Mindanao: Su Historia y Geografía by José Nieto Aguilar - HTML preview

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Mindanao

No es esta isla de aquellos territorios cuyo conocimiento se facilita y adquiere en las vigilias del estudio. De allí, comode todo país donde la naturaleza con obstáculos casi insuperables, imposibilita y retarda la acción investigadora de la exploracióncientífica, cuanto se relata y escribe, está sujeto al criterio particularísimo, formado por la experiencia sobre el terrenoadquirida, ó bien por ideas robustecidas en las noticias de los mismos naturales, cuya veracidad es siempre problemática.

Pero no son éstos los solos obstáculos con que se tropieza en la apreciación de todo asunto que á Mindanao se refiera.

En tan remotos países, donde parecía natural que no existieran otras aspiraciones que las de una noble emulación, tras deconseguir el engrandecimiento nacional, se remueven de contínuo ambiciones ocultas, manteniendo latentes las luchas sostenidasen épocas pasadas entre las distintas órdenes monásticas que allí ejercen la cura de almas, sin otro objetivo que el de extenderpaulatinamente la esfera de su influencia.

De ahí su celoso prurito de acaparar todo principio de autoridad, procurando la absoluta separación entre el peninsular yel indígena, á fin de que su influencia aumente en proporción á la ignorancia en que aquellos países se encuentren, tantoel elemento civil como el militar, haciendo indispensable su concurso, que por lo que se vé es bien egoista.

Por este sólo hecho es fácil deducir que si al ocuparnos de aquel país nos ciega un exagerado celo político ó religioso quePágina 27á nada útil conduce, ó el egoismo del interés se sobrepone á la voz de la razón, se hace imposible apreciar con espíritu serenoel verdadero estado de la actual situación de Mindanao y los dificiles problemas que para su reducción restan aún por resolver.

Si se ha de juzgar con alguna exactitud la clase de enemigos con que allí nos tocó combatir desde los primitivos tiempos denuestra dominación en el Archipiélago, y cuyos restos, refugiados hoy en el centro de Mindanao, se aprestan á lucha heróicacon valor jamás desmentido, es necesario investigar en el terreno de la historia su procedencia, para venir en conocimientode que la raza dominadora de aquellos ricos territorios, la que dirige y alienta por ideal egoista perfectamente definido,á gran porción de oborígenes—el del dominio y defensa de intereses creados con inteligente dirección,—es la árabe, cuya autoridadde potencia religiosa y cuyos usos y costumbres ha aceptado.

Aquella misma raza, que al esfuerzo de una civilización pujante reflejara en nuestra Europa los destellos de su ciencia, imponiéndosecon carácter despótico y fiero á la India, Sumatra, Java y Borneo, y, por último, á las Filipinas, que fueron la etapa finalde la excursión que por el grande Archipiélago Asiático realizara.

Si bien estas gentes no conservan el grado de cultura que en aquellos tiempos les valió el nombre de raza civilizadora, suincultura no es tal que pueda llamárseles con justicia salvajes.

Por eso sin pretender que se considere al moro de Mindanao como individuo de nación civilizada ni mucho menos, y sin que tampocoadmitamos que disponga de un Ejército disciplinado capaz de batirse en campo abierto y con arreglo á preceptos tácticos alfrente de nuestros soldados, es innegable que su temerario arrojo, auxiliado por un exaltado fanatismo religioso, que le prometevida eterna de voluptuosos placeres, hace y hará empeñada y sangrienta la conquista de aquellas Página 28fértiles comarcas, las cuales, con su vegetación exuberante, rodean cual diadema de guirnaldas con flores y valiosos productosfructificados por sus mismas aguas, aquella inexplorada laguna objeto hoy de tantos afanes, y que en épocas pasadas la imprevisión, la falta de sentido político y un mal entendido celo religioso, la entregó, tras humillante abandono, á sus poseedores actuales; gente bárbara, por decadencia, pero nunca salvaje, quecon admirable sentido político se asimila la población del país ocupado, creando así la extraordinaria riqueza agrícola deaquella comarca.

Y mal puede ser tampoco pueblo vagabundo y nómada como se suele afirmar, el que es cultivador inteligente de productos ricosy apreciados, y manifiesta gran respeto á la autoridad y acendrado sentimiento religioso, agrupándose en apretado haz paraperder la vida antes de ceder un palmo del país natal.

Muéstranse disciplinados y valientes á la voz de sus Dattos, que les dan ejemplo, siquiera sea su táctica por tradición laemboscada y la sorpresa, que con valor temerario é infinita cautela ejecutan.

Están admirablemente armados según exigen las circunstancias locales, pues para nada se necesita allí el fusil de grande alcance.Y son numerosísimos por virtud de la poderosa federación Illana, que tienen formada para todos los casos en que de combatiral español se trata.

Los moros de Mindanao, agrupados así y dispuestos á sostener cruenta lucha contra nuestro Ejército, son enemigos terriblesque han de defender su territorio con feroz energía, engreídos como están por sus pasadas victorias, que la tradición mantienevivas, creando un héroe de cada uno de aquellos mahometanos.

Por eso se explica que al oponer su robusto pecho á las bayonetas de nuestros soldados, lejos de temer por la vida, hacenesfuerzos titánicos entre los espasmos de la agonía para romper las filas de aquellos. Y procuran conseguir, ante todo, lamuerte Página 29de un cristiano, porque con ella tienen por seguro alcanzar los placeres con que brindan al creyente las hermosas huríes desu soñado paraíso.

La empeñada contienda sostenida desde 1630 á 1640 entre recoletos y jesuitas por la posesión material y espiritual del territoriode Lanao, cuando el mahometismo aún no había extendido por allí su influencia, fué lo que facilitó al astuto sultán de Mindanao,Cachit Corralat, agrandar sus dominios á poca costa con la conquista político-religiosa por él realizada, á la sombra delgran desprestigio en que el cristianismo cayó entre los Malanaos, testigos presenciales de la enconada lucha que manteníaen irreconciliable rivalidad á jesuitas y recoletos.

Tan vehemente fué el deseo de los Malanaos de acogerse á nuestro dominio á fin de quedar á cubierto de las asechanzas de losMindanaos acaudillados por Corralat, que presididos aquéllos por el padre San Agustín pasaron á Manila en numerosa y escogidarepresentación, solicitando de Corcuera el establecimiento de un presidio en la laguna, á fin de contener las continuas excursionesde los mahometanos.

Negada su pretensión con grave detrimento de nuestro prestigio, y restituidos los rehenes que en garantía de vasallaje quedaronen Manila, la hábil política del astuto sultán de Mindanao triunfó, aprovechando estos y otros desaciertos de los nuestros.Desde aquella fecha, los dislates de unos cuantos ambiciosos que traducen su celo religioso en feroz intransigencia y desmedidoafán de mando, privó á España de una rica provincia y á la religión de un crecido número de adeptos.

El abandono del fuerte de la Sabanilla en la bahía Illana, la retirada de nuestras tropas de Zamboanga, donde un magníficofuerte quedó encomendado á la lealtad y custodia de los

«Lutaos», y por último, la toma por los moros del fuerte de TandagPágina 30en 1760, donde fueron acuchillados los 300 hombres que lo guarnecían, hizo dueños de casi toda la isla á los mahometanos,alcanzando con ésto extraordinario prestigio sobre los naturales, sometidos en absoluto desde entonces á su dominio.

La importancia de éste se acrecentó con la población y riqueza de los 100.000 «subanos», pobladores del extenso territoriocomprendido entre la bahía de Pangüil, seno de Sibuguey y puerto Dumanquilas, bahía de Macajalar y Zamboanga, porción casiinexplorada y de la que el ingeniero de montes Sr. Vidal y Soler, que remontó una gran parte del río Dumanquilas, dice serla más rica y de más exuberante vegetación en Mindanao.

En el desarrollo de los graves acontecimientos que se suceden en Mindanao y en previsión de futuras contingencias, deben tenerpresente los Gobiernos y la prensa, que viene á ser quien más ilustra la opinión, que no es sólo en el N. de Africa dondese ofrece un gran porvenir á los intereses sagrados de la Patria. También en el extremo Sur de las Filipinas, los ricos terrenosde Mindanao, con su fertilidad asombrosa y la riqueza de sus productos, brindan ancho campo á la actividad de nuestra razay á la expansión comercial de que tan necesitado está nuestro país, falto hoy de mercados para sus productos.

La riqueza de Mindanao maravilla á cuantos la conocen profundamente. Entre Misamis y Surigao y en los terrenos de Iponan,Pigtao y Puiholugan, pueblos cristianos de la costa N., inmensa extensión de terrenos auríferos, superiores en riqueza á losde Australia, ofrecen á la industria minera fabulosas ganancias.

Zamboanga, Lanao y los territorios del seno de Davao, producen, á pesar de la deficiencia del cultivo, cafés riquísimos quealcanzan elevada cotización.

Los ríos Butuan, Grande, Dumanquilas, Cagayan y otros menos importantes, son excelentes vías, de valor inapreciable para eldesarrollo del tráfico comercial. Y si es verdad que la Página 31climatología insalubre en las selvas vírgenes y fangosos carrizales de los terrenos bajos ocasionan mortíferas emanacionespalúdicas, en cambio la gentil Zamboanga indemniza sobradamente de todas esas desventajas.

Los habitantes de esta encantadora población tienen sangre hispana y son generosos y hospitalarios. Admírase allí una riquísimafloresta que por todas partes brota, convirtiendo aquella comarca en vergel delicioso que compite en hermosura con los cármenesgranadinos.

Zamboanga, donde el Polombato, á semejanza del Darro, baña á la sultana de Filipinas, interrumpiendo con el suavemurmullo de sus ondas deliciosa y enervante quietud tropical, ofrece con su purísimo y sano ambiente y con sus cristalinasaguas, que la zarzaparrilla purifica, savia regeneradora á la sangre anémica del peninsular, que vive en Joló, Tawi-Tawi yen los destacamentos militares de Mindanao, siempre prontos á dar su vida por el honor del Ejército y por el engrandecimientonacional.

Si, como es de esperar, los intereses de la Patria, que en toda época y lugar deben estar muy por encima de las convenienciasparticulares, han de merecer la protección que su importancia exige, debe tenerse muy en cuenta que no es sólo lucha de conquistapor las armas la que allí debe seguirse.

El fanatismo religioso de los mahometanos aconseja que á la ocupación militar no siga en Malanao una intransigencia religiosa,que sólo daría por resultado mantener latente el odio de aquellas gentes y fomentar la despoblación en época no lejana decomarcas, ricas hoy por sus florecientes cultivos y la bondad de sus productos.

Debe evitarse á todo trance que los 300.000 malayo-mahometanos de Mindanao vayan á engrosar la población de Borneo, como ocurríael año 84 en Joló, desde donde, en vapores ingleses, subvencionados con fondos de aquel Gobierno militar para otros fines,miles y miles de familias abandonaron sus hogares, para caer en Sandacan bajo el poder despótico ó esclavitud Página 32encubierta de las Compañías inglesas que explotan aquellos territorios.

Para evitar ésto, necesítase que no sean sólo los temperamentos de fuerza los que se empleen en la conquista de Lanao; esnecesario también que se fije la atención en el problema político que envuelve la sumisión de aquellas gentes, y que, poralgún tiempo, debe evitarse en absoluto la intrusión de las órdenes religiosas en los territorios recien conquistados. Deotro modo, y sin beneficio alguno, ríos de sangre pregonarán á diario que esta terquedad impolítica dá funestos resultadosy esteriliza los esfuerzos de aquel sufrido Ejército, que casi olvidado, combate cual pudiera hacerlo en Africa, contra fieroenemigo que no dá cuartel al herido ni al prisionero, y teniendo además que vencer los obstáculos insuperables que presentanlas intrincadas selvas, bosques impenetrables y el clima insalubre de aquellas comarcas.

La distancia no debe ser óbice que amengüe el entusiasmo despertado con sus hechos por el soldado de Filipinas. Pues tantoallí como en la madre patria, el pecho del español filipino, como el del español peninsular, es santuario donde se rinde cultocariñoso y entusiasta á la nación. Por eso ésta debe agradecimiento á los vivos y recuerdo imperecedero para los héroes queen cruenta lucha pierden la vida en aras del engrandecimiento de la Patria, y procuran extender el benéfico impulso de progreso:« que asi el peninsular como el filipino, no tengan uno para otro sino motivo de gratitud y mútuo cariño.(Balaguer.)».1Página 33

1 Artículo que publicamos en El Globo del 2 de Agosto del presente año.

Reseña Histórica

La historia de la isla de Mindanao constituye para las armas españolas su más gloriosa página desde la ocupación del Archipiélagofilipino por nuestros antepasados.

Esta sintetiza la no interrumpida epopeya que coronó de inmarcesibles lauros al Ejército y la Marina, al sostener aquellaheróica lucha de siglos contra fiero enemigo, cuyo valor indomable les dió si, justo renombre, pero que también fué ocasióná que el honor preclaro de las armas españolas alcanzara en la Oceanía, por sus hechos, la misma fama que inmortalizó á losbizarros tercios de Flandes.

Mindanao fué también hollada, primero que ninguna otra, en Filipinas, por las plantas españolas: y en las orillas del caudalosoButuan, celebróse por vez primera el sacrificio de la misa ante las atónitas miradas de sus incultos moradores, que desdeaquella fecha anhelaron conocer los dogmas del cristianismo que no tardaron en abrazar.

Pero veamos cómo el padre Juan de la Concepción describe la llegada á Mindanao de las distintas expediciones, hasta que el insigne Miguel López de Legazpy consolidó la dominaciónde España en las Filipinas ó islas de los Luzones, como las llamaban los naturales.

«Partió el general de estas islas, que llamó de las Velas latinas ó el archipiélago de San Lázaro, que es el que conservan,aunque se les añadió el de las Marianas: navegó 300 leguas con las proas al Occidente; descubrió muchas islas abundantes enmantenimientos, entendía su lengua un indio que llevaba Magallanes, que fué un total alivio: lo primero fué el cabo de San Agustín, punta austral de la gran isla de Mindanao: costeó la Página 34provincia de Caraga; entró por el estrecho de Siargao, que le forma la punta Banajao con la isla de Leyte; reparó en la isla de Limasaua, que está en la boca: á la novedad de gente y navíos acudieron pacíficos los naturales, y sabida su necesidad la socorrieroncon un buen refresco; mostráronseles muy favorables, y les dejaron papeles en gratificación de sus agasajos; con ellos adquirieroncédulas reales que honran á su principal con el magnífico título de Príncipe... Con el buen rendimiento de los de Limasaua,descansaron y se refocilaron de sus pasadas miserias: tuvo noticia aquí Magallanes del río de Butuan, cuyo Datto ó Régulo era más poderoso: resolvió ir á su boca con las esperanzas de la fama: correspondió á ellas el Príncipe:envió una embajada con diez hombres á inquirir

¿qué navíos y qué gente? Por su intérprete respondió Magallanes ser vasallosdel grande y poderoso Rey de Castilla: sólo solicitaba paz y el comercio libre: que le suplicaba le abasteciera de víverespor su precio justo: respondió el Régulo que no tenía para tanta gente con abundancia: que de lo que hubiese se repartiría:llevaron á bordo cuatro puercos, tres cabras y algún abasto de arroz; era día de Pascua de Resurrección (8 de Abril de 1521);mandó hacer el general en tierra una enramada é hizo salirse toda la gente á oir misa, que se celebró con gran devoción delos asistentes dando gracias á Dios por tales beneficios; fué ésta la primera que se dijo en estas islas: mandó después elevaruna cruz en un alto montecillo; á todo asistieron los naturales con mucha atención y ternura, tratando á los extranjeros afablementey con docilidad; tomó posesión de aquella isla por la corona de Castilla en nombre de Carlos V, Emperador y su Rey, adjudicándoleestos dominios con solemne acto».

«Pero ya se había visto que al N. de las Molucas había un grande archipiélago, y no pasaron muchos años sin que se pensaraen asegurarle á la Corona de Castilla. El Virey de Nueva Página 35España D. Antonio de Mendoza, cumpliendo las órdenes de la Corte, dispuso una escuadrilla de tres buques al mando de Ruy LópezVillalobos, que salió del puerto de Juan Gallego, en las costas del Pacífico, el día 1.° de Noviembre de 1542, en direccióná las islas del poniente, con orden expresa de no tocar en las Molucas. Después de una larga y penosa navegación arribó Villalobos, lo mismo que susdos antecesores, á la parte oriental de la isla de Mindanao.» Por ser su costa puerca «dice Fr. Juan de la Concepción», lallamaron de los arrecifes: á 2 de Febrero surgieron en un puerto de ella que denominaron Málaga, en altura de siete grados: detuviéronse refrescando en ella un mes; quiso poblar aquí Villalobos, que no lo hizo por haberlaexperimentado de intemperie grave; tomóse con los acostumbrados actos posesión de ella por la corona de Castilla: pusieronal lugar determinado para la fundación Cæsarea Caroli: por los vientos contrarios y fuerza de las corrientes fueron forzados la vuelta del Sur: arribaron á Sarragan: asentaroncon los naturales paces, de que se arrepintieron muy pronto; pusiéronse en armas, y aunque se les importunó á que les vendiesenbastimentos, no hubo modo de reducirlos: usóse primero de todos aquellos medios que dicta la benevolencia: hizo la fuerzalo que no pudo el agrado: acometióse el pueblo: hicieron resistencia, pero se dieron á la fuga; no fueron seguidos pensandose reducirían con el escarmiento; no fué el vencimiento sin costa de sangre: fueron heridos algunos de los nuestros, de losque murieron seis».

«Para socorrer la extremada necesidad en que estaban, le pareció á Ruy López era conveniente hacerse amigo con el señor deMindanao, 50 leguas de distancia, isla más abundante; preparó un navío con 50 hombres á cargo de Bernardo de la Torre; prevínolede rescates y mercaderías; llegaron á surgir á la boca de un gran rio; era gente indómita, desabrida por los malos tratamientosde los portugueses; y así sólo hallaron engaños y traiciones; la necesidad les obligó á los nuestros á aprovecharse de lasarmas; acometiéronlos en un elevado fuertecillo Página 36en que, no queriendo rendirse, mataron á los defensores; dando libertad á mujeres y muchachos volvieron á Sarragan con algúnbastimento. En estas estrecheces convinieron despachar un navío á Nueva España que diese noticia de lo hasta allí operado,solicitando órdenes y socorros; también despacharon una galeota á unas islas que son las que se llaman Filipinas; después,y con este nombre, las marcaron los de esta armada en honor del príncipe heredero de la Corona».....

Quiso Dios que la embarcaciónque fuese á las Filipinas volviese con copia de víveres: habilitados así, resolvieron ir á aquellas islas, especialmente ála de Abuyo, de que tuvieron noticia que era la más abundante; que los naturales lo deseaban y serían bien recibidos en ella:acomodáronse en un navío grande: en dos bergantines que habían construído y en otras embarcaciones menores; salió esta escuadraá la mar, el tiempo les fué tan contrario que les fué preciso entrar en una bahía ensenada de Cesárea; despachóse embarcaciónque solicitase víveres: volvió con el mal despacho de que al tiempo de los rescates les habían asaltado los indios y les habíanmuerto 11 hombres, quedando los restantes muy flacos y fatigados: la escasez era ya tal que sólo se racionaban cuatro onzasde arroz, y esta estrecha economía sólo diez días podía entretenerse».

La suerte desgraciada que acompañó siempre á Villalobos le produjo pesadumbre tan intensa, que murió en Ambonia (Malucas)después de hecho prisionero por los portugueses.

A pesar del desaliento que infundió en la península el éxito desgraciado de estas expediciones, se ordenó lo conveniente paraorganizar la quinta expedición á los mares del Poniente. Se organizó ésta por Miguel López de Legazpi, que se encontraba enNueva España, con encargo de que le acompañase el sabio marino Urdaneta.

Componían la escuadra cinco buques, tripulados por 400 hombres, que salieron del puerto de Natividad el día 21 de Noviembrede 1564.Página 37

Después de tocar en Samar y Leyte despachó Legazpi una embarcación á fin de que buscase víveres en Butuam, regresando á losquince días con provisiones y la noticia de que los naturales recibirían bien á los españoles.

A pesar de las buenas disposiciones del Régulo de Butuam, Legazpi hizo rumbo para Cebú, donde quizá pensara vengar el asesinatode los españoles que acompañaban á Magallanes, pero vientos contrarios lo arrojaron á la costa de Dapitán, cuyos habitantes,boholonos en su mayor parte, agasajaron á los españoles con abundancia de provisiones y los proveyeron de prácticos que lesguiasen á las islas inmediatas.

En 1578 el Gobernador general «Sande», á su vuelta de una expedición que hiciera á Borneo, destacó al Capitán Rodríguez deFigueroa á la isla de Mindanao á fin de que la redujese á la obediencia de la corona de Castilla.

Sus habitantes, amedrentados por el prestigio que nuestras armas adquirieron en aquellos mares, cedieron á cuantas condicionesles impusiera Figueroa, formalizando acta de vasallaje que estuvo en vigor el tiempo que tardaron en zarpar las naves; queel moro nunca se distinguió por la observancia de los pactos que realizara.

Deseando Figueroa dominar en absoluto á Mindanao, solicitó y le fué concedido como encomienda y por dos vidas, todos los terrenosque en la isla sometiese.

Este caudillo no llegó á disfrutar del beneficio que le fué conferido, puesto que en el primer desembarco contra los buhayanesmurió de un golpe de campilán.

A éste sucedió la Jara en el mando de la expedición, que por abusos que cometiera fué relevado por Ronquillo, que ejercióen Manila las funciones de Maestre de campo. Su segundo, García Guerrero, derrotó al Sultán de Mindanao Buhisan y á los 600auxiliares que le habían sido facilitados en Tarnate, los cuales murieron casi todos en aquel sangriento combate.

Estas ventajas fueron mal aprovechadas por Ronquillo que Página 38atraído por la vida regalada que se hacía en Manila, propuso y fué aprobado el abandono del fuerte de Tampacan, quedando sóloen Mindanao un pequeño destacamento en el puerto de la Caldera al O. de Zamboanga (1589).

El desprestigio en que por esta retirada cayeron las armas españolas alentó á los de Mindanao, que armando una numerosa escuadrillacon 3.000 tripulantes recorrieron las costas de pintados, asolando los pueblos playeros, cuyos moradores huyeron á los montes, de donde se hizo difícil convencerlos bajasen á susantiguas viviendas, por haber propalado una vieja agorera que los españoles estaban de acuerdo con los moros para exterminarlos.

En 1602 Bravo de Acuña organizó nuevas expediciones contra los Sultanes de Mindanao, pero el resultado no correspondió á lasesperanzas por la tenaz resistencia de los fuertes que éstos tenían, los cuales no fué posible rendir.

Silonga, Régulo de Buhayen, solicitó paces de Acuña, mandando de embajadores á los principales prisioneros castellanos queen su excursión hiciera.

En 1609 D. Juan de Silva visitó la costa N. de Mindanao á fin de reprimir las excursiones de los caragas á pintados, fundandoel fuerte de Tandag, donde dejó artillería y numerosa guarnición.

Ejerciendo el cargo de Gobernador general D. Fernando de Silva, el astuto y valiente Sultán de Mindanao, Corralat, ofreciópor medio de una embajada la libre entrada de los misioneros en sus Estados y lugar donde más conviniese para construír fortalezay pueblo de cristianos. Desechadas estas proposiciones, pronto se dejó sentir en el resto de la isla la influencia del hombretemido que arrancó de Mindanao el poder é influencia de nuestras armas.

Los caragas que ocupaban las inmediaciones de Tandag se sublevaron en 1629, y en 1631 dieron muerte á Bautista, castellanode aquella fortaleza, que fué asesinado, y á continuación Página 39alanceados los pocos españoles que le acompañaban. La insurrección se hizo general, y en Tandag, Surigao y Baucag fueron asesinadoslos religiosos. El jefe del alzamiento «Mangobo»

fué después indultado á instancia de otros religiosos que fueron respetadospor él.

En esta época se pone de manifiesto de modo escandaloso las rivalidades de las distintas órdenes monásticas.

Las no interrumpidas excursiones de Mindanaos y Joloanos á las Visayas, levantó clamoreo general en aquellas islas, haciendopresente la necesidad de construir un fuerte que contuviese á los mahometanos, para lo cual contribuirían cada tributo conuna ganta de arroz; contribución que después tomó el nombre de donativo de Zamboanga.

Celosas las demás corporaciones de la preponderancia de los jesuitas, combatieron tenazmente esta idea; pero el Gobernadorgeneral, comprendiendo su utilidad, comisionó al Capitán Juan de Chaves, quien pasó á Mindanao con 300 españoles y 1.000 visayas.En 23 de Junio de 1635 se construyó la fortaleza de Zamboanga, dirigida por el padre jesuita Melchor Vera, quien ya traíalos planos extendidos de antemano.

D. Sebastián Hurtado de Corcuera sucedió en el Gobierno de las islas á D. Juan Cerezo, que ejercía el cargo interinamente.La llegada de este caudillo coincidió con las excursiones piráticas más devastadoras hasta entonces realizadas por los morosen las provincias cristianas. El esforzado genio del nuevo caudillo y su carácter emprendedor, á que ayudaba un valor temerario,le sugirieron la idea de conquistar á Mindanao y Joló, á fin de terminar de una vez con el feroz enemigo que asolaba las ricasprovincias de Visayas y S. de Luzón. A este efecto organizó una expedición que se componía de cuatro compañías de soldadosespañoles, tres de marinería y cerca de 2.000 indios de Pampanga y Visayas.

Esta fuerza salió de Manila el 2 de Febrero de 1637; el 22 llegó á Zamboanga, donde fué reforzada con tres compañías de Página 40españoles y algunos naturales que en aquella fecha empezaron ya á distinguirse por su lealtad y patriotismo: ultimados lospreparativos é impaciente Corcuera, se adelantó con cuatro caracoas al río Grande; tomando, tras rudo combate, el pueblo deLamitan, donde residía el temido Sultán de Mindanao Cachit Corralat.

Este huyó después de la derrota de su ejército, cuyo número no bajaba de 2.000 hombres, cayendo en poder de los españolesocho cañones de bronce, 27 de pequeño calibre, 100

arcabuces é infinidad de armas blancas. No contento con ésto, Corcueramandó ahorcar 72

moros, quemar infinidad de pueblos y destruir cuantas embarcaciones apresaron.

Pero no fué éste el hecho más sangriento y glorioso realizado por el Ejército en Mindanao.

Refugiado Corralat en un fuerteinexpugnable, en el que se hallaba en crecido número su gente más aguerrida y fiera, es atacado de nuevo por Corcuera, dispuestoa ultimar la empresa que había meditado, sin arredrarse por la posición inexpugnable del enemigo; 26 muertos y 80

heridosle costó al Ejército el primer ataque sin conseguir ventaja alguna.

Este contratiempo no amengua el valor del soldado, y al siguiente día, tras terrible asalto, es tomada la fortaleza realizándosepara ello prodigios de valor temerario; en esta jornada modelaron nuestros soldados con ríos de sangre generosa la más gloriosapágina que registra la historia militar de la dominación española en Mindanao.

Después de penosa marcha por áspera pendiente, donde se hacía necesario trepar con el arcabuz colgado y entre los dientesla espada, ancho y profundo foso corta el paso á las trincheras enemigas; la daga y los crispados dedos substituyen á la escalaal trepar por los escalpes; numerosos soldados pagan con la vida su arrojo; el Capitán Ugalde recibe dos balazos; el MayorCorcuera, acribillado de heridas, hinca la rodilla en tierra y así continúa la defensa de su puesto; el temerario abanderadoAmerquita logra plantar su enseña sobre el parapeto Página 41enemigo, pero cae cubierto de heridas en la cabeza y garganta; Castelo ataca briosamente por el lado opuesto á los mahometanos,que amedrantados ya, son derrotados y huyen precipitándose por un derrumbadero, donde muchos pierden la vida; y cuando unnumeroso cuerpo de moros, conducidos por el mismo Corralat, atacan con furia salvaje, por la espalda, á fin de proteger alos del fuerte, el Capitán Becerra que cubierto de heridas se hallaba postrado, se presenta en la lucha sobre los hombrosde dos soldados, arenga á su tropa y acorrala al enemigo con tal coraje, que Corralat quedó herido, salvando la vida en fugaprecipitada.

Esta victoria, aunque costó sensibles pérdidas, elevó en alto grado nuestro prestigio, aparte del rescate de infinidad decautivos y el cuantioso botín que se recogiera.

La fama del triunfo repercutió á las islas más lejanas, y desde Joló doscientas familias solicitaron y obtuvieron establecerseen Zamboanga, donde fundaron el pueblo de Magay.

No fué suficiente castigo el que queda relatado para que depusieran su actitud belicosa los Mindanaos, ni tampoco para hacerlesdesistir de sus expediciones pirateras; lo que sabido por

«Almonte» á la vuelta de las Molucas se entró por la Sabanilla (bahíaIllana) en 1639 con tropas escogidas sacadas de Molucas y escogido contingente de españoles é indios, mas los auxilios