Comunicación Politica Y Sus Repercusiones Sociales by Jorge Poveda - HTML preview

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2.- Los estudios realizados sobre la "eficacia" de la formación política en las escuelas moderaron las expectativas, muchas veces exageradas, de los políticos y pedagogos que pretendían adjudicarle una importancia central al aprendizaje de actitudes y comportamientos en los alumnos. Asimismo, aparecieron las llamadas corrientes críticas que intentaban poner la formación política como "análisis aplicado del dominio"

al servicio de transformaciones sociales, exigiendo que la formación política tomara partido a favor de determinados grupos sociales.

3.- Ello provocó una inevitable disputa sobre los objetivos de la formación política que se vio activada en la discusión en torno al "consenso mínimo". Hasta hoy no se ha llegado a un consenso más allá de las reglas de procedimiento formal o determinaciones conceptuales abstractas y ni siquiera existe coincidencia en cuanto al sentido que pueda tener un consenso de esta naturaleza.

4.- Recién en los últimos tiempos, se comenzó a investigar en qué condiciones se transmitían los contenidos en la escuela, adquiriendo especial importancia el grupo de investigadores de Helmut Fend. Basándose en el estudio empírico de las estructuras escolares de interacción y de socialización ("clima escolar"), Fend llega a la conclusión de que todos los factores resumidos en el concepto "clima escolar", influyen mucho más las actitudes políticas que los procesos institucionalizados de aprendizaje.

5.- Fue así que cobró importancia el concepto interdisciplinario de "socialización política", que terminó por convertirse en el concepto central de la investigación sobre el comportamiento. La mayoría de los trabajos actuales emplean un concepto "empírico"

de socialización política que, a diferencia del concepto de formación intencional y normativa, "incluye todos los procesos de aprendizaje consciente e inconsciente a través de los cuales, los hombres obtienen orientaciones y comportamientos políticos".

6.- En tal sentido se concibe la formación política como segmento de toda la socialización política que está supeditado a condiciones específicas. No cabe duda de que los partidos políticos realizan su aporte a la socialización política como agentes terciarios. Otro tema es hasta qué punto trabajan en el campo de la formación política.

FORMACIÓN POLÍTICA : CONCEPTO DIDÁCTICO ESPECIALIZADO

1.- Muchas veces se equipara la formación política con la didáctica específica de las Ciencias Políticas. Aquí se trata, prioritariamente, de una problemática en torno a la enseñanza política -ya sean cuestiones que se refieren al contenido y los objetivos o a las técnicas y métodos de transmisión-, basándose en conocimientos didácticos generales o prácticos.

2.- La didáctica especializada abarca, como ciencia, la teoría de la enseñanza y del aprendizaje, las teorías de clases, los contenidos de formación y los planes de estudio, como también las teorías para optimizar los procesos de enseñanza y aprendizaje.

3.- Entre estas actividades también se encuentra la del trabajo curricular que realiza la didáctica especializada, elaborando objetivos y sistemas de aprendizaje operacionados, taxomanías, etc., moderando a través de objetivos verificables, la disputa ideológica sobre objetivos muy abstractos como, por ejemplo, madurez cívica, emancipación o participación, y lograr legitimar los objetivos.

4.- Recientemente se han presentado monografías que se dedican en especial a la

"metodología" de la formación política, como planificación, realización y reflexión de procesos de formación política.

5.- En los últimos años, la didáctica especializada enfundó el reproche de ser una materia meramente teórica e intelectual sin referencia práctica, limitándose a ser

"didáctica sin aprendizaje". Por esta razón se exige desde hace tiempo una "didáctica práctica y practicable".

FORMACIÓN POLÍTICA COMO CONCEPTO POLÍTICO

1.- El concepto también alcanzó una dinámica propia, no científica, como término instrumental de la política. Los partidos recurren a esta instrumentación de múltiple manera en la competencia interpartidista, especialmente cuando se trata de encontrar un culpable de los conflictos sociales, declarando de inmediato que se trata de "un nuevo fracaso de la formación política".

2.- En tal sentido se suele exigir que la formación política se encargue de corregir los fenómenos sociales que los políticos consideran indeseables. Esta instrumentación, tratada en la literatura como "función de bomberos", se basa evidentemente -en una valoración errónea de las posibilidades reales -especialmente de la instrucción política en los colegios-; uno de los objetivos de las ciencias de la socialización es, precisamente, lograr un enfoque realista.

3.- Frente a las expresiones retóricas de la importancia especial que se asigna a la formación política, asistimos los últimos años a un persistente empeoramiento de las condiciones reales en las que se desenvuelve la formación política por medidas; en el nivel de la política educativa que condiciona restrictivamente la enseñanza.

4.- Un ejemplo de la "politización de la formación política" es su inserción en la disputa ideológica de los partidos, tal como queda comprobado y documentado en numerosas controversias en torno a los libros y planes de estudio para la instrucción política en diferentes regiones alemanas. Especialmente en períodos preeleccionarios, cuando se agudiza la competencia entre los partidos, las discusiones sobre los lineamientos ocupan un amplio espacio, y no fueron tanto cuestiones didácticas, sino de contenidos y objetivos los que concentraron la fijación de los diferentes partidos.

5.- Estos pocos ejemplos bastan para demostrar que los partidos condujeron la necesaria discusión sobre la formación política en una sociedad pluralista, menos con argumentos racionales que con el objetivo de usarla como "slogan" y arma en la competencia estratégica con sus adversarios. Cabe pensar que en las épocas electorales se recurrió al tema de la formación política, más bien en función de los fines perseguidos con ella. La instrumentalización de la formación política sustituye "muchas veces una aparente disputa ideológica" por lo que resulta poco adecuada para ilustrar el sentido de la real función que le cabe.

CONSECUENCIAS DEL ANÁLISIS:

La localización del concepto de formación política en sus diferentes dimensiones científicas y políticas, permite encontrar algunas respuestas a las interrogantes planteadas en el título. En tal sentido, cabe hacer las siguientes afirmaciones:

• El empleo extensivo del término determinó un perfil heterogéneo, por lo que para un uso analítico racional se hace necesario determinar las premisas teórico-científicas y prácticas de la investigación.

• Pese a todos los intentos de encontrar un "consenso mínimo" en cuanto a objetivos vs.

contenidos, esta meta sigue siendo difícilmente realizable en una sociedad pluralista.

Por lo tanto, se necesita un marco de referencia teórico para poder decidir si determinadas actividades partidarias de indiscutible importancia también cumplen funciones de formación política.

MARCO DE REFERENCIA:

Los esfuerzos por esclarecer analíticamente el concepto permiten establecer el siguiente marco de referencia:

• La formación política debe mostrar las diferentes alternativas políticas y abstenerse de todo avasallamiento, es decir, enfocar una sola alternativa.

• Debe apelar al ciudadano con argumentaciones racionales para que los postulados de la madurez cívica (entre otros), no sean meras fórmulas retóricas.

• Para realizar los objetivos y normas enunciados intentara iniciar procesos de aprendizaje político en las formas institucionalizadas más amplias en las que se inscriben, sin duda, algunos campos de acción de los partidos.

HIPÓTESIS CENTRALES:

Estas consideraciones se basan en tres hipótesis:

1.- Es probable que la dificultad de lograr un consenso conceptual sobre formación política haya llevado a que los partidos utilicen la formación política como un medio de legitimación, que sirve de instrumento para la realización de otros fines políticos en campos funcionales muy diversos.

2.- El rol de los partidos en el sistema político alemán, que prevé expresamente la competencia partidaria y reconoce como deseables la presentación de diferentes alternativas políticas, parece hacer imposible que éstas actúen también en la formación política.

3.- Debido a esta situación de competencia, la comunicación política aparece casi siempre como "un producto artificial para generar lealtad o más bien confianza, más que como instrumento para obtener consenso.

C) FORMACIÓN POLÍTICA PERMANENTE:

1.- "Formación interna partidaria", "capacitación de nuevos afiliados",

"Perfeccionamiento" o "formación política partidaria", son términos que emplean los partidos para denominar el trabajo de formación interna partidaria. Todas estas formas tienen el común denominador de que no se dirigen al "ciudadano normal" político, sino a los afiliados y mandatarios del partido y están organizados en diferentes áreas partidarias. Ejemplos:

a) Partido Socialdemócrata: Interpreta la labor realizada en el marco de la formación política como "parte de todo el trabajo partidario", estando obligados todos los niveles de la organización a presentar una adecuada oferta en la materia. La socialdemocracia emplea los términos "formación política", "formación interna partidaria" y

"capacitación", en forma casi sinónima, debiendo la labor de formación política capacitar a los afiliados para colaborar "activamente, asumir funciones y generar en la opinión pública confianza en el partido". Sirve los directos intereses de la organización política..., a la creación de un eficiente cuerpo de funcionarios". En tal sentido se hace una detallada enumeración de los objetivos que cumple dicha labor. La formación interna partidaria es el intento del partido de "capacitar a sus funcionarios ofreciéndoles los contenidos correspondientes para comprender la esencia de la política y explicarla a otros; reconocer en los objetivos políticos del partido sus propios intereses identificándose por ello con estos objetivos y apoyarlos activamente asumiendo funciones partidarias..."

b) Partido Unión Cristiano-Demócrata: no ha presentado aún aportes concepcionales en el campo de la formación interna partidaria, a diferencia del alto grado de profesionalismo que evidencia en los demás campos. En tal sentido el partido señala que "es función de los partidos apoyar las instituciones de la formación política". Para la formación interna partidaria de sus miembros, las estructuras partidarias "ofrecen múltiples apoyos realizando las diversas agrupaciones partidarias seminarios de formación política propios...para preparar a los afiliados para determinadas actividades como ejemplo, asumir un mandato municipal". Cabe mencionar como publicaciones más importantes del Departamento de Relaciones Públicas de la Secretaría Federal del Partido los "Libros Generales", concebidos para los funcionarios políticos. Su orientación temática muestra claramente el fin para el que fueron pensados: equiparar a los funcionarios para la práctica y formarlos como multiplicadores de la política partidaria oficial. Tienen una orientación pragmática y renuncias a un fundamento teórico por lo que apuntan más al trabajo de relaciones públicas y capacitación de funcionarios que a la formación política. En el nivel de la central partidaria federal no se cuenta con pautas o concepciones para el trabajo de formación política del partido.

c) Partido Liberal: realiza "seminarios de capacitación para afiliados nuevos", que se ofrecen en el nivel federal y regional. Las bases para este tipo de actividades están contenidas en un cuadernillo editado por la Central partidaria con el nombre de

"Servicio para afiliados nuevos y simpatizantes. Carpeta de material para la realización de seminarios de tarde". El capítulo "Metodología de la comunicación" realiza el detalle didáctico que permite integrar nuevos afiliados en el trabajo partidario en el "diálogo directo" como "mejor método para ganar nuevos miembros". sin embargo, todos estos seminarios de capacitación apuntarían más a aquellos miembros que ya trabajan activamente en el partido".

2.- Sin duda, el trabajo de capacitación que "sirve en primer lugar al trabajo de formación política que, sin embargo y en atención a las premisas conceptuales establecidas, solo puede ser parcial. La diferencia con la formación política radica, en especial, en el nivel de la legitimación: la capacitación entendida como trabajo de formación institucionalizado en el marco de la organización partidaria y orientado específicamente a los intereses y acciones de los destinatarios, solo abarca un círculo determinado al que está dirigido ese ofrecimiento y que realmente hace uso de él (en especial funcionarios del partido). Los objetivos formulados por los partidos ilustran claramente que el trabajo de capacitación interno sirve a la formación de los propios cuadros políticos.

COMENTARIO:

La ley sobre Partidos Políticos de Alemania señala, explícitamente, el interés legítimo de los partidos al enunciar la función de "capacitar ciudadanos capaces de asumir responsabilidad pública". Por lo tanto, a la luz de la ley no tiene razón de ser el reproche que se le formula a los partidos, que relaciona esta labor con el término "forja de cuadros" de connotaciones netamente negativas. El trabajo de capacitación se legitima, en primer lugar, a través de la función de reclutar élites y no tanto por la función de formación política. En tal sentido la capacitación interna sería la etiqueta de legitimación para la tarea, establecida por ley, de formar los propios cuadros dirigentes.

4.- FORMACIÓN POLÍTICA DURANTE UNA CAMPAÑA ELECTORAL

Frecuentemente en Costa Rica se critica también a los partidos políticos por descuidar la formación política durante las campañas electorales. El tema puede abordarse desde diversas perspectivas, porque sería relevante discernir entre formación doctrinaria, ideológica, programática, formación de opiniones en torno a problemas generales o específicos o simplemente capacitación electoral. En la República Alemana el politólogo Simón hizo, en 1985, una revisión de la literatura sobre el tema y sus conclusiones más relevantes son éstas:

1.- La forma actual que adoptan las campañas electorales, ¿son apropiadas para iniciar en los votantes procesos de aprendizaje en el nivel de la formación política? Esta pregunta se plantea en especial en atención a que las campañas electorales y las elecciones asumen un importante papel en el sistema constitucional de la República Federal, en parte también por su estructura federal. Las elecciones suelen ser el punto culminante del proceso democrático como acto central de legitimación, en el cual el electorado aparece como soberano en ejercicio del poder público. En tal sentido, la tarea de los partidos es cooperar en la formación de voluntad política del pueblo participando en las elecciones y presentando a los candidatos.

2.- El análisis que la investigación empírica ha hecho de la influencia de las campañas electorales en la decisión de los votantes concluye que, prácticamente, no se puede comprobar una influencia, por lo que la campaña electoral sólo reviste importancia secundaria en las decisiones. Sin embargo, ofrece la oportunidad -independientemente de cualquier decisión- de que el ciudadano sea integrado al proceso político, que puede ser de interés para la formación en la medida en que se plantea la pregunta sobre hasta qué punto se pueden iniciar o no procesos de aprendizaje: si no existe perspectiva cierta de que realmente el ciudadano sea escuchado, que pueda tomar e influir decisiones políticas, la formación y la educación política fracasan en el logro de sus objetivos.

3.- Sarcinelli es aun más tajante y señala “que las elecciones y las campañas electorales son constitutivas para la credibilidad de la labor de formación política”. En tal sentido, cabe preguntarse si la campaña electoral capacita al ciudadano para tomar una decisión racional o para fundamentar racionalmente esa decisión, para lo cual se necesitan conocimientos políticos que sólo pueden adquirirse en la campaña misma, por cuanto ésta “iniciaría un proceso de aprendizaje al que apunta la formación política, siendo este proceso decisivo en cuanto a la legitimación democrática en la medida que exista una congruencia en los contenidos de ambos niveles de aprendizaje político”.

4.- Cuando se busca una respuesta a este planteo, la transmisión de contenidos políticos en la campaña electoral merece un juicio en general negativo: “En la lucha de los partidos por participar en el gobierno, rara vez se utilizan sólo argumentaciones racionales. Antes bien se ven involucrados argumentos que apelan al nivel emocional”.

5.- Helmwerth llega a un resultado alarmante sobre la función central de legitimación que cumplen las elecciones. En tal sentido señala “no se hizo una campaña electoral para el ciudadano o incluso por orden del ciudadano. Los partidos contradicen su propia función teórica y programática (Ley sobre Partidos Políticos y objetivos de la formación política). La actual forma de conducir la campaña electoral opone claras barreras a una formación racional de la voluntad y opinión políticas. Los contenidos políticos, argumentaciones, objetivos y alternativas concretas se ven desplazadas por estrategias que tienen por objeto influir. Estas se planifican y coordinan con toda exactitud y se orientan en su concepción a efectos subconscientes. No se dirigen a los ciudadanos políticamente activos y pensantes, sino contra ellos”.

6.- O, dicho de otro modo, “los instrumentos y métodos utilizados en la campaña electoral...no se desarrollan y emplean en función de su importancia para la formación política, sino en función de su capacidad para convencer y persuadir”. Por lo tanto, es obvio que las estrategias de manipulación y persuasión se oponen claramente a los objetivos centrales de la formación política. De ello se desprende la conclusión harto deprimente de que en cuanto al valor que tienen las campañas para la formación política, a lo sumo se toma nota del “ciudadano maduro y racional...como ideal de las concepciones de formación”. Ello incluso afecta a las campañas locales que están cada vez más en tren de convertirse en una puesta en escena de un rito electoral anónimo y centralizado que le asigna al electoral un papel entre bastidores, evidenciando un distanciamiento cada vez mayor en lugar de fortalecer la “cercanía con el ciudadano”.

7.- Los estudios más recientes sobre el comportamiento comunicativo de los partidos, con especial consideración de la campaña electoral, casi permiten alimentar

“empíricamente” la percepción negativa que se encuentra en todos los niveles (actores, electorado, medios, científicos). Cabe destacar en especial el trabajo de Sarcinelli sobre la “política simbólica” en la que analiza la comunicación política de los partidos tomando como ejemplo la campaña electoral de 1980.

En tal sentido, señala que el rol del ciudadano se agotaría en “ser objeto de los cálculos antropológicos, sociopsicológicos y de las ciencias lingüísticas y de comunicación”, y que más que a “cálculos racionales de los votantes parece estar dirigida a difusos motivos y sentimientos de lealtad”.

8.- Una característica estructural del lenguaje electoral son los “slogans”, lugares comunes y giros que persiguen claras intenciones persuasivas. La campaña electoral se limita a despertar apoyo logrando que, pese a la actividad desplegada por los políticos, la experiencia política se vea reducida. En efecto, la conducción de la campaña electoral por parte de los partidos no responde adecuadamente al “ideal” del ciudadano activo que decide y participa políticamente, por lo que tampoco se corresponde con las intenciones básicas de la formación política.

9.- Una evaluación de la campaña electoral como trabajo de formación política permitiría calificarla de “oportunidad perdida de la formación política”. En tal sentido, una de las tareas destacadas del proceso político es la que básicamente debería ofrecer la posibilidad de activar el proceso de formación política entre los ciudadanos. sin embargo, la transmisión de contenidos políticos apunta consciente o inconscientemente a lograr efectos prácticamente contrarios a los objetivos que plantea la formación política. En tal sentido, una de sus tareas podría ser poner al descubierto las características estructurales de la actual estrategia en las campañas electorales como ejemplo patético en el que los partidos mismos ponen en duda los altos postulados que reivindican, como puede ser el concepto de “ciudadano responsable”.

5.- COMUNICACIÓN INTRAPARTIDISTA Y EXTRAPARTIDISTA El politólogo alemán Wolfgang Falke analiza, en 1982, las características del marco teórico que envuelve la comunicación en el C.D.U. (Partido Demócrata Cristiano) y hace varias consideraciones generales, de previo a exponer sus hallazgos: A) CONSIDERACIONES GENERALES

1.- Sobre la investigación acerca de los partidos se dispone en la actualidad de muy pocos trabajos que realicen un análisis sistemático sobre la organización interna de los partidos, desde el punto de vista de la comunicación. Sin embargo, la comunicación es tan esencial para una organización que algunos estudiosos opinan que se podría comprender a la organización misma si se pudiera identificar a todos los canales que transmiten información, y todas las vías por las cuales la información influye en el comportamiento de la organización. “La comunicación es el pegamento que mantiene unida a la organización”. La comunicación misma habilita a un grupo a pensar en conjunto, a ver en conjunto y a actuar en conjunto.

2.- La comunicación es un fenómeno tan amplio y general que se podría resumir en el planteo del presente estudio en una sola pregunta disyuntiva: A) ¿La comunicación entre los afiliados y el partido tiene importancia política y programática, persiguiendo influir en los resultados de las decisiones de contenido político? o,

B) ¿la comunicación de los afiliados tiene importancia organizativa política desde el punto de vista de la efectividad y eficiencia de la estructura interna, correspondiente a la competencia interpartidaria, que utiliza también los símbolos de contenido político como material destinado a la discusión interpartidaria?

3.- Al analizar modelos de actividades y de orientación sin entrar en el concepto de la comunicación, se caracterizan también las funciones de los afiliados como portadores de comunicación. Reacciones debidas a situaciones de incentivo, expectativas, aptitudes individuales y competencia, experiencias y convicciones, predisposiciones heredadas y ligadas a intereses, caracterizan “una conciencia organizativa” de los afiliados que posibilita sacar conclusiones sobre la elaboración de las informaciones que circulan entre el partido y la opinión pública. En este sentido, también los modelos de actividades y orientación, que se estudian bajo el concepto de motivación, constituyen un aporte para explicar la comunicación. sin embargo, no es posible analizar en profundidad y desde el punto de vista de la interpretación semántica las relaciones de comunicación que existen en los afiliados, efectuando una clasificación según su carácter de contenido político u organizativo político. Sólo se pueden indicar las premisas y condiciones para la recepción, elaboración y retransmisión de informaciones cuyo contenido no puede determinarse con mayor exactitud, porque se conoce poco sobre la cantidad y la calidad de información partidaria que se justifica limitar en un primer análisis de las formas de expresión más ilustrativas y fácilmente comprensibles.

4.- Se comprende como comunicación individual la frecuencia de los contactos entre los afiliados, diputados y funcionarios y entre estos grupos de personas y las instituciones centrales de la organización partidaria. Mientras que como comunicación masiva se comprende la difusión y recepción de medios impresos dentro del partido, de los medios impresos “públicos” y de la televisión en los afiliados. Es decir que se estudia a la organización partidaria como un sistema de relaciones de comunicación directa e indirecta, bilateral y unilateral.

5.- De esta forma, el análisis se basa ampliamente en la determinación y en la comparación de intensidades de comunicación entre los afiliados y las diferentes instituciones centrales de la organización partidaria. A su vez, se pueden evaluar estas intensidades en el plano organizativo e individual, y controlar sus consecuencias para la concreción del concepto partidario normativo de la participación y normativa del sistema.

6.- En el plano organizativo se trata de evaluar el alcance o la capacidad de diferentes canales institucionales de comunicación para la recepción, elaboración y transmisión de las informaciones entre los miembros y el partido. Se indica la "efectiva extensión estructural" de la organización partidaria institucionalizada de la que se dispone para concretar diferentes actividades. En ese sentido se trata, en primer término, de la pregunta completamente elemental: ¿Quién puede escuchar y quién puede ser escuchado?

Además, se puede determinar cada una de las instituciones como barreras de comunicación, o como amplificadores de ella.

7.- Barens calificó la existencia de canales sencillos y autónomos de comunicación como un factor estratégico de la democracia. La existencia de múltiples canales autónomos puede ser considerada una premisa para que los miembros ejerzan una amplia y extensa influencia sobre las decisiones políticas del partido, lo cual brinda la estructura institucional de este, las condiciones necesarias para la existencia de dichos canales. Esto es aplicable a la estructura de las organizaciones intermedias regionales, organizaciones especiales y organismos formales con poder de decisión y sus correspondientes oficinas coordinadas. También es aplicable para la estructura de todo el partido en los tres elementos: partido parlamentario, organización partidaria institucionalizada y partido en el electorado, los cuales se comunican indirectamente entre sí, incluso independientemente de la opinión pública y a través de ella.

8.- Su autonomía se puede deducir de los desniveles en la comunicación: Podemos imaginar los límites de una organización autónoma como un desnivel comunicativo: entre los afiliados o las partes de una organización existe una comunicación más fluida y más efectiva que con personas ajenas a ella. Si presuponemos que con una mayor intensidad de comunicación también es mayor la posibilidad de controlar la cohesión social y política, una mayor intensidad comunicativa se puede interpretar como una mayor capacidad de control o como relativa independencia de un control externo, y por ende como autonomía relativa. Relativa porque las instituciones y sus elementos son parte de una organización mayor que, a su vez, debe poseer autonomía, hacia adentro y hacia afuera, para mantener su independencia y cohesión.

9.- Las diferencias en la intensidad de la comunicación se emplean como indicadores del desnivel de comunicación, y por ende de la relativa autonomía de los canales de comunicación internos del partido. Con ello se desea establecer cuáles son los canales de comunicación internos del partido. Con ello se desea establecer cuáles son los canales de comunicación entre los afiliados y el partido que poseen una influencia relativamente mayor. Por la relación con la estructura institucional se presta especial atención a la influencia sistemática de los afiliados. si los afiliados mismos sólo tienen relaciones intensas con una parte de la organización, la capacidad de sus posibilidades de influencia se considerará en función de la intensidad de la comunicación entre esta y otras organizaciones y las instancias de decisión de la organización superior.

10.- Pero la pregunta más importante es hasta qué punto la organización de sus afiliados desarrolla autonomía, en general, como canal de comunicación. Se ha delimitado a la organización partidaria institucionalizada como uno de los tres elementos de la organización partidaria global. Sólo cuando a esta división corresponde también el respectivo desnivel de comun