Curiosidades Antiguas Sevillanas (Segunda Serie) by José Gestoso y Pérez - HTML preview

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10 melones sanos que pesaron 17 libras

4 libras de azucar de pilon

15 libras de velas

16 de bujías de cera blanca para los candelabros de noche

12 arrobas de velas de sebo

«Item 17 achas de cera blanca pesaron 107 libras y diez onças truxeronse18 y boluiose vna y quedó liquida las dichas 107 libras y diez onçasserbían y se gastaron en esta manera quatro en el salon para lascomedias cada noche y dos en las dos antesalas del quarto del embajadory dos que seruian para ir por la cena á la cosina á 6

reales cadalibra==21.964.»

Dichas hachas ardían en blandones de bronce que se llevaron del famosoColegio de Santo Tomás.

«Item 12 achas amarillas, pesaron 84 libras y media á 5 reales y mediode los quales se davan dos cada noche á las comediantes y vna ardía enla escalera principal destos Alcázares y otra de noche donde estaua elaparador.» A propósito de este mueble, dedúcese que estuvo enriquecidocon piezas de plata según se desprende de las siguientes frases. «A seyspersonas que acudieron á colgar las salas y armar las camas y otrascosas necesarias ... y guardar de noche las dichas ropa y plata ...etc.»

Para los postres se sirvieron en cajas y vidrios limón, batata y«alfajor de Carmona»

(vea usted mi querido Doctor que no era solo famosoel de Medina) una libra de diacitrón, otra de calabacete y 4 deconfitura fina de Portugal. Abonóse además á Gonzalo Diaz por losvidrios de dulces y caxas que dió para los postres de las comidas ycenas y almuerzos y caxas que mandó el embajador dar á lasrepresentantas 554 rs»

pagándose á Don Melchor de Solorzano 832 rs. por42 platos de regalo que por su orden se hicieron en los conventos deMadre de Dios y San Leandro para principio y postre de las comidas,almuerzos y cenas de estos cinco días 28.288 mrs.» y á Gabriel de Pamies625 rs. de la niebe que dió para el gasto del embajador en esta ciudad yvna carga que pidió para llevar en la falua la qual se truxo desde laciudad de Ronda solo para este efecto en que entran los portes della21.250 mrs.»

Consta también lo que se invirtió en platos, lebrillos, tinajas,cubiertos, manteleria, palillos, que supongo serían para los dientes,camas, «pichones para los halcones» y otros particulares que omito engracia á la brevedad: diré á usted que fueron cuatro los cocineros cuyosnombres no figuran á quienes se pagaron 6.800 mrs. asi como á Juan deVega ministril se le dieron 50 rs.» por lo que se ocupó en tocar á lasoras de la comida y salidas del enuajador.» Para hacer al ilustrehuesped más agradable su estancia, hiciéronse fiestas de torneos yrepresentaciones teatrales, como aparece de las siguientes partidas:

«A Luis de Estrada, Representante de comedias, 200 reales en que con élse consertó los gastos que hizo para las ynbenciones y adereçosnecesarios para las fiestas del Torneo.»

«A Joseph de Salazar autor de comedias, 36 rs. para pagar á losministriles que tocaron en la fiesta del torneo y de «las dos comedias»juntas, 1.324.»

«A Pedro de Ortegón autor de comedias 700 rs. en que se concertaron tresparticulares vno de entremeses y dos de comedias que hiço 23.800.»

«Al dicho Joseph de Salazar 440 rs. de dos particulares que hiço.»

Cumplidos los cinco días de su estancia en Sevilla, determinó su partidael Embajador, á cuyo efecto embarcáronse antes sus criados que fueron enuna falua hasta Sanlúcar, y consta que á Pedro Bernal, patrón de lafalua de la casa de Contratación le dieron 858 rs. por el flete de dichobarco y jornales de los que fueron llevando al embajador á San Lúcar, enque entran 62 rs. que se le debían de lampreas y sabalos que tomó dichopersonaje en las vandurrias y en esta falua iba dicho señor solo con loscaballeros ingleses que le acompañaban y en la otra los criados y elregalo.

Su propósito debió ser el de embarcarse en Cádiz, por cuanto á Don JuanMendieta se le dieron 500 rs. por el gasto que hizo de su persona desdeesta ciudad á la de Cádiz, guiando por tierra dos caballos delEmbajador.

Montaron todos los gastos del hospedaje quinientos veintisiete mil oncemrs.

No satisfecho aun el Conde Duque, llevó su esplendidez hasta ordenar quese le hiciese un regalo que consistió en lo siguiente:

4 arrobas de higos de Córdoba.

24 barriles de conservas á 4 libras cada uno.

1 docena de barrilillos de agua de ángeles de á 3 cuartillos y medio cada uno.

Otro idem, de agua de azahar con 16 azumbres.

2 docenas de jamones que pesaron 196 libras.

13 arrobas de aceite de Ecija.

60 almudes de aceitunas negras.

16 barriles de alcaparras.

12 idem, de alcaparrón.

7 docenas de chorizos.

5 cajas de conservas á 7 libras cada vna.

12 barriles de aceitunas açofayrada.

12 idem. de aceituna gordal.

12 quesos de Lantejo.

500 limones grandes.

1.000 naranjas dulces muy grandes.

1.500 limones Poncies agrios y dulces.

1 carga de vino de regalo para el viaje.

6 capones fiambres.

4 piernas de carnero.

2 jamones.

Con los demás gastos que originó este regalo gastáronse trece milcuatrocientos catorce mrs.

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Bien verá usted señor Doctor que no llegan estas comilonas de Sevilla alpunto que otras famosísimas, por usted y otros ilustres ingenios dadas áluz. Sin embargo considero que la presente no es para desdeñada, por lossujetos curiosos; y como á usted le tengo en el número de ellos,diputándole la Fama por capitan de la hueste, á usted la dirijo desdeeste lugar de Aguas Buenas á 25 de Julio de 1888.

La policía urbana de Sevilla

EN LOS SIGLOS XV, XVI Y XVII

Para los felices mortales que vivimos en el presente siglo, á los quetan natural y legítimo nos parece el uso de todas las comodidades yventajas de que disfrutamos, pues que á toda hora y sin el menor empachoponemos el grito en el cielo á la menor falta que advertimos en elcumplimiento de las ordenanzas municipales, no podemos comprender ladesidia y abandono de nuestros abuelos, en cuanto al régimen y gobiernode esta ciudad en las pasadas centurias. Indudablemente, nosotros somosmás exigentes, y sentimos un cúmulo de necesidades, desconocidas deaquellos, y así es que nos alborotamos y hasta los pelos se nos ponen depunta, al encontrar en las calles un montoncillo de basura ó unosdespojos de hortalizas ó de frutas, por ser espectáculo que ofende ánuestra delicada vista.

¿Qué dirían nuestros intolerantes convecinos si por arte sobrenatural aldespertarse una mañanita se hallasen viviendo en aquella gran Sevilladel siglo XVI?

Pues si se situaban en el centro de la misma plaza de San Francisco,repararían los grandes hoyos que á cada paso se formaban en elempedrado, en los cuales, si era tiempo de invierno, podían cantar lasranas, y si de verano, eran depósito de infecto y sutil polvo, que elmás ligero vientecillo transportaba sobre casas y personas. Que aquellosbaches eran numerosos y grandes, pruébalo el tiempo que invertían lostrabajadores municipales en su compostura, pues, no era insignificanteel gasto que se hacía anualmente «por allanar los foyos et barrancas delas calles,» en los días que precedían al de la fiesta del «CorpusChristi,» segun consta de las cuentas de la Ciudad.

Pero esto de los hoyos, con ser muchos y grandes era lo de menos, puescon el constante tráfago de las recuas de los arrieros, de los caballosde los soldados y de los vehículos tirados por bestias, ó con lasparadas que tantos animales hacían en aquel lugar, el más céntrico de lapoblación, por tal escogido como sitio en que sus dueños hacían sustratos ó ventilaban sus asuntos; ya los espectadores de tan animadocuadro podrían recrear su olfato con el olor de ámbar y algalía queexhalaban los perennes montículos de estiercol, repartido por todos lospuntos de la plaza. Este gran basurero continuaba embalsamando el aire yrecreando la vista hasta el día en que habían de celebrarse fiestas detoros ó cañas ó con motivo del paso de alguna procesión, por manera quemeses enteros gozaban los vecinos del lugar ó los transeuntes, de tanrecreativo y limpio espectáculo[19].

Bien es verdad que en ocasiones el paternal municipio velando por lacomodidad de los vecinos trató de extirpar tan graves males para lo cualy en vista de que la plaza estaba «tan llena de inmundicias» que no sela puede andar á pie ni á caballo» se pregonó que los vecinos lalimpiasen y barriesen è hicieran llevar la basura al campo so pena deuna multa de 1.000 maravedises(!!).

Había pues que salir huyendo de aquel tan concurrido paraje, por lasmolestias del piso y por el hedor, y, dejando á un lado los suciosparedones de las huertas de los conventos de San Francisco y de SanBuenaventura, cuya irregular traza formaba estrechos, tortuosos yterrizos callejones, para entrar por la famosa calle de las Sierpes,pero ya en ella tampoco sería extraño el hallar á cada paso montones debasura á las puertas de menestrales ó posaderos, ó bien en forma deartísticas pirámides, arrimados á los rincones que formaban losentrantes y salientes de las casas y conventos de las Mínimas y dePasión, muy apropiados para que los vecinos vertiesen las inmundicias y«vestiglos» que así llamaban entonces á los animales muertos, noobstante que habia persona á cuyo cargo estaba el recogerlos.

Pero llegado aquí, suspendamos nuestro relato para dar cabida á algunoscuriosos documentos de la época, cuyo sencillo texto es mucho máselocuente que podrían serlo nuestras palabras.

En una petición que los Jurados de Sevilla dirigieron al Concejo, en 14de Septiembre de 1461,[20] después de exponer los graves males queresultaban del excesivo número de rufianes y mujeres de mal vivir, decuyo trato se seguían todo género de delitos y cuyo mal ejemplopropagábase á los buenos, decían aquéllos, que eran aquéllos tanexcesivos «que las gentes que en sosiego desean beuir andan espantadas edizen asy que les conuiene vna de dos o ser como aquellos por sedefender de los malos o despoblar la tierra e yr buscar donde biuan ensosiego.»

Y en cuanto al descuido de los servicios públicos expresábanse de estasuerte: ...«y que mandedes limpiar esta çibdad de tanta grande suçiedadcomo en ella esta por tanto e tan altos muladares así en el cuerpo de ladicha çibdad como en el derredor de ella así dentro como de fuera que yalas baruacanas ha muchos logares tienen los muladares mas altos que lasalmenas e así por el derredor, dentro de la çibdad están los muladarestanto altos como los lienços de los adarbes et sy caso acaesçiese delluuias como en nuestro tiempo avemos visto esta çibdad peresçeria puesguarde nos dios de lo más peligroso sy viere sobre sy las gentes queotras veces de pocos tiempos aca se vieron bien es de creer que sinmucho trabajo que la quisiesen conquistar avería muy..

enseñorearsedella.»

En un Memorial que los vecinos de la Ballestilla dirigieron á la Ciudadse dice: «que en la dicha calle está vna callejuela la qualhordinariamente en todos tiempos está llena de inmundicias y vestiglosmuertos y jamás pasa nadie por ella porque no se puede pasar por causade la inmundicia qué ay que allega hasta los tejados y aunque algunasveces la hemos limpiado á nuestras costas desde á dos días está peor quede antes por lo qual no es bastante remedio limpialla y el hedor queallí ay es insufrible y muchos veçinos dexan sus casas por no podellosufrir y podría congelar pestilencia»

...pedían que se cerrase la dichacalleja[21].

De igual modo que aquellos vecinos quejábanse en 1556 el BeneficiadoCuras y Mayordomo de la iglesia parroquial de San Andrés, en otromemorial, suplicando al Concejo que mandase empedrar una callejica muyangosta que daba á las espaldas del Sagrario en que se depositabanmuchas basuras por lo cual los exponentes habían acordado «encalalla ydebuxar cruces y santos» como remedio á tales abusos.

Como última pincelada del cuadro que vamos bosquejando, merece sercopiado otro documento de los mismos curas de la mencionada iglesia deSan Andrés en el cual decían: «que la dicha iglesia tiene vn cementerioen el qual se entierran cada vn año assí de la collación como delhospital del amor de dios, más de ochocientas personas y estánsepultados de mucho tiempo más de cien mil christianos, en medio dedicho cementerio está puesta vna cruz grande de mucha veneración comolugar dedicado para lo sobre dicho por todo lo qual es lugar de piedad,emos hallado y visto muchas veces perros sacando parte de los cuerpos delos sepulcros y comiéndolos y los vecinos comarcanos no teniendorespecto á la decencia del lugar echan de noche mucha suciedad yinmundicia de sus casas en el dicho cementerio, lo cual parece muy mal ytodo lo sobredicho nasce de estar el dicho cementerio descubierto y sincerca ...»

Pedían que la Ciudad lo mandase cercar. Firmaban losBachilleres, Hernando de Luque y Fuentes de Carvajal[22].

En cuanto á los «vestiglos» por acta capitular de 7 de Julio de 1597mandóse que se hiciera un repostero para cubrir la acémila en que erantransportados al campo los que se encontraban en las calles; y de loscomienzos del siglo XVII hay un asiento en el Libro de Propios (19 deOctubre de 1605) en que constan los particulares siguientes:

«DiegoLópez vecino de Sevilla deue por Gabriel de Barahona Receptor general dela cuenta de los Propios deste año ... diez ducados en Reales que selibraron balor 12

ducados en que se concertó Por vn Repostero quelsusodicho a de hacer de estambre con vn perro y va ¿garaban? de colorespara encima de la cabalgadura con que a de andar la persona en quienestán «Rematados» los vestiglos desta ciudad echandolos fuera della loscuales dies ducados se le libraron como dicho es avnque se conçertó endoce el hazer el dicho Repostero en virtud de dos acuerdos de Sevilla de29 de Agosto y cinco de Octubre de 1605 años, por los quales se acordóque porque el lugar está lleno de vestiglos en mucha cantidad que loshay muy podridos en todas las calles el veintiquatro Alonso de Porrashiziese arrendarlos la limpieza dellos la executasse luego en el másmoderado precio que pudiesse sacándolo á Remate y poniendo en él

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doscondiciones que la persona en quien se Rematasse anduiese todo el añotarde y mañana todos los dias por todo el lugar y que la bestia quetraxese fuese mular macho, cubierta con vn Repostero el qual mandassehazer el dicho veintiquatro, lo más aprouecho que pudiesse y que nocostase más de diez ducados....»

Dejamos á nuestros lectores la libertad de hacer los comentarios que seles ocurran acerca de los documentos consignados. Por nuestra partediremos solo que si esto ocurría en la más importante rica y florecienteciudad de España como á la sazón lo era Sevilla y durante las másgloriosas de nuestras monarquias; ¿á qué estado de abandono y desuciedad habrían llegado otras ciudades de segundo y aun de tercerorden? Y sin embargo, aquellos hombres de antaño apenas si parabanmientes en estas

«pequeñeces,» para dedicar toda su poderosainteligencia, toda su voluntad de hierro, todos sus nobles estímulos alfomento de las ciencias, de las letras y de las artes, alengrandecimiento de nuestros dominios, á la realización de épicasempresas con las cuales asombraron al mundo, pudiendo decirenfáticamente que: «en sus dominios no se ponía el sol.» Hoy por elcontrario, pobres, descaecídos, faltos de ideales y de energías,habiendo dejado perder el inmenso patrimonio que nos dejaron nuestrosabuelos, «armamos un dos de Mayo.» al encontrar á nuestro paso unmontoncillo de basura.

LOS LEONES

DE LOS REYES DE CASTILLA

A juzgar por algunos antecedentes que hemos reunido, parece que nuestrosantiguos monarcas miraron con gran predilección á tan hermosos animales,no sabemos si porque de antiguo han representado la fiereza y el valor ópor su significación heráldica conque aquellos los consideraran. Ciertoque en los últimos años de la Edad Media, no eran, solamente nuestrosreyes los encariñados con tan bravas bestias, pues, otros monarcastambién lo estuvieron. Según los historiadores, cuando regresó el reyRené de Anjou de su desventurada expedición de Nápoles en 1442 entrelos obsequios que recibió al detenerse en Florencia, fué el de una leonaque estimó mucho, porque era, aficionado á las bestias raras[23].

En el «Memorial de diversas hazañas» que escribió Mosén Diego de Valerareferentes al reinado de Don Enrique IV, dice el autor: «en el mesmo añose mostró otra muy grand llama en el cielo y lo que mayor turbación dióen todos los deste Reyno, fué que teniendo el Rey en Segovia en supalacio «muchos» leones y leonas e habiendo ende uno muy grande á quientodos los otros obedecían se comenzó entre ellos tan grand pelea quetodos se juntaron contra el mayor león y le mataron e comieron parte deél: de ende todos pronosticaron ser cercana la muerte del Rey ó grancaida[24].»

Fieles á esta tradición, de sus predeceores, mostráronse les ReyesCatólicos, que á lo menos en Sevilla, complacíanse en poseer leoneras,no solamente en el régio Alcázar, sino también en el castillo de Triana.De la existencia de las primeras atestigua el maestro Juan de Malara, elcual describiendo las bellezas del mudejar palacio, dice entre otrascosas: «La talla de las puertas, las labores moriscas, los jardínes queestán entre la huerta de el Alcoba y los aposentos nuevos con grandes yespaciosos miradores, «las leoneras que solía auer en tiempo de losReyes Católicos etc ...» Y que no fué solamente en el Alcázar dondeaquellos monarcas tuvieron sus predilectas fieras, compruébase por elsiguiente documento, curioso por más de un concepto: Muy honorables señores:

Juan de Merlo alcayde del castillo de triana me encomiendo en vuestramerçed a la qual plega saber: quiero que sepan que El aljama e judiosdesta çibdad «acostumbraron siempre» dar para mantenimiento de losleones que los Reyes nuestros señores en esta çibdad tenían cinco millmaravedises de cada año. Y porque agora el Rey e Reyna nuestros señorestienen e dexaron en el dicho castillo de Triana dos leones que hanmenester los dichos çinco mill maravedises e mucho más para de que seanmantenidos á vuestra merced suplico mande que los dichos judíos me den epaguen los dichos cinco mil maravedises de cada año para ayuda almantenimiento de los dichos leones en lo cual al Rey e Reyna nuestrosseñores fareys seruiçio e á mi fareys merced[25].

Dada cuenta al Cabildo de esta peticion, «los dichos asystente yoficiales fablaron sobrello. Et finalmente encomendaron y mandaron aljurado alfon garcía, escribano del dicho cabillo quel se informe y sepasi los dichos judíos solían pagar y pagauan los dichos cinco milmaravedises y ello por él sabido faga relaçión para el primero día decabillo.»

Faltan algunas hojas del cabildo celebrado dos dias después de lapetición, en las cuales, acaso, constaría el resultado de laaveriguación practicada por Alfon García.

Parece también que en aquella época atributase á tan temibles animalesvirtudes curativas, pues el docto caballero Pedro Mexia, hablando delinsigne arzobispo Don Fr. Diego Deza, consigna, que, no fué bastante ácurarlo de la enfermedad de gota que lo aquejaba el colocar sus piessobre los lomos de un león que sus deudos hicieron traer de Africa, locual vió por sus propios ojos el ilustre historiador sevillano.

Lapredilección de nuestros monarcas, especialmente de los Reyes Católicos,por los leones, cayó en desuso en los reinados posteriores; pero encambio alguno de aquellos gustaron de poseer colección de fieras comoDon Felipe IV que ordenó en 1632 se escribiese al Virrey del Perú y áaquellas Audiencias para que se le enviasen los

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animales feroces dedichas regiones, pues S. M. deseaba tener un circo donde encerrarleones, tigres, osos y demás bestias salvajes[26].

LA COMPRAVENTA

de los esclavos en Sevilla

SIGLOS XV-XVI

Como una triste consecuencia de la guerra, como costumbre aceptada yreconocida por todos los reinos de Europa, en los que podríamos llamarcódigo ó convenciones militares, es sabido que los prisionerosconstituían parte del botin del vencedor, y por lo que respecta áEspaña, de igual modo que nosotros imponíamos la esclavitud á losenemigos que aprisionábamos, así también aquellos nos sometían ádurísimos cautiverios, extremando sus rigores hasta el más bárbarorefinamiento.

Sólo procedentes de la toma de Málaga, llegaron á esta ciudad 2.300moros enviados por los Reyes Católicos, para que el Concejo los pusieseen guarda, por cuanto estaban rescatados por 30 doblas moriscas cadauno, y en Cabildo de 27 de Septiembre de 1487, se dispuso cumplir lomandado por el Rey de que se diesen 3 maravedices diarios á cada uno,mientras llegase el rescate.[27] Aquellos prisioneros tenían quienes losrescatasen; pero ¡cuántos más se vieron obligados á sufrir el yugo de laesclavitud!

La esclavitud fué siempre consecuencia del derecho de la fuerza,entonces mostrábase

en

su

más

salvaje

vigor,

sin

atenuaciones;

sinhipócritas

convencionalismos. El señor disponía de su esclavo, como desus muebles ó de sus animales, y así vemos corrientemente en losantiguos inventarios de bienes que se hacían por fallecimiento decualquier persona, que, á seguida de la enumeración de los asnos, bueyesetc. hacíase el aprecio de los esclavos, hombres, mujeres ó niños,siendo de notar que de igual modo que se determinaban los defectosfísicos de los brutos, marcábanse tambièn los de aquellos infelicesseres; consignando por ejemplo, si era viejo, tuerto, ó manco, sipadecía de bubas ó de enfermedad contagiosa. Verdad también, que, raroera el testador de regular posición social, que no recompensaba losservicios que sus esclavos le habían prestado «ahorrándolos;» esto es,concediéndoles plena libertad y hasta otorgándoles mandas ó legados paraatender á su sustento.

Promulgada en 1502 la Pragmática de los Reyes Católicos contra losmoriscos, dispúsose en ella que los que optasen por permanecer en elReyno habían de convertirse á la religión cristiana, prohibiendo á losque no lo hicieran dentro del plazo que se les fijaba, que saliesen deél, para lo cual facultóse á los gobernadores de las fronteras para quelos hiciesen prisioneros. A este propósito, dijo en un curioso artículonuestro amigo Don Nicolás Tenorio. «En el mes de Abril de 1504

varios«cristianos nuevos» vecinos de Hornachos intentaron pasar la frontera yentrar en Portugal por tierra de Extremadura. El Comendador de Badajoz,Gonzalo Mendez supo su intento y trató de impedirlo ... para lo cualenvió en su persecución á Pedro Muñiz Alguacil de Mérida, quien alfrente de algunos hombres de armas fué tras ellos y les dió alcancehaciéndoles prisioneros. Los moriscos fueron llevados á presencia deGonzalo Mendez, éste les hizo esclavos de los Reyes y como por unacédula de Sus Altezas estaba obligado á entregar 35 esclavos á losoficiales de la Contratación de Sevilla, dispuso que siguiesen el caminopara esta ciudad ...» Ya en Sevilla fueron aposentados en lasAtarazanas, mientras los Oficiales daban cuenta al Rey y se resolvía laproposición hecha por algunos «cristianos nuevos» que solicitaron deaquéllos que antes de subastarlos, se escribiese á sus parientes vecinosde Hornachos para que los rescatasen. La Cédula Real dispuso que fuesensubastados públicamente y adjudicados al mejor postor, como así tuvolugar en las Gradas, donde puestos en fila los 35 fueron examinados porlos licitadores procediéndose desde luego á la subasta, que duró cincodías, importando la venta 671 502 maravedises.

Era natural, por tanto, diremos nosotros, que la compraventa de esclavosfuese «un negocio» tan importante como lo era la de los productos quevenían de las Indias ó los de la tierra, que hubiese mercaderes,tratantes y corredores que en ella se ocupasen.

Máxime si se atiende áque el contingente de esclavos tuvo que aumentar de manera considerablecon los pobres indios que venían del Nuevo Mundo.

Con el «honroso» título de mercader de esclavos se nombra á MartínSánchez, marido de Luisa Fernández, que vivía en la plaza de SanFrancisco casa propia del Cabildo eclesiástico en 1548[28].

Con el de tratante en esclavos, hallamos á un Francisco Diaz, que vivíaen la collación de la Magdalena en 1564[29] y con el de corredor, á unFrancisco Barja, vecino en la calle de San Roque, según consta delPadrón de 1691[30].

Muchos de aquellos desdichados, bien porque fuesen de levantisca óviciosa condición, bien porque se le hiciese la esclavitud intolerable,huían de sus dueños y escapaban á lugares donde pudiesen vivirlibremente, y para dificultarles su evasión impusiéronseles marcas en elrostro como comprueban los siguientes documentos.

En una escritura de 5 de Septiembre de 1500 se habla de un esclavo quellevaba en una mejilla una flor de lis, y una estrella en la otra[31].

En el testamento de Pedro Garcia de Quesada, otorgado á 9 de Marzo de1520, en la enumeración de sus bienes se lee: «yten vu esclabo moro delcabo de hedad de quince á diez y seys años, herrado en la cara en vncarrillo con una S. y enotro vn clavo que se dice abrahem el cual comprede Gonzalo de Toledo mercader ... »[32]

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Beatriz de Miranda otorgó carta de ahorramiento en favor de su esclavaCatalina, morisca, herrada en la barba y en un carrillo, 20 de Enero de1539[33].

Jerónimo Delcia, colchero, vendió un esclavo indio á Diego HernándezFarfán, llamado Hernando de 24 años con vn letrero en la cara con unasletras que dizen esclavo de Juan Romero ... 7 de Diciembre de 1554[34].

Catalina de Villafranca compró un esclavo mulato marcado en amboscarrillos con una S. y un clavo, 14 de Diciembre del mismo año[35].

Juan Sánchez, maestro mayor de las obras de Sevilla, que dírigia las denuestras famosas Casas Capitulares, vecino en la Magdalena, vendió áAlonso Martín tratante en esclavos una esclava morisca herrada en lacara con vnos letreros en que dizen

«Juan Sánchez, cantero,» 24Noviembre de 155