Aguas Fuertes by Armando Palacio Valdés - HTML preview

PLEASE NOTE: This is an HTML preview only and some elements such as links or page numbers may be incorrect.
Download the book in PDF, ePub, Kindle for a complete version.

II

Voy a hablar de algunos de nuestros mosquitos más distinguidos. Convienede vez en cuando sacudirse las moscas. Divídense en cuatro grandesfamilias a cual más perversa y endemoniada. La primera es la de losmosquitos sentimentales, que son los de apariencia más inofensiva,aunque en realidad haya motivo para guardarse bien de ellos. Tienen unzumbido dulce y quejumbroso, que al principio no molesta gran cosa, peroque llega a hacerse insoportable. De estos mosquitos, algunos empiezan adisgustarse de la vida así que entran a cursar la segunda enseñanza;salen generalmente suspensos en los exámenes, reciben innumerablescoscorrones del jefe de la familia y se enamoran perdidamente y ensecreto de una mujer de treinta años. Hasta aquí sus estragos no pasandel círculo de la familia; mas al llegar a los diez y seis añoscomienzan a hacer coplas amargas como la hiel, inspiradas por lo comúnen La desesperación de Espronceda, un estúpido y obsceno poemafabricado por algún estudiante de medicina para deshonrar el nombre delilustre poeta. Estas coplas se escriben con lápiz mientras los papás sefiguran que está allá en su cuarto enfrascado en el estudio, y sólo sonadmiradas de algún amigo discreto que recíprocamente presenta a suadmiración otras coplas no menos amargas. Tal vez que otra estas coplas,que ruedan por los bolsillos de los pantalones hasta que se pudren, caenen manos de la mamá al tiempo de coser o acepillar la ropa: la mamá,claro es, no sabe lo que aquello significa, pero corre a mostrárselo alpapá, ¡y aquí fue Troya! Éste considera a su hijo sumido en un piélagode liviandades, se pone lívido, lanza profundos suspiros de congoja, ydespués de un enérgico discurso, encierra al culpable bajo llavedurante ocho días. La mamá, más dispuesta como mujer a los sentimientosdulces, acude a la religión y le lleva a confesar con un sabio jesuita,no sin que el joven poeta proteste sordamente, pues ya han huido de suatormentado espíritu las consoladoras creencias de los primeros años.Aunque pide perdón a su mamá y le promete no volver a escribirporquerías, el mosquito sentimental no puede prescindir de continuarzumbando a escondidas de su familia: las persecuciones, lejos deabatirle, encienden más y más el horno de su inspiración y le acaban depersuadir de que la copa de la vida está llena hasta los bordes decierto licor ponzoñoso, y que él se encuentra obligado a apurarla hastalas heces. Un periódico semanal de la población se encarga de comunicareste su convencimiento al público, expresado en términos solemnes,aunque sin gramática. Desde esta fecha, nuestro mosquito comienza agozar de una envidiable reputación que se extiende como mancha de aceitepor toda la provincia.

No obstante, por más que la opinión favorable de sus paisanos sea unbálsamo precioso para cicatrizar las heridas del corazón, todavía noestá satisfecho y medita seriamente un día y otro en venir a zumbar aMadrid, a fin de que se le oiga en todos los ámbitos de la península. Elpapá, que ya se va convenciendo de que su hijo, aunque haya salidosuspenso en la mayor parte de las asignaturas, llegará a ser hombrecélebre, consiente en hacer un sacrificio. Ya le tenemos en la Corte. Alos cuatro meses justos publica una composición en cierta revistaliteraria; a los quince días otra, a los quince días otra, y asísucesivamente sigue zumbando periódicamente durante dos años. Al fin sedecide a coleccionar sus poesías en un tomo. El papá vende una finca yle remite dinero. Pide un prólogo a Cañete, y este señor, que jamás seniega a tales cosas, dice al frente del libro en lenguaje castizo quehay en él composiciones muy lindas, y las cita; que el autor muestra porlo general mucha «elegancia, donaire y estro», y que el joven mosquito,si no se desgracia, llegará a ser un moscón insigne. Desgraciadamente,esta profecía permanece guardada como santa reliquia en el almacén dealgún librero que ha aceptado el tomo en comisión. Transcurren mesessin que ningún humano venga en demanda del tomo de Preludios (estosmosquitos casi siempre ponen a sus zumbidos algún nombre musical:preludios, arpegios, acordes, calderones, etc.), hasta que el librero secansa de tener tanto papel inútil en el almacén y decide volvérselo a sudueño o comprarlo al peso. Esta es una de las soluciones. Otra consisteen que D. Modesto Fernández y González interponga su influencia para queel Ministerio de Fomento le tome quinientos ejemplares con destino a lasbibliotecas públicas. Los súbditos españoles que las frecuentan nopodrán menos de agradecer al Ministro el interés con que mira el cultivode sus facultades imaginativas: todos los años les remite algunos milesde quintales de ternezas rimadas.

De todos modos, la falta de dinero es una de las causas primeras demortandad en la familia de los mosquitos sentimentales. Los queconsiguen sobrevivir a tal causa y llegan a dar una velada en el Ateneode Madrid, están salvados. El Ateneo es para los mosquitos el oxígeno.Cuando alguno anda alicaído, asfixiado por la indiferencia del público ya medio morir, no tiene más que venir a leer ante esta doctacorporación, y se le verá inmediatamente revolotear lleno de vida yalegría. El Ateneo, en achaque de versos, es de una potencia digestivasuperior a la de los tiburones y avestruces. Los botones de metal y lospedazos de vidrio que dicen que estos animales digieren, no son nadacomparados con los versos que yo he visto tragar en el Ateneo; un padrecariñoso no haría más por su hijo que lo que suele hacer este cuerpodocente por los mosquitos de que acabo de hablar.