desarmado
y
sin
temor,
que
el
conde
es
ido
a
la
caza
a
los
montes
de
León.
Rabia,
le
mate
los
perros
y
águilas
el
su
halcón,
y
del
monte
hasta
casa
a
él
lo
arrastre
el
morón.
Ellos
en
aquesto
estando,
su
marido
que
llegó:
—¿Qué
hacéis,
la
blanca
niña,
hija
de
padre
traidor?
—Señor,
peino
mis
cabellos
péinolos
con
gran
dolor,
que
me
dejéis
a
mí
sola
y
a
los
montes
os
vais
vos.
—Esa
palabra,
la
niña
no
era
sino
traición.
¿Cuyo
es
aquel
caballo
que
allá
bajo
relinchó?
—Señor,
era
de
mi
padre,
y
enviáralo
para
vos.
—¿Cuyas
son
aquellas
armas
que
están
en
el
corredor?
—Señor,
eran
de
mi
hermano,
y
hoy
os
las
envió.
—¿Cuya
es
aquella
lanza,
desde
aquí
la
veo
yo?
—Tomadla,
conde,
tomadla
matadme
con
ella
vos,
que
aquesta
muerte
buen
conde,
bien os la merezco yo.
Pudiéramos además dar otra versión de este mismo tema recogida en otropueblo del campo de Andalucía; pero nos abstenemos por
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