dicho de otro modo, el “karma” puede verse como una serie de experiencias holográficas creadas y ofrecidas por un Yo Infinito para dar al Jugador la oportunidad de asumir responsabilidad completa (100% de la “causa”) de sus propias reacciones y respuestas.

De la “gráfica de grados” original desarrollada por L. Ron Hubbard para la Cienciología en los 1970, el FF (“Fenómeno Final,” o resultado final) del nivel llamado OT VIII era “de la causa sobre la vida (materia, energía, espacio y tiempo)”. Esto se revisó en 199818 (tras la muerte de Hubbard), ya que eso era algo imposible de alcanzar utilizando las técnicas ofrecidas por la iglesia, pero era una buena idea para empezar.

Y es realizable, pero parte del proceso de llegar allá involucra enfrentarse a la creencia en la “ley de causa y efecto” y con los prejuicios y el miedo subyacentes.

Como dije en el capítulo veintiuno, esta es una de las preguntas difíciles, yo mismo tampoco he acabado con ella todavía. Así que por ahora esto es todo lo que puedo decir.