Las Leyes Espirituales by Vicent Guillem - HTML preview

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Vicent Guillem

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PREFACIO. Pág. 3
INTRODUCCIÓN. Pág. 4
PRIMER CONTACTO. Pág. 8
DIOS.
LAS LEYES ESPIRITUALES. Pág. 20

1ª Ley: Ley de la Evolución. Pág. 21

EL MUNDO ESPIRITUAL. Pág. 26
ESQUEMA EVOLUTIVO. Pág. 34
CONFIGURACIÓN DEL SER HUMANO. Pág. 41
LA REENCARNACIÓN HUMANA Y SU PAPEL EN LA EVOLUCIÓN ESPIRITUAL. Pág. 44
LA COMUNICACIÓN CON EL MUNDO ESPIRITUAL. Pág. 49
EL PROCESO ENCARNATORIO . Pág. 57
VIDA EN OTROS MUNDOS. Pág. 63

2ª Ley: Ley del libre albedrío. Pág. 75
3ª Ley: Ley de la justicia espiritual. Pág. 81
4ª Ley: Ley del amor. Pág. 96

AMOR vs. EGOÍSMO. Pág. 98
LAS RELACIONES PERSONALES Y LA LEY DEL AMOR. Pág. 151
LA ENFERMEDAD A LA LUZ DE LA LEY DEL AMOR. Pág. 160

MISIÓN DE JESÚS EN LA TIERRA. Pág. 192
LA DESPEDIDA. Pág. 201
PREFACIO

El contenido de este libro es un mensaje de amor para toda la humanidad. No importa cómo ha sido recibido ni de quién viene. Lo que importa es el contenido del mensaje. Eres libre de hacer lo que quieras con él, desde ignorarlo, criticarlo, censurarlo hasta aplicártelo a tu propia vida. Esto último es lo que yo he hecho, aunque antes de ello haya podido pasar por alguna de las etapas anteriores.

Por tanto, dejo a tu criterio el decidir si el personaje de Isaías, mi interlocutor y protagonista de este libro es un recurso literario o existe de verdad, si el diálogo entre él y yo que encontrarás expuesto en las siguientes páginas ha existido o no en realidad y en qué condiciones se ha producido. En cualquier caso, lo que sí es cierto es que es un mensaje escrito con el corazón para el corazón, tu corazón. Mi esperanza es que te sirva a ti tanto como a mí me ha servido. Te sirva para conocerte a ti mismo, para despertar tus sentimientos, para liberarte de tu parte egoísta, para comprender el motivo de tu vida, de las cosas que te han ocurrido y te ocurren. Para que tengas esperanza, para que comprendas mejor a los demás y llegues algún día a quererlos, para que entiendas el mundo en el que vives, para que puedas sacar hasta de la mayor desgracia el mayor provecho para tu evolución en el amor. En definitiva, para que seas tú mismo, libre, consciente para experimentar el amor auténtico, el amor incondicional y que seas, por tanto, más feliz.

Con todo mi amor, para ti. INTRODUCCIÓN.

 

Siempre me he hecho muchas preguntas, preguntas muy profundas.

Son preguntas de esas que se llaman existenciales. Siempre he querido saber el motivo de mi vida, de la vida de todos nosotros. ¿Quién soy yo?¿Por qué existo?¿Por qué existen los demás?¿Qué hacemos aquí? ¿Hemos venido hacer algo en particular? ¿Por qué nacemos, por qué nos morimos? ¿De dónde venimos, adonde vamos?¿Hay algo después de la muerte?

Y ahí no acababa todo. Otras veces intentaba buscar la respuesta al gran numero de injusticias que veo en el mundo
¿Por qué la vida es tan injusta? ¿Por qué hay niños que desde su nacimiento, que en su vida han hecho daño a nadie, sufren tan atrozmente, por hambre, guerra, miseria, enfermedades, abusos, malos tratos, porque no los quiere nadie, mientras otros nacen sanos, en un entorno feliz y son amados? ¿Y por qué unas personas enferman y otras no? ¿Por qué unas personas viven mucho tiempo y otras mueren casi al nacer?¿Por qué que existe el sufrimiento, la maldad? ¿Por qué hay gente buena y gente mala, gente feliz y gente desgraciada? ¿Por qué he nacido en esta familia y no en otra?¿Por qué me pasan estas desgracias a mí y no a otra persona?¿Por qué le pasa tal otra desgracia a otra persona y no a mí ¿De qué depende todo eso?

Otras veces eran preguntas respecto a los sentimientos
¿Por qué no soy feliz? ¿Por qué quiero ser feliz?¿Cómo puedo ser feliz?¿Encontraré un amor que me haga feliz?¿Qué es el amor, qué son los sentimientos? ¿Qué es lo que yo siento? ¿Merece la pena amar?¿Sufrimos más cuando amamos o cuando no amamos?

Supongo que tú, en algún momento de tu vida, también te las habrás hecho o te las sigues haciendo de vez en cuando. Pero como estamos tan entretenidos en nuestro día a día cotidiano, son pocos momentos en los que nos las planteamos conscientemente y poco el tiempo que dedicamos a intentar resolverlas. Tenemos muchas obligaciones, tenemos muchas distracciones. Y como aparentemente no encontramos la respuesta y el buscarla nos hace sentirnos inquietos, preferimos dejarlas aparcadas en un rincón en nuestro interior, tal vez creyendo que así sufriremos menos.

¿Existe una respuesta a cada una de estas preguntas? Pero no busco una respuesta cualquiera, sino una respuesta que sea verdadera. ¿Existe una verdad? ¿Cuál es la verdad? ¿Dónde buscar la verdad? ¿Cómo reconocer la verdad?

Yo siempre he sido una persona escéptica, incrédula, pero al mismo tiempo abierta a investigar. Me ha gustado comprobar las cosas por mí mismo. Te aseguro que he buscado durante mucho tiempo la respuesta en lo que se nos ha enseñado desde pequeños: las Religiones, la Filosofía, la Ciencia. Cada una tenía su cosmogonía particular, una forma de entender el mundo. Pero siempre parecía haber un límite, tanto en las religiones como en la ciencia, para explicar la realidad tal y como yo la percibía. Siempre he encontrado respuestas incompletas, incoherentes unas con otras, alejadas de la realidad, que seguían sin responder satisfactoriamente a mis preguntas. Por mucho que intentara profundizar, al final encontraba un muro infranqueable, la respuesta final que obstaculizaba a mis deseos de indagar más y más.

La respuesta final que obtenía de la religión era, más o menos, esta: “Es la voluntad de Dios. Solo él lo sabe. Nosotros no lo podemos comprender. No podemos comprender por qué unos nacen en circunstancias más o menos favorables, por qué unos enferman y otros no, por qué unos mueren antes y otros después. No podemos comprender qué es lo que pasa después de la muerte, por qué te ha tocado vivir con esta familia y no en otra, por qué en este mundo, por qué permite Dios que haya injusticias en el mundo etc., etc.”

La respuesta final que obtenía de la ciencia era mas o menos esta: Hay una explicación física para todo, pero a nivel filosófico, las respuestas a casi todo son: “Es fruto de la casualidad” o no “puede demostrarse científicamente que tal o cual cosa exista o no”. Es decir, no hay una razón por la cual existes, no hay un motivo particular por el que vivir. Si naces en las circunstancias en las que naces, más o menos favorables, es por azar. Si te toca estar enfermo o sano de nacimiento, nacer en una familia u otra, morirte antes o después, y no a otro, es por azar. No se puede demostrar científicamente que exista la vida antes del nacimiento, ni la vida después de la muerte. No se puede demostrar científicamente que exista Dios, etc., etc.”

La mayoría de gente se posiciona en esas respuestas aprendidas y cuando quieres hablar con alguien sobre estos temas, los que son creyentes de la religión te responden más o menos en estos términos: “Es la voluntad de Dios. Sólo él lo sabe. Nosotros no lo podemos comprender.” Y los que se han posicionado como cientificistas o creyentes de la ciencia, que creen saber más que los del primer grupo, te dicen: “Es fruto de la casualidad” o no “puede demostrarse científicamente”.

Había otro tercer grupo de gente que me respondía: “Mira. No lo sé. No sé cuales son las respuestas a tus preguntas, pero no estoy interesado ni en pregúntamelas ni en responderlas.”

Y cuando les respondo a todos: “Lo siento pero esas respuestas no me sirven. No me sirven porque no responden a mis preguntas”.
Los primeros me dicen. “Es por falta de fe. Cuando tengas fe no te hará falta saber más”. Los segundos me dicen: “Es porque te falta instrucción. La Ciencia te dará la respuesta y verás que es la que yo te digo: “que está demostrado científicamente que no se puede demostrar científicamente”. Los terceros me dicen: “Tengo una hipoteca que pagar, una familia que mantener, un coche que pagar, un fin de semana para irme de viaje. No me calientes la cabeza con esos temas porque ya tengo algo en lo que ocuparme.”

A los primeros les responderé que no puedo renunciar a intentar responder a mis preguntas. Creo que la única manera de renunciar es anular mi voluntad, y no estoy dispuesto a hacerlo. A los segundos les diré, que no es por falta de instrucción. He tenido esa instrucción. Soy Doctor en Ciencias Químicas y jamás he llegado a la conclusión de que tenga que ponerme barreras a la exploración, que haya campos que no pueda explorar, sólo porque no tenga un aparato para medirlo. Me tengo a mí mismo, me gastaré de aparato de mí mismo. Lo que yo perciba y sienta lo tendré tan en cuenta como si lo midiera un sofisticado aparato, y asumiré que los demás también son aparatos de sí mismos. Y si hay algo que no soy capaz de detectar con mi aparato, les preguntaré a ellos qué han podido captar con sus aparatos vivientes, para ver si me sirve. A los terceros no les diré nada, porque no están ahí para escucharme.

Con todo esto no quiero decir que no hay encontrado cosas que me hayan llamado la atención y que me hayan servido en mi búsqueda de respuestas, pero ha sido más bien fuera de la oficialidad, donde he encontrado las pistas. Precisamente eran las vivencias de otras personas las que más me interesaban. Eran cosas que te permitían explorar por ti mismo. Si otro lo había podido hacer antes que yo, tal vez yo también lo pudiera hacer. Dos cosas me llamaron especialmente la atención. Los viajes astrales y la vida de un tal Jesús de Nazaret. Os suena este nombre ¿no? Ya no estoy hablando de lo que la Iglesia dice de él. Me he documentado mucho, de muchas fuentes, oficiales y no oficiales, religiosas y laicas. Pero hay dos cosas en que las que casi todas coinciden: que este hombre existió realmente y que lo que dijo e hizo causó un gran impacto en la humanidad. ¿Qué es lo que me llamó la atención? Pues su mensaje, “ama a tu enemigo, ama a cualquiera”. No me diréis que en un mundo en el que las personas y los pueblos estaban en constantes luchas entre sí por casi cualquier motivo (casi como ahora), donde los dioses de todas las religiones se utilizaban para justificar cualquier propósito de conquista y guerra, el que aparezca alguien con ese mensaje tan a contracorriente de todos no resulta llamativo. No sólo eso sino que además lo cumple con su ejemplo. O sea que no lo decía solo “de boquilla”, como estamos acostumbrados de nuestros políticos, que te prometen el oro y el moro y luego hacen lo contrario de lo que dicen. Pero claro, ¡se ha escrito tanto y tanto de él, después de él, por otra gente que no fue él, y que ni siquiera convivió con él! ¿Cómo saber lo que pasó realmente? ¿Qué es lo que dijo y lo que no dijo? Eso me intrigaba.

Dejo aparcado por ahora el tema de Jesús, que como veréis surgirá de nuevo más adelante, y hablaré ahora acerca de los viajes astrales. Lo encontré en varios libros de varios autores. Estos afirmaban que uno mismo, mediante ciertas técnicas de relación puede conseguir separarse de su cuerpo. Eso es un viaje astral. Separarte de tu cuerpo. Increíble ¿no? No sólo me llamó la atención el hecho en sí de poder separarse del cuerpo. Los que lo habían conseguido afirmaban además que en ese estado podían realizar cosas asombrosas, como poder atravesar la materia o viajar casi instantáneamente a donde el pensamiento quisiera. Y no sólo eso. Se encontraban como en un estado expandido de conciencia en el que comprendían claramente el propósito de la vida y de lo que hacemos en este mundo. Esto último me interesaba, me interesa mucho. Tal vez era la clave para encontrar las repuestas a mis preguntas. No tenía mucho que perder. Pensé: “Lo peor que puede pasarme es que no ocurra nada.” Así que me puse manos a la obra. Todas las noches, antes de irme a dormir practicaba el ejercicio de relajación. Así lo hice durante un mes sin que ocurriera nada, quiero decir sin que consiguiera separarme del cuerpo. Pero no es que no sintiera nada con la relajación. Me gustaba Lo que habitualmente sentía era una vibración en la planta de los pies y luego esta vibración subía hasta las piernas hasta el punto de que dejaba de notarlas. Un día esa vibración fue subiendo hacia arriba, mas allá de las piernas, al tronco, el cuello, la cabeza. Llegado un momento yo ya no sentía mi cuerpo. Sólo una vibración muy intensa y agradable. Y entonces ocurrió. ¡Plof! De repente sentí como si me proyectara rápidamente por un túnel a gran velocidad. Era una sensación increíble. No tengo palabras para describirla. En cuestión de segundos sentí como si hubiera viajado miles de millones de kilómetros a una velocidad vertiginosa, pero sin sentir ningún tipo de mareo ni malestar. Poco a poco mi velocidad fue disminuyendo y pude ver donde me encontraba. Era un lugar increíble, parecía como sacado de un cuento de hadas. Había un lago rodeado de una naturaleza bellísima, la cual no tengo palabras para describir. Todo, la luz, los colores, lo aromas, los sonidos, todo absolutamente todo era embriagador. Y yo lo sentía tan intensamente como si formara parte de ello. Se respiraba una paz indescriptible. Yo estaba tan alucinado de todo lo que estaba viviendo y sintiendo que no podía pararme a pensar. Entonces es cuando sentí que no estaba solo. Había alguien sentado en una piedra, cerca del agua. Me quise acercar a él y, no sé cómo, llegué enseguida donde él se encontraba. Parecía que en aquel estado con sólo querer y pensar las cosas ocurrían. Sentí que él me estaba esperando y no se sorprendió en absoluto de verme. Era un señor mayor, con el pelo y la barba largos y totalmente blancos, pero no parecería tener ninguno de los achaques de la edad que estamos acostumbrados a ver en los ancianos. Llevaba una especie de túnica blanca acordada en la cintura. Pero eso no era lo que más llamaba la atención de él. Lo que llamaba la atención era su mirada, una mirada tan maravillosa que creo jamás veré en este mundo. Tan dulce, tan penetrante, tan limpia, que me transmitía una sensación de tranquilidad y paz indescriptibles. Os puede parecer raro pero me sentía como si aquel anciano desconocido me traspasara de amor con su mirada hasta el punto que ya ni se me ocurría pensar en lo extraño de aquella situación de tan a gusto que me encontraba. A partir de ahora intentaré reproducir el dialogo que tuvimos, tanto el de aquella primera vez, como el de los sucesivos encuentros que tuve que aquel anciano maravilloso, que respondía al nombre de Isaías. Aquellos diálogos que tanto me han aportado, que me han cambiado tanto la vida, tan profundamente y para mejor, mucho mejor y que quiero compartir con vosotros con el mínimo de interrupciones posibles, porque prefiero que sea de sus propias palabras, no de mis interpretaciones ni impresiones, que vosotros saquéis vuestras propias conclusiones.

Acomodaos tranquilamente, comienza la función. PRIMER CONTACTO

 

Fue él el que se dirigió a mí primero. Me tomó las manos y me invitó a sentarme con él, frente a frente:

 

Bienvenido. Te estaba esperando

 

¿A mí?¿Si no te conozco?

 

Yo a ti sí. Pero eso no importa ahora.

 

Eh estoy... ¿dónde estoy?¿Cómo he llegado hasta aquí? Eso tampoco importa ahora. Lo sabrás más adelante.

¿Y tú quién eres?
Llámame Isaías. Y aunque tu no me recuerdes ahora, nos conocemos, desde hace mucho, mucho tiempo.

¿Y qué relación hemos tenido tu y yo? Considérame tu hermano mayor.

No recuerdo haberte conocido nunca.
Eso no importa ahora. Aprovecha el tiempo para preguntar cosas importantes. ¿No tenías preguntas?

¿Preguntas? ¿Qué preguntas?
¿Ahora no te acuerdas? Esas preguntas profundas que tienes desde hace mucho tiempo y para las cuales no has encontrado respuesta.

¿Y tú cómo sabes eso?
Ya he dicho que te conozco. Conozco muy bien tu interior, así que pregunta sin temor, aquí eres totalmente libre.

Me siento desconcertado. Este lugar es tan maravilloso. ¡Me siento tan bien aquí! ¡Es tan diferente del mundo normal! Me siento en paz, tan lleno de ... ¡no se como expresarlo!
Tan lleno de amor

Es que no sé... porque nunca me había sentido así en mi vida. Pero es maravilloso
Es normal. Es tu primera vez, tu primer viaje consciente aquí en esta vida. Pero por favor, aprovechemos el tiempo. Saca a luz tus preguntas más profundas.

No sé por donde empezar. Muchas veces me siento vacío, solo e incomprendido ¿Por qué me pasa esto?
Es normal y a mucha gente le pasa. Es porque vivís en un mundo con mucha falta de amor, estando unos de espaldas a otros.
Y es cierto que uno puede estar solo en el mundo, aunque tenga mucha gente a su alrededor, porque el sentimiento de soledad parte de no sentirse amado, de no sentirse comprendido. La mayoría de gente de vuestro mundo se ha acostumbrado a vivir así, sin sentir, en soledad interior, en ausencia de amor verdadero. Creéis que estáis solos porque todavía y no habéis tomado conciencia de que todos vosotros sois hermanos, que compartís un mismo destino y que os necesitáis los unos a los otros para poder alcanzarlo.

¿Y cual es ese destino común que tenemos que alcanzar?
La felicidad verdadera, que solo es posible alcanzar a través de la evolución en el amor. El amor es lo único que puede llenar el vacío del interior.
¿Hay algo que te inquiete especialmente?

La pregunta fundamental, que me atormenta constantemente es ¿por qué existo y para qué? ¿Para qué he nacido? ¿He venido a hacer algo? Porque no sé lo que he venido a hacer.
Has venido a evolucionar.

¿Qué quieres decir con evolucionar?¿Evolucionar en qué?
Al proceso de transformación del egoísmo en amor es a lo que llamo evolución. Evolucionar significa aprender a amar.

Me hablas de evolución en el amor. Pero no es amor lo que yo veo en el mundo. ¿Por qué el sufrimiento? ¿Por qué vivimos en un mundo que tiene tantas contradicciones, desde lo más bello hasta lo más atroz y destructivo? El odio, las guerras, el hambre, la miseria, el sufrimiento. No puedo entender qué sentido tiene todo esto. ¿Tiene algún sentido, o se lo busco pero no lo tiene? Sí tiene un sentido, evolucionar. Todas esas calamidades de las que hablas tienen un mismo origen, la ausencia de amor, llamémosla egoísmo. Igual que la suma del egoísmo de cada persona puede hacer del mundo un auténtico infierno, como ocurre en la actualidad, cuando ese egoísmo se transforme en amor, la suma del amor de cada persona transformará el mundo en un paraíso. En vuestra voluntad está el transformaros interiormente desde el egoísmo al amor, y si lográis el cambio interior, entonces el exterior, lo que os rodea, el mundo entero, cambiará como lógica consecuencia de ello. El mundo físico en el que estáis está ahí para ayudaros a experimentar en ese proceso de transformación. Es como la arcilla para el niño que quiere aprender a modelar.

Sigo sin entenderlo ¿Evolución para qué, hacia donde? ¿Qué sentido tiene todo ese esfuerzo si al fin y al cabo todo eso se va a terminar con la muerte? La evolución de cada ser hacia mayor capacidad de amar, de sentir y de saber hacia mayores cotas de felicidad no termina nunca, de lo contrario no tendría sentido.

¿Qué quieres decir con esto?

 

Que el ser nunca deja de existir, es decir, es inmortal.

¿Cómo puedes decir eso si cada día vemos como mueren miles, millones de seres humanos?
Lo que muere es solo el vehículo que utiliza el ser para manifestarse en el plano físico, es decir, su cuerpo físico. Su esencia, su conciencia, continua existiendo.

¿Quieres decir con esto que existe la vida después de la muerte?
Sí. En realidad lo que quiero decir es que la muerte no existe, y que lo que se descompone es solo el vehículo que utiliza el espíritu para manifestarse en el plano físico.

¿Y qué es el espíritu?
El espíritu es el ser que existe, que vive y siente. En el espíritu es donde reside la voluntad y la conciencia individual, que jamás se destruye. Tú eres un espíritu. Todos vosotros, humanos, sois espíritus, sólo que ligados a un cuerpo material durante algunas temporadas a las que llamaremos encarnaciones. Creéis que sois vuestro cuerpo físico, pero este es solo el vestido que necesitáis para poder actuar sobre el mundo material.

A ver si he entendido bien ¿Entonces quieres decir que el espíritu, o sea, nosotros, podemos existir independiente del cuerpo?
Sí, y es lo que ocurre después de la muerte. El espíritu se separa completamente del cuerpo físico y continua existiendo, viviendo.

¿Y no puede morir el espíritu?
No, el espíritu es inmortal. Puede evolucionar, cambiar a mejor, o estancarse, pero jamás destruirse.

Ya, pero ¿qué pruebas tenemos de que exista vida después de la muerte del cuerpo? Porque, que yo sepa, nadie ha vuelto para contarlo.
Perdona que te contradiga, pero esa afirmación no es totalmente cierta. Existen miles de testimonios de personas que estuvieron clínicamente muertas y fueron reanimadas, Muchas de ellas recuerdan haber vivido ciertas experiencias bastante fuertes y reales para ellos durante ese periodo de tiempo en el que estuvieron físicamente muertas.

¿Y estas vivencias que cuentan no pueden ser producto de una alucinación por el estado tan crítico en el que se encontraban?
Pues debe ser entonces una alucinación colectiva en la que todos se han puesto de acuerdo en alucinar lo mismo, porque todas estas personas están contando la misma historia.

Bueno, yo a veces me planteo si mi propia existencia no puede ser una alucinación...
Para alucinar es necesario existir. Hay una máxima de un pensador de vuestro mundo que dice: “pienso, luego existo.” Yo añadiría: “siento, luego existo”. Puedes dudar de la existencia de los demás, porque no es una experiencia propia. Pero de lo que uno mismo experimenta no se puede dudar, y la existencia propia es vivida y experimentada por uno mismo. Al que ha vivido y ha sentido esta experiencia no le cabe duda que es real.

¿Y cuál es esa supuesta historia común que están contando?
La separación del cuerpo físico y la visión del propio cuerpo desde fuera. La sensación de viajar a través de un túnel oscuro, al final del cual se percibe una luz intensa. El encuentro con familiares o amigos anteriormente fallecidos. Un diálogo con un ser luminoso. La visión retrospectiva de la propia vida... hasta experimentar el regreso al cuerpo, con un posterior cambio de valores vitales y una nueva percepción del fenómeno de la muerte. Son personas que dejan de tener miedo de morir porque ya han experimentado que la vida continúa y que lo que viene después es mucho mejor que lo que dejan.

Bueno, creo que son impresiones que no dejan de ser subjetivas.
Analizados aisladamente y de manera superficial es muy fácil desacreditar estos testimonios. Pero cuando algún fenómeno se repite, con unas características tan notablemente parecidas, independientemente del país, la cultura y las creencias previas, tanto en adultos como en niños, creo que al menos invita a que se haga un estudio serio al respecto. Existen investigadores muy serios y reconocidos de vuestro mundo que se han dedicado a estudiar concienzudamente las experiencias cercanas a la muerte, y a recoger los testimonios de estas personas, como el psiquiatra y filósofo norteamericano Raymond Moody, o el médico pediatra e investigador en neurología Melvin Morse, que ha trabajado con niños que han tenido este tipo de experiencias, entre muchos otros. Te aconsejo que te leas sus libros “Vida después de la Vida” y “Más cerca de la Luz”.

Aun así me parece un soporte poco consistente, casi accidental, para utilizar como prueba de la existencia de vida después de la muerte. Proporcionalmente existen pocos casos de muerte clínica y reanimación respecto a los que mueren y no vuelven.

Existen muchos más testimonios, precisamente de personas moribundas, que están en proceso de separación definitiva del cuerpo, al que llamáis muerte, porque durante este proceso muchas de ellas afirman ver y conversar con sus seres queridos ya fallecidos o con otros seres luminosos que les preparan para la transición al otro lado. En casi todas las familias alguien recuerda un testimonio de estas características sucedido a algún familiar ya fallecido. Pero normalmente se suele creer que está alucinando. Nuevamente parece ser que cuando se acerca la muerte todo el mundo se pone de acuerdo para alucinar lo mismo en todas las partes del mundo. También ha habido muchos estudiosos, como la prestigiosa psiquiatra Elisabeth Kubler-Ross que se han dedicado a estudiar en serio este tema. Te invito a que leas su libro “La muerte, un amanecer”.

Pero todo estos son casos de personas que, aunque hayan estado cercanas a la muerte, están físicamente vivas.
También existen los testimonios de personas que contactaron con seres no encarnados, más frecuentemente con seres queridos fallecidos recientemente, que se despiden de ellos en sueños muy vívidos o en apariciones a pie de cama. También éste es un caso bastante frecuente, aunque menos estudiado por los investigadores.

Aun así creo que debería haber pruebas más sólidas, no solo limitadas a la interfase entre la vida y la muerte.
Existen médium (personas sensibles) que tienen un contacto más frecuente y duradero con el mundo espiritual.

Esto todavía me parece más difícil de creer
No lo creas a priori, pero estúdialo, analiza los mensajes recibidos, porque por la calidad del mensaje conocerás al autor.

¿Y cómo podemos saber que esto no es un fraude, es decir, que el supuesto médium no finge ser un difunto cuando es él mismo?
El fraude es siempre posible. Pero al igual que porque algunas personas falsifiquen dinero no quiere decir que todo el dinero sea falso, porque algunas personas finjan ser médium no quiere decir que todos los médium sean impostores o aprovechados. La mejor garantía contra el fraude es que el médium sea una persona honesta en su vida cotidiana y no emplee su facultad para su propio lucro. Hay muchas más personas con algún tipo de mediumnidad innata de las que pensáis, despertándose ésta ya en la niñez. Pero debido al rechazo e incomprensión que generalmente reciben de su entorno, tienden a reprimirla, y los pocos que consiguen desarrollarla convenientemente y emplearlo para el bien común, lo hacen discretamente, para no ser objeto de burla y descalificaciones que le perjudiquen en su vida cotidiana.

¿Y por qué unas personas son médium y otras no? ¿De qué depende esto?

Depende del programa evolutivo de cada espíritu. Es una circunstancia, la de ser médium que se elige y se conoce antes de encarnar, y, cuando se utiliza correctamente le sirve al poseedor de la facultad para avanzar más rápidamente en su evolución, a través de la ayuda que prestan a otras personas. Está muy relacionado con los actos que el espíritu realizó en otras vidas.

¿Quieres decir entonces que el espíritu existe antes de nacer y que ha vivido otras vidas?
Así es. Y en la actual vida física, las circunstancias y pruebas que el espíritu se encuentra están estrechamente relacionadas con las decisiones que tomó en las vidas físicas pasadas, y en el periodo de vida entre encarnaciones, no ligado a un cuerpo físico.

¿Y qué pruebas tenemos de que existan vidas anteriores, es decir, de que exista la vida antes del nacimiento?
Existen los testimonios de personas que tienen recuerdos de vidas pasadas, que pueden ser espontáneos (sobre todo en niños) o inducidos través de hipnosis regresiva. Hay bastante bibliografía al respecto. Respecto al recuerdo en niños, te recomiendo que leas el trabajo de Ian Stevenson, un médico psiquiatra canadiense, que se dedica al estudio de los supuestos casos de reencarnación en aquellos niños pequeños que "recuerdan" una "vida anterior". En la actualidad lleva estudiados más de 2500 casos de posible reencarnación en todo el mundo. Ha publicado más de 20 libros y diversos artículos en revistas especializadas de Psicología y Psiquiatría. Te recomiendo su libro “Veinte casos que hacen pensar en la reencarnación."

¿Y no puede ser todo esto fruto de la imaginación?
Admitiendo que haya casos que puedan ser fruto de la imaginación o de alguna alteración psíquica, o de cualquier otra razón, existen muchos otros en los que las personas recuerdan detalles muy concretos