Tratado Metódico y Práctico de Materia Médica y de Terapéutica--Tomo Primero by Alexis Espanet - HTML preview

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§ III.—Efectos terapéuticos.

1.º Estado prodrómico. —Por variados que sean los síntomas nerviososdel acónito, tienen relativamente una marcha mas constante que enotros medicamentos, y una fijeza de accion mas pronunciada. Estecarácter de fijeza se hace aun mas notable en sus síntomas flegmásicos(período agudo), nuevo motivo para referirle al elemento inflamatorio.

Distinguimos en las enfermedades dos especies de fenómenos nerviosos:los de los prodromos debidos á la impresion de la causa morbosa, y losque suscitan las simpatias de los órganos profundamente atacados, ó laafeccion de los sólidos y líquidos que reaccionan sobre los centrosnerviosos. Estos dos órdenes de síntomas tienen sus análogos en el acónito y en otros varios medicamentos. Los primeros pertenecen alperíodo prodrómico, y los segundos al sobreagudo y diatésico. Veamos losprimeros.

El frio y calosfríos cutáneos del acónito son esteriores, peroprecedidos de indisposiciones internas, de bocanadas de calor y de frioprocedentes del interior. Estas sensaciones internas que se desplegan enla superficie, en frio mas ó menos intenso con azulamiento limitado delos dedos de las manos, sin impresiones lineales en los miembros, seprolongan por algunas horas, rara vez por dias, hasta que el sistemacirculatorio empieza á intervenir activamente. El espasmo contractivo delos capilares determina el éstasis sanguíneo en la periferia, éstasiseminentemente activo y espasmódico. Los vasos arteriales y el corazonmismo sufren una tension contractiva de sus túnicas musculares yfibrosas, que comunica al pecho un ritmo seco, 37 tenso, y provocapalpitaciones, ansiedades precordiales, síncopes.

Todo en la economía está vinculado al espasmo central; el cerebro por elvértigo, la sensacion de vacilacion, de contusion, de tirantez; elestómago por sensaciones análogas y por náuseas; el sistema muscular porsu debilidad, su endolorimiento, sus dolores erráticos y su lumbago; lapiel por su frio, su palidez, su sequedad; las mucosas en fin, por laaridez ó sus flujos espasmódicos. El moral produce la inquietud por lainstabilidad de las ideas, la falta de atencion; despues sobrevienenensueños angustiosos, delirio, ó ideas fijas muy tristes.

Los síntomas de parálisis que se hallan entre los efectos del acónito,proceden de varios casos de envenenamiento, que admitimos y mencionamosdesde este momento, aunque sus análogos sobrevengan en un estadoagudísimo ó crónico, porque entran en su esfera de accion como efectosde congestiones activas en los centros nerviosos. La esperimentacion enel hombre sano solo contiene los rudimentos tales como prurito conadormecimiento, sensacion de pesadez, convulsion, calambres.

No sucede lo mismo con los vómitos. Estos síntomas del acónito pertenecen todos á hechos tóxicos, y no podemos ver en ellos mas queesfuerzos eliminadores ocasionados por fuertes dósis. Reconocemos que elespasmo del estómago se eleve algunas veces hasta el vómito en el estadoprodrómico, y que este mismo fenómeno se produzca por otra causa, lacongestion por ejemplo, sobre el estómago, en los períodos prodrómico yagudo. Acaso sea necesario referir á esta categoría de síntomas lasensacion de frio en el estómago, 38 mientras que la ansiedad, laopresion, la angustia, el pulso pequeño y contraido, aunque debidos áintoxicaciones, pertenecen á la accion dinámica del acónito por suscongestiones y su accion sobre el corazon.

En los niños dominan los fenómenos convulsivos en el período prodrómicode las fiebres: este estado de eretismo espasmódico existe tambien enlas personas muy nerviosas, aunque en estas hay menos regularidad en eldesarrollo de los síntomas; en casos de esta especie es en los que el acónito cura afecciones para las que la manzanilla ha sido ineficaz,aunque este medicamento eminentemente nervioso parezca estar mejorindicado. En las personas muy linfáticas y de constitucion floja, el acónito tiene menos accion y desenvuelve menos síntomas nerviosos.

La grande utilidad de este medicamento está en las enfermedades febrilesde la infancia en la que el sistema nervioso nunca está completamentedominado por el sanguíneo; en esa edad de la vida vegetativa que precedeá la del sistema arterial. El acónito está tanto menos indicado en elviejo, cuanto mas predomina el sistema venoso y con él los síntomas deuna descomposicion incesante é irreparable. Entre estas dos épocas de lavida, hay una, en la que la circulacion arterial goza de toda suplenitud de accion desde la pubertad hasta la edad madura. En lapubertad sobre todo, esperimenta el organismo la necesidad de una sangremas rica y mejor oxigenada: el pulmon se hace el centro de una grandeactividad, ó de una formal indicacion del acónito en casos dados,hasta el momento de la edad madura en la que la actividad vital pasa alaparato digestivo.

En todo este período floreciente de la vida, el sistema 39 nervioso mejorarreglado por una hematosis mas perfecta, se sostiene con menosturbulencia en los límites de una marcha regular hácia la solucion de laenfermedad; á los síntomas prodrómicos suceden los fenómenos febriles.El aparato cérebro-espinal, que es el primero que sale delentorpecimiento, es el último que entra en la calma de una accion tanpoderosa y reguladora como conveniente á las últimas evoluciones de lavida vegetativa.

Pero prescindiendo de todas estas consideraciones, el acónito es unode los mas poderosos agentes de curacion en un gran número deenfermedades agudas durante su período de concentracion y espasmo, enaquel período en que el sistema nervioso es el único que parece está enaccion, y es tambien el mejor medio abortivo de ese mismo período, y porconsiguiente, preventivo de los siguientes. La designacion de estasenfermedades la harémos en el párrafo siguiente. Agreguemos, que si el acónito no se opone siempre á su desarrollo, contribuye al menos áregularizar su marcha, y que es útil para prevenirlas y para prevenirhasta esas fiebres temibles cuyos prodromos se adaptan á sus síntomas ytienen su punto de partida en los centros; esto es seguramente lo que laesperiencia ha debido enseñar á todo médico familiarizado con el uso deeste medicamento.

Las impresiones morales violentas en fin, como la cólera y el espanto,entran en su esfera de accion, porque siendo su efecto el de operar unaconcentracion sobre el cerebro ó el corazón, el alma se reacciona por unmovimiento de indignacion, de venganza ó de valerosa resistencia. Afalta de esta resistencia, el opio reclama la curacion. 40

Una congestion pasiva con estupor y estancacion sanguínea que proceda deotra causa, no es del recurso de acónito. La apoplejía misma no hallaen él un agente curativo, cuando árnica solo es preferible en susprodromos frecuentemente despreciados, desapercibidos ó muy rápidos;pero vuelve el acónito á tener lugar en el tratamiento, cuandohabiéndose vencido con otros medios la congestion, el corazon toma suinfluencia activa; en este caso, árnica ó algun otro modificador mejorapropiado, debe asociársele generalmente.

2.º Estado agudo.—El estado agudo de una fiebre francamenteinflamatoria escluye el predominio de los fenómenos nerviosos quecaracterizan los prodromos. Desde el momento en que el estadoespasmódico primordial termina sus calosfríos, el árbol arterial entraen accion simpática, y la participacion del corazon resume la afeccion,domina la escena.

Despues de mas ó menos tiempo de duracion de los calosfríos, lasbocanadas de calor que salen al esterior se hacen mas frecuentes, sepresenta la cefalalgia, se pronuncian mas algunos síntomas gástricos,desaparecen los dolores erráticos, se calienta la piel, la rubicundezreemplaza á la palidez, y las horripilaciones y la incomodidad dan lugará una sensacion de bienestar y de calor halituoso, á veces ardiente,pero menos intenso que lo que por su fuerza se pudiera creer.

Conveniente es observar que el calor interno se estiende rápidamente ála superficie siguiendo los gruesos troncos arteriales y las partes masvasculares. El pecho y cabeza no tardan en ponerse ardorosos y aun verseamenazados de congestiones peligrosas. A medida que la accion espansivase regulariza, los fenómenos locales se disipan, ó mas bien todo elsistema vascular 41 capilar se congestiona uniformemente, y la tension dela fibra se apodera de la turgencia sanguínea. Los síntomas varian pocoen los primeros instantes de una congestion inflamatoria sobre unavíscera ú órgano cualquiera, pero ofrecen particularidades cada vez masperceptibles á medida que el órgano se afecta, hasta que la flegmasía sedesarrolla con todo el acompañamiento de síntomas.

Esta regularidad en el desenvolvimiento de los síntomas febriles del acónito es tal, que la enfermedad aguda que se separa notablemente deella, no corresponde á este medicamento. El acónito, ha dichoHartmann, se dirige perfectamente á los síntomas nerviosos quedespiertan el consensus del sistema arterial y le dominan en el estadonormal. En este sentido, el acónito resuelve los espasmos como lafiebre: febris solvit spasmos. Sin embargo la influencia del sistemanervioso continúa haciéndose sentir en el carácter activo de losfenómenos y en un estado de tension de la fibra, tanto mas marcada,cuanto mas próxima se la observa á la época del estado espasmódicoprimitivo. Esta tension es la que, al parecer, tiene como comprimidoslos conductos de la periferia. Ningun medicamento, escepto la brionia en algunas ocasiones, es mas propio que el acónito para provocar yapresurar el que estalle. Su uso en semejante caso, es seguido de unsudor que alivia y que es con frecuencia el precursor de un sueñoreparador; sudor bien diferente del que se ha observado en algunosenvenenamientos por el acónito, y que es debido, mas que á su accionarmonizadora, á los esfuerzos eliminadores de la economía.

La flojedad subsiguiente al uso de este medicamento es tanto mas prontay útil, cuanto mas próximo se halla 42 el enfermo á la edad adulta, en laque la organizacion goza de la plenitud de la vida y de toda la energíadel sistema sanguíneo. La vida en el niño es ciertamente mas espansiva,pero se dirige lo mismo á la cabeza que á la piel; en el viejo, losmovimientos vitales se dirigen al interior, á los órganos secretorios, ysus condiciones patológicas son opuestas á las del niño. Esto esplica elpor qué la misma fiebre que con solo acónito se puede curar en eladolescente y el adulto, se ha de ayudar su accion con belladona, manzanilla ó café, en el niño segun el grado de predominio nervioso, óreemplazarle por la nuez vómica y el arsénico en los viejos.

Creemos haber dicho lo bastante para que el lector aprecie la utilidaddel acónito en las rápidas indicaciones siguientes.

El acónito es el medicamento mas importante de las afeccionesinflamatorias, esténicas, y de los órganos mas dotados de sangrearterial; aquellos en que domina la fibra muscular son del dominio de árnica, y se modifican especialmente por la pulsatila, si abunda lasangre venosa, y así sucesivamente para otros casos segun el carácterparticular de cada medicamento en su propiedad pirética y flogística.

La plétora simple por esceso de hematosis no es, como se ha dicho,propia del acónito. Es necesario para que este medicamento sea útil,que la plétora sea irritativa, arterial, mas bien por esceso deoxigenacion de la sangre en el pulmon, que por esceso de quilificacion:esta plétora del acónito afecta mas especialmente el pulmon izquierdoy el corazon; su efecto es casi nulo en el esceso de la hematosis,porque estiende su accion igualmente á la sanguificacion que á la vidavegetativa. La plétora general con movimientos tumultuosos 43 del corazon,congestion caliente de los capilares y una especie de seudo-adinamia, nocorresponde al acónito. Este es uno de los casos raros en que esconveniente la sangría depletiva, con la condicion de que se emplearáninmediatamente despues los medios higiénicos y terapéuticos capaces deprevenir este insidioso estado y de oponerse á la costumbre tan fatal delas sangrías.

Aparte de todo, la plétora es el efecto de una diátesis, en la que laprimera es el síntoma general ó local de un estado morboso, de unaafeccion especial. Las manifestaciones, ya de sangre, ya de bilis, ya delinfa, equivalen á un estado morboso con predominio de bilis, de linfa,de sangre. La lanceta no prueba mas la verdad de la poliemia, que elpurgante la de la policolia. No se debe atener el médico al efecto, sinoremontarse á su orígen, á la discrasia; pues si algunas veces, volvemosá decirlo, se necesita la sangría por la urgencia de los síntomas,preciso es no perder de vista que solo es un medio de llegar á los quecombaten la disposicion discrásica y dinámica del organismo.

El acónito no es en general análogo de las fiebres y flegmasías masque en sus prodromos y en el estado de simple agudeza ó de formacion delas congestiones activas. Deja de estar indicado desde que la congestionse ha localizado y que se prepara un trabajo de trasudacion, dehepatizacion, una alteracion cualquiera de los líquidos ó sólidos. Essin embargo cierto, que este medicamento goza algunas veces en elperíodo agudo de una facultad abortiva disipando la congestion antes quese desenvuelva una lesion.

Las congestiones activas recientes, ó en vía de formacion, semanifiestan por los síntomas generales nerviosos, 44 espasmódicos, ysanguíneos de la reaccion, por la tension de la fibra, por la alteraciondel órgano afecto y la laxitud, por el calor exagerado de la parte, porla tumefaccion, por los dolores tensivos y dislacerantes, frecuentementeacompañados de palpitaciones y ansiedad. Tales son tambien los síntomascorrespondientes al acónito, salvas algunas escepciones favorables álas personas muy nerviosas é impresionables. En estas personas, porpequeña que sea la irritacion, y aun por poco estendida que esté á lamembrana mucosa, da lugar á síntomas generales en los que el sistemanervioso juega el principal papel: como laxitud, dolores agudos,calosfríos, espasmos; el acónito no deja de estar indicado en ellos,aunque la afeccion local no tenga grande importancia por sí misma.

El éstasis sanguíneo en un órgano flogoseado no está en relacionterapéutica con el acónito; porque unas veces el entorpecimientonervioso existe por esceso ó por debilidad de la vitalidad, en cuyo casolos medicamentos indicados son: arsénico, opio, centenocornezuelo; en otras, es por la irritabilidad de la fibra, la cualreclama árnica; en otras, en fin, los tejidos se alteran, se forma unnuevo producto, y segun las circunstancias, pueden estar indicados la brionia, el azufre ó el fósforo.

Por otra parte, las congestiones y las flegmasías deben ser tratadas engeneral con relacion á la causa, aunque sin perder de vista el cuadrosintomático. A ninguna enfermedad se adapta mejor esta observacion que ála hepatitis producida por un acceso de cólera ó una alteracion moralviolenta. El acónito en estos casos debe asociarse á otros agentestales como la manzanilla y la brionia. 45

La atencion que debe prestar el médico á las causas morbosas, seestiende á todas ellas, como lo hemos indicado ya en la introduccion. Estan importante la consideracion de la causa, que sin ella, la ley de lasimilitud está mal establecida.

Todos los dias tratamos toses, diarreas,neuroses, congestiones y fiebres, con medicamentos apropiados á lascausas, con mas principalidad que á sus síntomas aparentes, como sucedepor ejemplo en las emociones morales, en el enfriamiento, en lainsolacion, en la cólera, nostalgia, etc.

Estraño es por lo menos que hombres que deben estar al corriente delprogreso terapéutico, acusen á los homeópatas de no tener jamás encuenta las causas, por atenerse tan solo á los síntomas de lasenfermedades que tratan. No es esta sola la acusacion que se dirige álos homeópatas, pues Mr. Trousseau se entrega al vano pasatiempo derelegar la homeopatía entre las doctrinas desechadas. La cuestion de lascausas no es ciertamente cuestion de homeopatía, sino de medicina y delarte de curar. No tenemos, no, la pretension de colocarnos comocampeones de Hahnemann, ni de erigirnos en críticos de un sistema; soloabrigamos el deseo de apreciar fielmente los trabajos de nuestrosantepasados y de observar atentamente el movimiento de la terapéutica.Volvamos á nuestro objeto.

Para determinar con exactitud los casos de susto y de cólera propios de acónito, es necesario recordar que el espíritu debe reaccionar por unsentimiento afectivo cualquiera, porque la pasibilidad relegaria estoscasos á las atribuciones de otros medicamentos. La reaccion del moraldisipa el abatimiento físico, vuelve las fuerzas, apresura la solucionde la concentracion y conduce á una espansion febril. El acónito seopone entonces eficazmente 46 á toda localizacion, generalizando primeroel movimiento espansivo y debilitando despues la sobreactividad de lacirculacion.

El papel activo del acónito le escluye del tratamiento de lascongestiones pasivas y de todas las flegmasías y fiebres de carácteradinámico ó de postracion, como sucede en las neumonías de los viejos yen la fiebre tifoídea en su segundo período; así como tambien suespecialidad de accion no corresponde al tratamiento de la metritispuerperal, de la flebitis y otras afecciones de este género.

Todas las inflamaciones de las mucosas y todas las flegmasías propiasdel acónito son muchas veces fáciles de designar, y su eficacia secomprende fácilmente en afecciones como la angina, la amigdalitis, lagastritis, etc. Sin embargo, la inflamacion del oido no le pertenece,como lo verémos estudiando la pulsatila; se comprende tambien sueficacia en los períodos de invasion y agudo de las enfermedades agudas.Entremos en detalles.

Corresponde á la pleuritis, neumonitis y á cualquiera otra afeccionaguda del pecho, por la fiebre, la turgencia de la cara, las punzadas enel costado, la tos dislacerante, y por el terror, la agitacion, laansiedad estrema, síntomas característicos de esas especies deflegmasías en que la respiracion está comprimida. Su indicacion en laneumonía no se estiende mas allá de los síntomas que manifiestan unacongestion mas ó menos violenta; porque los esputos rojizos pertenecen ála brionia. Una neumonía, sin embargo, puede ser parcial y renovarsesobre otro punto, mientras que la parte del pulmon afectadoprimeramente, ofrezca un grado mas avanzado de la enfermedad, lo cualesplica 47 la necesidad de volver á veces al acónito, si bien por pocotiempo.

En la simple pleuritis, este medicamento solo está indicado por lafiebre y la fluxion local. El efecto debe ser pronto; y sin aguardar masde un dia, se debe recurrir al árnica ó á la brionia, generalmente áeste último, mas tarde ó mas temprano, para evitar la exudacion y el quese formen falsas membranas. La pleuritis crónica reclama generalmente el ranúnculo escelerado, la cebadilla y el sulfuro de cal. Dirémos alefecto y con relacion á todas las fluxiones y congestiones posibles, quecuanto mas activas y de sangre roja sean, hasta el derrame plástico,tanto mas indicado está el acónito en su principio; pero el tiempo desu uso será tanto mas corto, cuanto mas rápida sea la marcha de laenfermedad.

Las afecciones catarrales reclaman el uso del acónito en aquelloscasos principalmente en que la flegmasía local domina á la fiebre, perocon la condicion de que esta haya precedido, aun cuando ya no exista. Latension, el eretismo, una cefalalgia obtusa, frontal, dolores erráticos,sed y la sequedad de las superficies exhalantes le indicansuficientemente; y si la causa ha sido un aire frio y seco, el acónito la combate con ventaja; todas las flegmasías están en este caso, hastael punto que si la pleuresía no reconoce esta causa, no es propia de acónito.

Debemos confesar que se abusa de este medicamento en estas especiesmorbosas, porque es raro que no ofrezcan alguna relacion terapéutica;pero estas relaciones son mas propias de otros medicamentos que obrensobre el sistema sanguíneo. La tos fuerte, llena, por ejemplo, no es maspropia de él que la diarrea catarral 48 ó la otitis y la otorrea de lamisma naturaleza. ¿No se ha dado inútilmente el acónito en muchasbronquitis y gripes, que la brionia, la cicuta, el mercurio y la escila hubiesen curado en menos tiempo? Permítasenos una reflexionrespecto á las bronquitis de los niños. Cuando la tos es húmeda, traganá veces masas considerables de mucosidades que no saben espectorar,resultando un embarazo gástrico para el que un ligero purgante esfrecuentemente muy oportuno, pues tiene la ventaja de desobstruir lasprimeras vías y determinar una revulsion favorable sobre el tubointestinal; pero una dósis de emético en lavativa ó de vino emético,seria aun preferible por los efectos especiales del tártaro estibiado.

Otra observacion más relativa á los niños. Desde que se observa en losniños una tos que por sus accesos mas ó menos violentos con ronquera enel intérvalo, se teme la invasion del crup, es conveniente agregar el sulfuro de cal al acónito, alternándoles á intérvalos mas ó menosaproximados. El acónito es, en fin, el primer medicamento que se debeemplear en el crup sin insistir mucho, si en poco tiempo no produce unamejoría sensible. La formacion de una simple exudacion en las amígdalasle escluye formalmente; se debe recurrir al mercurio, iodo, bromo, sulfuro de cal, á menos que no se prefiera alternarle con la ipecacuana ó la brionia por algunas horas.

Los síntomas del acónito son análogos á los de la angina de pecho, alasma de Millar, dolor violento detrás del esternon, en la region delcorazon, reproduciéndose por accesos. Esta afeccion está siempreasociada á una sensacion de debilidad y á un vértigo que puede elevarsehasta el síncope; el arsénico participa 49 como el acónito de loshonores de la curacion. Hablamos aquí de esta neuralgia en consideracioná su agudeza y á su sitio.

La peritonitis reclama acónito en su período de concentracion, conansiedad, calosfríos violentos, pulso pequeño y contraido, alteracion dela cara. Es muy poco útil en el primer período, en el estado agudosimple, á no ser que no se le ayude con otro medicamento mas apropiado,y es menester aproximar las dósis sin insistir mucho.

Conviene mejor enla gastritis y enteritis que reclaman dósis repetidas con insistencia,mientras que la enfermedad no se agrave, ó por poco que se alivie, puespuede bastar por sí solo para triunfar, cuando es simple; la colitis,cualquiera que sea, obtiene del acónito muy pocas modificacionesfavorables.

En las afecciones reumáticas, bien se puede decir que el acónito soloes apropiado á la forma febril; se le puede administrar en el período deagudeza, pero no es indispensable; la brionia llena la indicacion defondo, y muchas veces hasta de forma, es decir, que corresponde á lanaturaleza de la enfermedad, así como á su modo de manifestacion.Citamos la brionia como un medicamento generalmente indicado en estasafecciones, sin prejuzgar otros, tales como: zumaque, nuez vómica, belladona, mercurio, quina, tártaro estibiado, etc. En laelectividad propia de los medicamentos, unos se dirigen al corazon,otros á las membranas serosas, este á la cabeza, aquel á los nerviosespinales. Hé aquí algunos datos sobre las fiebres reumáticas en elprimer período, cuando el acónito puede disputar la indicacion á otrosmedicamentos.

Desde los primeros síntomas de la invasion, cuando 50 el diagnóstico estáaun indeciso, el acónito está indicado. Obra siempre muy bien,cualesquiera que sean las partes afectadas: las membranas serosas, lostejidos fibrosos y tendinosos ó aponeuróticos, con tal que hayatumefaccion inflamatoria fija, ardores febriles, dolores lancinantes ytensivos, pesadez y dolor por el movimiento y el tacto, y sensibilidadesquisita de la parte. Pero cuando estos casos son debidos á unprincipio gotoso, reclaman la quina, la sabina ó el árnica,mientras que si el frio húmedo ó el contacto del agua es la causa de laafeccion reumática, el zumaque venenoso ó la dulcamara deberáadministrarse prontamente en lugar del acónito; la brionia lereemplaza frecuentemente ó le sucede bien pronto cuando hay eretismo,dolor violento en la cabeza é hinchazon roja y lustrosa de la parteafecta, acompañando á esto grande susceptibilidad y doloresintolerables. El sudor en estos casos contraindica el acónito y requieremas bien mercurio, ó tártaro estibiado; el acónito corresponde, enlas fiebres reumáticas, si el calor es halituoso ó madoroso todo lo más.

Omitimos hablar de una multitud de flegmasías en las que el acónito solo cubre ó está indicado en el principio y primer período de agudeza,pues juzgamos que el lector no olvidará los principios que deciden suuso. Así pues, la inflamacion de los órganos en que no abunda la sangrearterial, es poco ó nada análoga á este medicamento: tal es la oftalmía,que para exigir acónito, debe tomarse en sus prodromos, antes delestado inflamatorio, lo cual sucederá rara vez. Mas la oftalmía franca ócatarral, que se puede denominar erisipelatosa y en la que los tejidospróximos al ojo están mas afectados que este órgano ó la conjuntiva,pertenece 51 al acónito, aun cuando bien pronto son otros losmedicamentos oportunos.

El tratamiento de la mayor parte de las fiebres exantemáticas empiezapor la brionia ó por el acónito, segun la causa de su especialidadespansiva y de su accion regularmente inflamatoria. La belladona yla pulsatila tienen especialidades mas estensas que las de losanteriores en iguales casos, y aun superan al acónito; preceden por elcontrario con ventaja el azufre, mercurio, zumaque venenoso, staphisagria y brionia en las afecciones eruptivas febriles en queestos medicamentos puedan estar indicados. La miliar febril simple, ysobre todo la purpúrea, es muy propia de acónito, así como algunasvariedades pertenecen á la belladona y al zumaque. El acónito esmas eficaz que la belladona en el tratamiento de la escarlatinacomplicada con la púrpura, si bien es